PEDRO LUIS GÓMEZ | .-
Pocas veces encontrará el Madrid esta temporada como visitante las facilidades de un rival e incluso el fervor de parte de las gradas como anoche en La Rosaleda. Una pena, pero es así. La semana de desprecio soportada por el club en sus carnes por parte de algunos enfervorizados hinchas periodísticos de la capital de España concluyó en una especie de sainete en el que todo parecía un montaje para que los chicos del lenguaraz Mourinho se exhibieran. No voy a perder el equilibrio mental como para echar de menos en el banquillo a Muñiz, Dios me libre, pero desde luego este carricoche en el que Ferreira se ha empeñado en montarnos no puede continuar mucho más tiempo. No se puede seguir perdiendo en casa y, lo que es peor, tomarlo como algo normal y habitual, lo mismo que alguien tiene que decirle que salir a jugarle al Madrid en zona es un suicidio, porque lo que ocurrió es que nos comieron sin piedad. Es la pena del fútbol: si juegas como lo hizo el Levante frente al mismo rival, a 'reventar' al contrario y parar el partido minuto tras minuto, incluso se oirá (como así ocurrió) de boca de cualquier 'tertuliano' que aquel día los blaugrana se dejaron la pie y se emplearon con ardor patrio; si sales como el Málaga, dejando espacios y sin malos modos ni rollos, entonces no solo te dejan en ridículo, sino que además dirán (ya lo verán) que somos una pena de equipo, y así lo leerán o escucharán en los próximos días. La vida es así. Si eres bueno se aprovechan hasta las moscas porque ni las espantas, y al Málaga de Ferreira le pasa eso, que es demasiado simplón, excesivamente diría yo. Encima, el Madrid no solo tuvo una alfombra sobre el terreno de juego, sino en las gradas. Apenas si sintió presión ambiental, y eso es indiscutible. Fue la vivida una noche muy triste para el malaguismo, y no solo por el 1-4.
El Málaga no está bien. Ni sus técnicos tampoco. Muy mal Galatto, muy mal los laterales Gámez y Mtiliga, y muy mal Apoño, que sigue sin coger la onda, y muy mal los otrora socorridos Rondón y Quincy... Encima de todo lo dicho, en esta tómbola benéfica que se ha convertido La Rosaleda, además del planteamiento, dos garrafales fallos con nombres y apellidos pusieron a los blancos (ayer negros y no por el esfuerzo) con un 0-2 que sentenciaba un partido que ya no tuvo color. Este Málaga no puede seguir siendo una especie de ONG que todo lo regala sin mirar para dentro. Esto ya empieza a preocupar y digo yo que alguna vez pararemos la hemorragia de puntos que estamos sufriendo en nuestra casa.
Perder contra el Madrid es lo normal. Lo lógico incluso. Lo que no puede pasar es que el rival, por muy Madrid que sea, se pasee por La Rosaleda. Fue una noche para olvidar y para no repetirla.
http://malagacf.diariosur.es/noticias/2010-10-17/llamada-malaga-20101017.html