Un nuevo fenómenoLa probable entrada de capital árabe en el Málaga supondría un hito en la Liga española La llegada de magnates extranjeros al fútbol español ha sido un fenómeno poco habitual y marcado por el escaso éxito deportivo. Fueron siempre inversiones nunca acordes a las expectativas generadas. Bien distinto es lo sucedido en otros países, en especial en el Reino Unido, en donde se han dado numerosos precedentes que guardan cierta similitud con el interés demostrado por el jeque qatarí Abdullah ben Nasser Al-Thani en invertir en el Málaga, todo un hito en nuestra Liga.
Si hubiera que ceñirse a lo acontecido en la 'piel de toro' no estarían nada fundadas las esperanzas en un hipotético salto cualitativo que pudiera dar la entidad de La Rosaleda, históricamente un club ascensor (su ciclo más largo en la élite, de siete campañas, fue hace poco tiempo, entre las campañas 1999-2000 y 2005-06) y que vive en la actualidad una de las mejores coyunturas en cuanto a respaldo de una masa social, con cifras cercanas a los 23.000 abonados. Pero no se recuerdan precedentes en el fútbol español de negociaciones con gestores árabes. La inyección de capital tuvo origen argentino casi siempre.
Cronológicamente, el primer caso fue el del Badajoz, en la etapa de poco más de tres temporadas (desde la 1998-99) del empresario de radio y televisión Marcelo Tinelli. El sueño era llevar por primera vez a la máxima categoría a este club extremeño, que no se caracterizaba por una nutrida afición. Tinelli, una cara famosa en el país latinomericano, se apoyó en otros empresarios (Hugo Issa, Eduardo Gamarnik y Juan Simón) y la sociedad Sport Management adquirió el 57 por ciento del paquete accionarial. La inversión, junto a la deuda que tenía el club, supuso un desembolso de tres millones de euros.
Si la llegada de capital qatarí al Málaga podría suponer que las miras se dirigiesen al mercado árabe de jugadores, con Tinelli el Badajoz puso sus miras en Sudamérica. En la campaña de su debut se fichó a dos brasileños, Sandro y Luis Fernando, y a ocho argentinos: Fernando y Patricio d'Amico, Limia, Romagnoli, Mauricio López, Bisconti, Giustozzi, Ezequiel Castillo y Mancuso, quizás estos dos últimos los de más nivel, aunque ya venidos a menos. Así, a la postre quizás la única aportación relevante fue la del primero de la decena de nombres citados, el central Sandro. La 'argentinización' fue tal que la indumentaria del equipo blanquinegro era de la firma Topper, y en la publicidad estática de El Vivero figuraban muchas empresas con actrividad preferente en Sudamérica, porque los partidos se veían en un programa de Tinelli.
Pésimas clasificaciones Cómo no, un argentino, 'Toti' Iglesias fue el elegido para entrenar (no pudo hacerlo por temas burocráticas y lo sustituyó Ziarreta). El equipo acabó decimocuarto. Peor le fue el siguiente curso, con la decimosexta plaza, que instaló en el entorno la desconfianza en el proyecto de Tinelli. No hubo mejoría la campaña posterior, con otra decimocuarta posición. En octubre de la temporada siguiente el empresario se desprendió del 99,4 por ciento de las acciones (ya pertenecientes al grupo Esfinge 20) del Badajoz con el equipo situado penúltimo, aunque llegó a salvarse del descenso. Tinelli dejó un 'agujero' de poco más de dos millones de euros, una cantidad respetable en Segunda, y vendió el club al portugués Antonio Barrasa. Ahora el cuadro pacense acaba de conseguir el ascenso a Segunda B, porque penaba en Tercera.
