Examen de septiembre para el Málaga
La visita a Zaragoza encierra más importancia de la aparente ante el difícil calendario como localLas expectativas que suscita el nuevo proyecto precisan un buen comienzo deportivo para evitar las dudas en el entorno
«Este es un proyecto precioso, pero también este es un momento difícil, porque es el comienzo y todo el mundo está valorando qué tal es. Es fundamental que arranquemos bien para que esto salga adelante». De esta forma tan sucinta resumía el delantero Sebastián Fernández el presente del Málaga. El club ha batido récord de inversión, y las expectativas nunca fueron tan altas en la máxima categoría. Ahora lo que queda es que el trabajo de la plantilla y del cuerpo técnico ofrezcn resultados que concuerden con las esperanzas generadas. Pero el centro del debate puede estar ahora en conocer si el entorno será paciente con el primer mes y medio de competición del equipo.
Porque el calendario no es especialmente propicio, más allá de que un aspirante a la zona media no debería ver como inaccesibles determinados partidos que sí lo parecen para otro conjunto que sólo opta a la salvación.
La realidad dicta que el Málaga no ha puntuado tras la primera jornada (1-3 del Valencia) y que los tres siguientes rivales en La Rosaleda son difíciles sobre el papel: Sevilla (domingo 19, a las 21.00 horas), Villarreal (el día 25 o 26) y Real Madrid (16 o 17 de octubre). El duelo contra el conjunto blanco cerrará unos primeros cuarenta y cinco días especialmente exigentes, por lo que cobra importancia el papel del Málaga en las salidas. Ahí sí se va a encontrar a priori con un mayor equilibrio de fuerzas en cuanto a los rivales: el primero de ellos, el Zaragoza el domingo (17.00 horas), y después el Getafe (miércoles 22) y el Almería (2 o 3 de octubre).
Reválida
De alguna manera, la reválida en La Romareda es como un examen de septiembre para el Málaga, por más que resulte sorprendente a estas alturas de la temporada. La importancia de comenzar bien la temporada es evidente, cara a generar confianza en el entorno de aficionados y medios, y para elevar el nivel de autoestima de la plantilla, lo que daría a cada jugador más opciones de llegar a su mejor registro.
Por el contrario, una derrota en Zaragoza colocaría ya al equipo entre los últimos de la clasificación, si no como colista, y abriría de forma automática un debate sobre la idoneidad del proyecto. En este sentido, el nuevo derrotero de la entidad es especialmente susceptible de discusión. En la calle ya se cuestiona si está justificado el gasto de 17 millones en nueve jugadores (más de dos de inversión media en cada uno), cuando la mayoría no se ha ganado aún un nombre internacional o una fama en la Liga española.
Otra de los posibles críticas iría dirigida al cuerpo técnico y al nuevo esquema de juego que se ha implantado, un 4-3-3 en el que, por lo que se pudo ver en el partido contra el Valencia, es fundamental que el equipo mejore mucho en la presión y en las ayudas defensivas.
Que el Málaga complete un buen arranque liguero, o al menos uno aceptable, parece necesario, pero tampoco será un objetivo fácil si se valora que la plantilla se cerró tarde y que varios jugadores no han completado la pretemporada con regularidad, entre ellos el recién llegado Stadsgaard o los mundialistas Quincy y Sebastián Fernández. Además, las lesiones de Apoño y Duda, jugadores clave, han sido otro inconveniente serio. Aunque el primero ya está de vuelta, lo hace con menor rodaje que sus compañeros, mientras que al luso, operado de pubis, no se le espera al menos hasta noviembre.
El Málaga no pudo ganar al Zaragoza en ninguno de los cuatro partidos oficiales (entre Liga y Copa) disputados contra él durante la temporada anterior: se dieron tres empates y una derrota, esta en el torneo de la regularidad y en La Romareda. Sin embargo, ahora parecen haberse cambiado las tornas. Si el Málaga, con un nuevo propietario, ha elaborado un proyecto ambicioso, en la entidad maña, que tiró la casa por la ventana en enero para optar a la permanencia, se ha optado por la cautela. Se quedó una plantilla muy corta y se acaban de cerrar dos fichajes de jugadores que estaban en paro.
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