Clasificación Mundial 2010 | TURQUÍA 1 - ESPAÑA 2
España toma Turquía para reinar en Suráfrica
Lo bueno de ser campeón de Europa, además del hecho mismo de haber ganado el título, es el respeto que impones en los rivales, que ven en cada jugador a un campeón casi invencible. Saben que para ganar a España deben jugar mejor y dominar eso que llaman el otro fútbol. Factores intangibles, que se escapan de las tácticas y en muchas ocasiones marcan la diferencia entre un equipo campeón y un simple aspirante. Uno de esos factores es la fortuna, que acostumbra a viajar en la maleta de los campeones, y el carácter ganador, creerse mejor que los demás. Cuando a España le falla el fútbol, le acompaña la fortuna, el saber estar, el otro fútbol o como quieran llamarlo. Y lo que nunca le falla es el carácter, la ambición, la confianza en que son mejores que los demás y pueden ganar a cualquiera. Así es ahora España, una selección que se cree invencible.
En Turquía ganó España cuando parecía sin argumentos para lograrlo y da un paso enorme para estar en el Mundial de Suráfrica 2010. Suma ya la Selección 31 partidos consecutivos sin perder, superando el récord establecido en la época de Clemente, y sólo Bosnia parece en condiciones de hacer cosquillas a España, porque asustar, lo que se dice asustar, a la Selección no le asusta nadie. Y Del Bosque ya es el seleccionador debutante con mejor estreno: nueve victorias de inicio.
El panorama en Estambul fue sombrío durante toda la noche, la Selección no se sintió nunca cómoda, no jugó bien, Turquía llegó a tomar ventaja en el marcador, de forma injusta eso sí, pero España nunca renunció a la victoria, ni cuando más lejana parecía y en ningún momento se sintió inferior. Carácter ganador se llama eso. Confianza en sí mismos.
Del Bosque renunció a un delantero, Villa, al que dejó en la grada, y buscó salida por las bandas con Riera en la izquierda y Silva en la derecha. Xabi Alonso y Senna ocuparon el centro y Xavi apareció como enganche, por detrás de Torres. La teoría podía ser buena, pero la práctica falló. Silva se sintió incomodísimo en la derecha, fuera de su posición natural, y Fernando Torres completó el peor partido que se le recuerda con la Selección en el último año y medio. Se le vio más presionando la salida de balón de los centrales turcos que aportando cosas en ataque.
La Selección nunca logró imponer su clase, su juego de toque y Turquía, más por el empuje al que llevaba su condición de local que por su verdadera categoría, asustó durante una hora.
Jugaron con el viento a favor los turcos desde el minuto 25, cuando Senturk, el delantero de Aragonés en el Fenerbahçe, provocó la ira del estadio Ali Sami Yen, dormido desde que sonaron los himnos, cuando la afición otomana se había dejado la garganta pitando el español. Fue en agradecimiento a los silbidos que recibió el himno turco en el Bernabéu. El gol encendió, en el sentido literal, el estadio, que se llenó de bengalas, prohibidas por la UEFA.
Tuncay recibió en fuera de juego, por poco pero en fuera de juego, controló con apuros y cedió a Senturk, que marcó a puerta vacía. Mientras, Marchena y Piqué miraban la acción y su mayor aportación para tratar de impedir el gol fue levantar los brazos para reclamar la posición ilegal. Marchena y Piqué parecían mirar con anteojeras, mirando hacia delante e ignorando lo que sucedía a sus lados. Tuncay aprovechó la torpeza táctica de los centrales españoles para entrar en diagonal y ganarles la espalda. Y no fue la única vez.
Con los ánimos de la grada encendidos, Turquía se sintió superior, cerró espacios, España se sintió más incómoda y perdió el control de la situación hasta el descanso.
El paso por los vestuarios reactivó a la Selección, más activa y que en ningún momento se sintió amedrentada por las patadas turcas. Fue recuperando el control, Casillas apareció para que a los turcos se les quitara de la cabeza toda intención de lograr el segundo. Del Bosque movió el banquillo y la Selección acabó por controlar la situación y llevarse tres puntos
En el primer acercamiento peligroso, el balón llegó a la cabeza de Torres y su remate lo despejó con las manos Ibrahim Uzulmez. Xabi Alonso transformó el penalti y la Selección comenzó a acercarse a Suráfrica.
El billete, quizá definitivo para el Mundial, lo sacó Riera en el tiempo añadido. Güiza galopó por la derecha para llevar el balón hasta Riera, que batió a Volkan. Gol para cerrar el choque y poner rumbo al Mundial.
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