Posteado Mar 30 Jun 2009 - 9:00
El Unicaja está a punto de decir adiós a uno de sus jugadores históricos. El futuro de Carlos Cabezas, santo y seña del club de Los Guindos durante las últimas nueve temporadas, se aleja de Málaga. Lo que parecía imposible fue tomando cuerpo durante una temporada marcada por el distanciamiento entre las partes y por dos intentos baldíos de negociación. Pero aún así, resulta duro de digerir y difícil de creer. La historia entre el base malagueño y la entidad cajista está agotada. O un milagro en forma de jugada maestra desde la cúpula del banco lo remedia, o el internacional anunciará en los próximos días su marcha al Khimki de Sergio Scariolo por las tres próximas temporadas.
Desde el pasado sábado, tal y como adelantó este periódico al desvelar la existencia de la oferta del conjunto ruso al canterano y sus detalles, Cabezas, que disfruta de unos días de vacaciones fuera de Málaga, ha considerado los pros y contras de una propuesta suculenta en lo económico, pero, sobre todo, acorde con el reconocimiento a su valía como jugador. Es el intangible con el que el Khimki y su entrenador, Sergio Scariolo, ha jugado para convencer al malagueño y motivarlo a dar el salto a la Liga rusa.
Comparación
Cuesta calibrar en su verdadera medida la pérdida de un jugador como Cabezas. Hombre de la casa, arraigado en el club y entre la afición y de una incuestionable calidad, su fichaje por otro equipo se presume como una noticia de difícil digestión para la familia cajista. Quizá su adiós sólo sea comparable a la marcha en su día de Nacho Rodríguez o Jorge Garbajosa. Sólo nombres de este calibre tuvieron para el club un peso como el del base salido de Los Guindos. Sin embargo, las circunstancias de salida de uno y otro no resultan comparables. Garbajosa abandonó el club tentado por la aventura americana; Nacho Rodríguez, por la legítima ambición de ganar títulos cuando el equipo malagueño no estaba en disposición de ofrecérselos.
En el caso de Cabezas, la marcha obedece al simple y llano agotamiento de una relación deteriorada sobremanera durante los últimos años. Ni el Unicaja ni el jugador, en la persona de su representante, supieron gestionar el trato. El proceso de ampliación de su contrato, primero, y de renovación, después, acabó por dinamitar el escaso afán de entendimiento existente. Las culpas se reparten entre ambos bandos. Explicarlo todo en función de cantidades y mejoras salariales se antoja ciertamente como un planteamiento simplista.
Detrás de las pretensiones conocidas de Cabezas de aumentar su caché, un aspecto igualmente mal gestionado desde su entorno al hacer de su salario un asunto de dominio público, se encuentra la exigencia de un reconocimiento a su aportación al equipo que entiende que no se ha producido. Irregular en ocasiones; descentrado en otras, pero siempre preparado para aparecer en el momento oportuno como el jugador decisivo que da victorias. La prueba más evidente, la última eliminatoria de cuartos frente al Gran Canaria, cuando una canasta suya en el segundo encuentro evitó que la temporada malagueña concluyera en catástrofe.
Sin cambio
Aquel episodio parecía que podría alterar el rumbo de los acontecimientos tras un año de distanciamiento y bajo el continuo runrún de la mala relación entre Cabezas y Aíto, surgida a raíz de la exclusión del malagueño de la lista de seleccionados para los Juegos Olímpicos. Sin embargo, no hubo cambio alguno. La entidad de Los Guindos se apostó en una propuesta alejada de las pretensiones del internacional bajo la certeza más absoluta de que nadie la alcanzaría o, que en caso de hacerlo, dejaría abierta la puerta al derecho de tanteo. Pero la jugada no salió como se esperaba. Finalmente, el mercado europeo ha puesto precio al base salido de Los Guindos. Y esa cantidad no entra dentro de los planes del Unicaja.
El nuevo proyecto parece marcado por una política de contención salarial de la que ni siquiera se escapan los tótems de su primera plantilla. La marcha de Cabezas ahora coloca al club ante la necesidad de reorganizar su plantel en lo relativo a cupos. Aunque la reciente nacionalización de Rafa Freire, base júnior muy del agrado del técnico, alivia un tanto la situación, el club malagueño deberá buscar un nuevo director de juego para acompañar a Omar Cook. Candidatos no han faltado, aunque el único con contactos reconocidos es Marcelinho Huertas, tal y como admitió su representante, Miquel Solá, a los micrófonos de Punto Radio Málaga.
SUR.ES[/URL]http://www.diariosur.es/20090630/deportes/unicaja/unicaja-pierde-carlos-cabezas-20090630.html