Posteado Lun 18 Mayo 2009 - 9:26
Vaya por delante que la eliminatoria no está decidida. Queda al menos un partido. Dicho esto por primera y última vez, nada ni nadie puede negar que el Unicaja ha abierto las puertas al fracaso. El equipo malagueño falló sin paliativos en el partido superfundamental, en el choque que vale el 80 por ciento de la serie de cuartos, tal y como lo definieron los componentes y responsables de la plantilla malagueña durante la semana. El chasco fue mayúsculo. Posible de explicar, pero difícilmente justificable. Nervios, descontrol, discontinuidad e impotencia se dieron cita en el arranque de los 'play-off' ante el Kalise Gran Canaria. La ansiada hambre se tornó en ansiedad hasta el empacho en una prórroga, otra más, jugada sin el criterio necesario para ganarla (90-96). La esperanza ahora viste de amarillo.
El Unicaja está contra las cuerdas. Ha quedado arrinconado por deméritos propios. Su juego no lo hizo digno de mucho más que de forzar cinco minutos añadidos para intentar salvarse del desaguisado. Prórroga. Como en la Copa del Rey; como en la Euroliga. Detrás de cada varapalo se esconde el tiempo de prolongación, el gran talón de Aquiles del conjunto que entrena Aíto. Ayer volvió a disputarla sin la seguridad ni convicción necesarias, azuzado por los fantasmas de su pasado más reciente.
Llegado el momento, el Unicaja cargó sus esperanzas sobre las espaldas de un Haislip intermitente, perdido en una defensa efectiva, y sin la decisión de otras ocasiones. A pesar de todo, sus primeras acciones en el tiempo extra cimentaron las posibilidades de victoria (79-78, minuto 42). Pero el Kalise Gran Canaria demostró no sólo capacidad de respuesta, sino también decisión para marcar el ritmo de avance, como hizo durante casi todo el encuentro. Su trabajo sin balón asfixió al Unicaja, consumido entre pérdidas de balón. No había siquiera posibilidad de lanzamiento, mientras que su rival aprovechó el carrusel de faltas para sentenciar el choque con un parcial de 0-11 (79-89, minuto 44).
Enfado
Los triples de Cook, que relevó a Cabezas mediada la prórroga, apenas fueron una tirita sobre el tajo abierto por el Gran Canaria en el costado 'cajista'. Sus errores en el pase tuvieron un alcance infinitamente superior al de sus rachas de acierto -siete triples en ocho intentos- en la suerte del encuentro. El equipo de Salva Maldonado aprovechó cada una de ellas y cada error en el control del rebote para sentenciar con 22 puntos anotados en cinco minutos. Su triunfo puso patas arriba a una afición que lo dio todo sin recibir a cambio el precio exigido, la victoria, y que despidió a su equipo con el veredicto rotundo y claro de los silbidos. Al Unicaja no le queda otra que recuperar la confianza perdida con una gesta en el Centro Insular de Deportes.
Antes de todo ello, Berni Rodríguez tuvo en su mano evitar el desastre a falta de seis décimas con un lanzamiento debajo del aro taponado al alimón por Savane y Augustine y protestado con más ahínco que razón. Fue su tercera oportunidad para erigirse en salvador en un final de partido trepidante. A un triple de Sanders con el que el Gran Canaria adquirió una ventaja de un punto (73-74) a falta de 32 segundos, el capitán del Unicaja respondió con un tiro libre anotado en sus dos intentos. Tras el saque de fondo, Cabezas arrebató el balón a Sanders y lo cedió a Berni, que falló el uno contra uno ante Fischer, aunque el balón quedó a disposición de seis décimas, justo para fraguar un milagro en el tiempo muerto.
Pero la magia para resolver sin apenas tiempo había quedado consumida en la última acción del primer tiempo, cuando Ndong culminó con un mate un 'alley-oop' lanzado desde la banda por Cook. A fuerza de espectáculo, el cuadro malagueño conseguía marcharse al descanso con el mando en el marcador (37-35), su primera ventaja desde la primera canasta del encuentro.
Media docena de pérdidas en el primer cuarto condenaron al Unicaja a sufrir desde el comienzo. Su defensa no pudo sostener la reincidencia en el error. Mientras, su rival contaba con el equilibrio necesario para marcar distancias, las máximas de todo el encuentro (7-19, minuto 6), gracias sobre todo al acierto exterior de Norris. Aíto solicitó tiempo muerto, introdujo los primeros cambios (Berni Rodríguez y Archibald en lugar de Kelati y Ndong) y el equipo emprendió el camino hacia la remontada lenta, pero sostenida por la seguridad defensiva de la que había carecido en el arranque, ya que en los 15 minutos siguientes el Gran Canaria sólo pudo anotar 16 puntos.
Lesión
En casi todas las eliminatorias un suceso inesperado basta para marcar el rumbo. Recién iniciado el segundo cuarto, la estrella visitante, Carl English, cerró su participación en el choque por culpa de un esguince de tobillo. Una pérdida casi irreparable que el cuadro malagueño no supo paliar. La mayor profundidad de banquillo del Unicaja quedó en pura teoría. La baja del canadiense motivó una mayor presencia de Sanders, para el que su ex equipo no tuvo respuesta.
Su desparpajo y decisión en el perímetro puso en jaque a los locales. A pesar de estabilizar su defensa y comenzar a marcar tímidamente el desarrollo del duelo, el Unicaja no conseguía lanzar el zarpazo definitivo al choque. Lo intentó durante el tercer cuarto, pero Sanders se encargó de rebajar la máxima diferencia a su favor (51-45, minuto 28) con un triple inoportuno.
El ataque malagueño quedaba sujeto con pinzas. Contraatacar era imposible. El Gran Canaria empujaba al equipo de Aíto a buscar su anotación en molestos cinco contra cinco, al tiempo que se repuso del intento de despegue malagueño con la entrada en el choque de Moran. Ocho puntos consecutivos del irlandés devolvieron la ventaja a los visitantes en el arranque del último cuarto (60-63, minuto 34). Los triples de Cook fueron la única respuesta posible. El base con pasaporte montenegrino amagó con volver a lanzar a su equipo hacia la victoria (69-65, minuto 37). Pero entonces llegó la cruz desde el tiro libre. Los reiterados fallos sirvieron en bandeja la prórroga, y con ella, el desencanto.