Sobre Maresca, que llega muy avalado por el conocimiento personal del director deportivo, Antonio Fernández, pesan dos únicos argumentos para la duda. Uno es el hecho de estar sin equipo, aunque se entrenaba con uno de sus ex equipos, el Fiorentina. El último precedente de este tipo es el de Iván Rosado (que estaba corriendo en Madrid cuando le llamó Muñiz) en enero de 2007. El segundo, que es un futbolista al que le cuesta jugar un número alto de partidos por temporada. Basta repasar su etapa en el Sevilla (29 partidos en la temporada 2005-06, 25 en la 2006-07, 21 en la 2007-08 y otros tantos en la 2008-09).
En Sevilla, su cénit
Fue en la ciudad hispalense donde Maresca alcanzó su mayor nivel futbolístico. En la Juventus nunca llegó a cuajar, pese a que se intuía su gran proyección, y entre sus cuatro años en Sevilla, sin duda el mejor fue el primer curso, a las órdenes de Juande Ramos. Marcó ocho goles y fue nombrado el mejor jugador de la final de la Copa de la UEFA de 2006, en la que su equipo goleó al Middlesbrough (4-0), con dos tantos suyos.
Manolo Jiménez no tuvo tanta confianza en sus posibilidades, y Maresca recaló la pasada campaña en el Olympiacos, aunque a finales de agosto rescindió de forma voluntaria su contrato. El centrocampista se convierte, además, en el primer italiano de la historia del Málaga en todas sus etapas. La última temporada dispuso de un jugador con pasaporte de este país, aunque argentino de nacimiento, Forestieri, y en los cincuenta tuvo a prueba, sin fichar, al espigado Milani.