SCHUSTER, ABIERTO A NEGOCIAR
No descarta renunciar a los cuatro años que le quedan y a la elevada indeminización en caso de destitución para firmar por una sola temporada
«Si para defender a mi equipo y a mi club tengo que criticar lo que sea, lo haré; nunca voy a quedarme de brazos cruzados», dice Schuster Salvo sorpresa, los propietarios apoyarán la decisión de los dirigentes mientras que Schuster está seguro de que estos ya la tienen tomada El técnico ha preferido acaparar toda la presión, convencido de que si hubiera ido dirigida a los jugadores habría sido más complicado salvarse El distanciamiento entre el alemán y los dirigentes es muy evidente y se acentuó después de las críticas de Schuster antes del partido del Villarreal
El técnico medita plantear otro contrato para seguir en el Málaga y renunciar a las cuatro temporadas que le quedan MÁLAGA. «De verdad, el contrato no es un problema», suele decir Bernd Schuster a sus más cercanos. Feliz, sonriente, distendido, el entrenador del Málaga solo cambió el rictus antes de embarcar en la T4 de Barajas al referirse a sus declaraciones minutos antes en Onda Cero, en las que dejaba entrever su marcha. «Lo que he dicho no es ninguna novedad. La impresión que tengo es que no quieren que continúe, pero ya lo he repetido muchas veces y lo sabes bien: quiero seguir. Quiero seguir yo y quiere seguir mi equipo», le recalcó a este periodista poco antes de tomar el vuelo de regreso desde Madrid. Por eso, no sorprende lo que el alemán le ha transmitido a su grupo de amigos y fieles: la opción incluso de renunciar a su actual contrato y firmar por una sola temporada. No se descarta que lo ponga sobre la mesa cuando se reúna con los dirigentes del club en las próximas horas.
«El alemán es el alemán», es una frase que suelen emplear los que conocen bien a Schuster. Las formas siempre lo perjudicaron, primero en su etapa como jugador y después como entrenador. En el Málaga no ha sido una excepción durante estos meses. «Si para defender a mi equipo y a mi club tengo que criticar lo que sea, lo haré. No voy a quedarme de brazos cruzados. Si no soy yo el que saca la cara contra los árbitros, el que debe calentar un partido decisivo (se refería al del Villarreal) o el que debe motivar a los jugadores, ¿quién lo va a hacer?», reflexionaba la semana pasada ante un amigo.
Declaraciones polémicas
‘El alemán’, como se le conoce en el mundillo futbolístico, ha generado no pocas tempestades con sus declaraciones esta temporada, pero tiene la teoría de que los partidos no se ganan solo en el terreno de juego. «Si no hubiéramos logrado los puntos de Villarreal...», recalca. Por eso dio por buenas sus críticas a los dirigentes aun a sabiendas de que causaron un profundo malestar y, también hay que decirlo, el comienzo de un distanciamiento más evidente. Y en el caso de los aficionados él no lo dice (quizá nunca lo haga), pero siempre ha preferido acaparar él toda la presión, convencido de que si hubiera ido dirigida a los jugadores habría sido más complicada la permanencia.
Schuster quiere seguir por encima de todo. «Me fastidiaría mucho que viniera otro a recoger los frutos de nuestro trabajo con lo que hemos peleado, nosotros los técnicos y los jugadores», expresa el entrenador, que incluso con sus más cercanos elogia a la plantilla: «Si ellos no hubieran creído, no lo habríamos logrado. Han estado siempre con nosotros, así que no les puedo pedir más». Pero en este punto conviene destacar que los veteranos sí creen (y así se lo expresaron hace dos domingos, sin ir más lejos) que le ha faltado tener más firmeza en ocasiones («más mala leche», es la expresión que ellos utilizan privado).
Pero, a unas horas del cónclave definitivo, ¿cómo están las posturas? La propiedad, tan decisiva en su elección, no se pronuncia de momento. Se intuye que Moayad Shatat daría el visto bueno a lo que digan los dirigentes –en el 95 por ciento de las ocasiones los ha dejado hacer, como una muestra de absoluto respaldo a su gestión–, pero está por ver qué piensa el otro vicepresidente, el no ejecutivo, Abdullah Ghubn, fuera de la escena, pero indudablemente con un peso enorme y siempre al lado del jeque Abdullah Al-Thani.
Recelo mutuo
En lo que respecta a los dirigentes y al entrenador, existe un recelo mutuo que, dicho sea de paso, no es difícil de percibir. No es que sea poco disimulado, pero casi. Schuster cree que los dirigentes tienen tomada su decisión desde hace semanas y que, igual que al director deportivo, Mario Armando Husillos, se le han dado plenos poderes en la planificación sin contar con él para fichar ya a jugadores, está convencido de que el hispanoargentino es el que lo quiere echar y que está buscando nuevo entrenador (incluso sospecha que ya elegido) desde abril.
Entre los dirigentes lo que se pensaba la semana pasada, después de sus declaraciones el viernes y el sábado anteriores, es que Schuster quería forzar su salida y que por esa razón criticó a los dirigentes y a los capitanes. La continuidad pasa obligatoriamente por ver a un técnico más comedido y prudente en sus comparecencias.
¿Y la plantilla? En las declaraciones, en los comentarios en privado y en determinados gestos se antoja que están con el técnico. A los dirigentes no les llega con tanta rotundidad. Pero lo más curioso es que los ‘pesos pesados’ del vestuario –esos a los que el club invitó a comer recién llegado Husillos para agradecerles su implicación– fueron los primeros en saber, por boca de Schuster, que la semana pasada, en un contacto informal, a este le dijeron los responsables del club que de la continuidad no se hablaría absolutamente nada hasta que se certificara matemáticamente la permanencia. «A los capitanes hay que darles su merecido lugar en todo esto», dice el alemán. Pero precisamente los capitanes creen que en momentos puntuales al técnico le ha faltado más mano dura ante según qué actitudes.
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