Otro argentino también ligado al sector audiovisual (en su caso, productor de espectáculos), Daniel Grinbank, se fijó en el Leganés, quizás por su proximidad a la capital de España y su potencial. Lo había intentado antes con el Valladolid, y la apuesta pareció más relevante cuando un técnico del prestigio de José Pekerman se instaló como director deportivo, con Carlos Aimar de entrenador. Corría el curso 2003-2004 y de una tacada llegaron quince compatriotas a la plantilla, lo que levantó severas críticas al convertirse en una sucursal del país latinoamericano. La lista la formaban jugadores con cierto nivel como Chamot, Federico Domínguez o Navas, pero junto a ellos un rosario de futbolistas mediocres: Kuhl, Mustafá, Alesandria, Pablo Rodríguez, el ex malaguista Calandria, Nicolás Medina, Turdó, Martín Vitali, Enría, Marini, Pietravallo y Leyenda. Para alimentar la polémica, salvo el primero, todos con pasaporte comunitario. Se dio la baja a diecisiete jugadores y quedaron sólo ocho españoles.
Pero el rendimiento de este equipo formado de forma artificial en muy poco tiempo no fue positivo. Sólo con dieciocho jornadas transcurridas de ese campeonato en Segunda (cuatro victorias, nueve empates y cinco derrotas), y con el cuadro 'pepinero' decimotercero en la tabla, Grinbank anunció su marcha argumentando razones económicas y volviendo a ceder el testigo a Jesús Polo, presidente del Leganés durante casi tres décadas. Fue un duro mazazo para el 'Lega', atrapado ya varios años en Segunda B.
La oscuridad rodea esta inversión. En principio Grinbank adquirió más del ochenta por ciento de las acciones del Leganés a Polo, pero después alegó que se marchaba por no poder hacer frente a un presupuesto de algo más de seis millones de euros para la temporada y se llegó a especular desde los medios con que no se había llegado a producir el desembolso de capital.
Algo similar a lo acontecido recientemente en el Xerez, de nuevo con protagonismo argentino. El joven Federico Souza adquirió el 52 por ciento de las acciones del club gaditano por tres millones de euros. Pero en realidad de esta cantidad abonó al dueño, Joaquín Morales, un tercio, y lo demás quedaba en plazos para julio y diciembre. Incluso, hay dudas sobre si ofreció tanto en el primer pago. Pero esta misma semana anunció su marcha, después del descenso del conjunto azulino a Segunda en la última jornada. Souza introdujo como asesor deportivo al ex defensa Lussenhoff, y su mayor aciero fue contratar a Néstor Gorosito como entrenador, con el que casi se consigue la proeza de alcanzar la permanencia para un equipo desahuciado. Sin embargo, el proyecto no ha tenido la continuidad deseada.
Si no son agradables los recuerdos del paso de Tinelli o Grinbank por Segunda o el efímero paso de Souza por el Xerez, qué decir del controvertido Dimitri Piterman, ex deportista ucraniano nacionalizado estadounidense. Todo lo que sucedía en torno a él se caracterizaba por la polémica. Ex atleta de triple salto, se dedicó después a los negocios inmobiliarios y, una vez asentado en España, compró el Tossa y, después, el Palamós, al que subió a Segunda B. En enero de 2003 adquirió el 24 por ciento de las acciones del Racing y lo compaginó con la propiedad de la entidad gerundense.
Acreditación para el banquillo La primera polémica llegó cuando se convirtió en entrenador sin título en el Racing. Se acreditaba como utilero, fotógrafo o periodista, al no disponer de licencia de técnico, pero al comienzo de la campaña 2003-2004 el empresario Santiago Díaz se hizo de nuevo con las riendas del club cántabro gracias al apoyo del resto de accionistas.
Fue entonces cuando Piterman lo intentó en el Alavés, que entonces estaba en Segunda. Como en el Racing de la campaña anterior, Chuchi Cos ejerció de entrenador, aunque el mando de facto lo tenía el ucraniano. Fichajes importantes como Bodipo, Bonano, Carreras o Nené condujeron al ascenso, pero los incidentes llegaron un año después: tres entrenadores (Cos, Monfort y Oliva), veto informativo a los medios de comunicación y un divorcio notario con las instituciones vitorianas. Se produjo el descenso a Segunda y en marzo de la campaña posterior, con los primeros impagos de nóminas a los jugadores, Piterman dejó la entidad vitoriana después de que un grupo inversor le comprase el 51 por ciento de las acciones. La deuda en sus cuatro años de gestión se multiplicó por tres hasta los 23 millones de euros.
http://malagacf.sur.es/noticias/2010-06-06/nuevo-fenomeno-20100606.html