En Montmeló, Sky Sports volvió a interrogar al director técnico de Red Bull sobre un posible futuro de rojo y Newey no quiso cerrar la puerta. "No lo sé. Necesito pensar en ello. En algún momento voy a tener que pensar en el futuro, pero por el momento mi concentración está en adelantar a los coches plateados", comentaba antes de la carrera.
Aparte de que todavía cree que es posible batir a Mercedes este año, algo que se puede tomar como un imperativo de su puesto, deja entrever que no tiene claros sus próximos pasos.
Luca di Montezemolo lo ha tentado en diferentes ocasiones, con respuesta siempre negativa. Newey explica el por qué. "No lo sé, quizá por una serie de razones se me ha ido pasando el tiempo", comenta este aficionado a los clásicos GT40, con los que compite siempre que puede en Inglaterra, algo que perdería si emigrara a Italia.
Motivos familiares
"A mediados de los 90 tenía hijos pequeños y no me sentía bien moviendo a mi familia de su casa, tenía ya los niños en el colegio en Inglaterra. Después, cuando mi tiempo en McLaren terminó, tuve otra oportunidad y trabajar en Ferrari habría sido un desafío, pero en ese momento aún era un equipo bien estructurado y competitivo, Ross Brawn había tenido un éxito importante", relata el creador de la saga que ha ganado cuatro títulos consecutivos entre 2010 y 2013.
Lo que siempre le ha movido para cambiar, según sus palabras es "un nuevo reto. En su día, el de Red Bull era el mayor. Ir a un equipo así, que no era tan grande, era como acabar con asuntos pendientes del pasado y demostrar que lo podíamos hacer", dice con orgullo.
Actualmente, Newey cobra 10 millones anuales de Red Bull y tiene una jornada de lunes a jueves en las semanas en las que no se disputa gran premio, condiciones que Ferrari debería superar para hacerse con sus servicios. No parece que el dinero sea el principal impedimento.
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