Posteado Jue 31 Mayo 2012 - 14:13
El anuncio, sonado, de la retirada tan prematura de Casey Stoner ha dejado tambaleándose a sus rivales. Como a Jorge Lorenzo en Le Mans, absorto en sus cavilaciones tras la oficialización de algo que parecía inimaginable. Tanto que el propio australiano tuvo que tenderle la mano para que saliera de su ensimismamiento. Stoner dejó expedito el camino de récords precoces a Jorge Lorenzo. También a Dani Pedrosa. Al de Southport nunca le importaron los datos, tan pasional que fue moviendo su carrera conforme marcaba el ritmo su corazón.
Con el panorama más despejado, Lorenzo aguarda una lluvia de expectativas. La primera, la consecución de un campeonato que, con la huída del campeón, se pone aún más interesante. Hay quien ve en la rueda de prensa de Le Mans un punto de inflexión. Y que Stoner podría pagar deportivamente no haber aguantado hasta el final para decir adiós. La otra, continuar con una persecución de estadísticas, colateral a los triunfos, para seguir escalando en un escalafón en el que el mallorquín ya tiene cartel de figura.
Con la victoria de Francia Lorenzo recuperó la autoestima, engordada con la lluvia, un terreno en el que al balear le faltaba un estoconazo similar para completarse. Ese éxito, el segundo del año, le sirvió para recobrar el crédito al frente del Mundial. Y dejar claro que, si el año pasado a estas alturas daba por lejano el título, esta temporada el decorado tiene colores distintos. Satisfecho con la máquina que atesora, Lorenzo se cree capaz de todo. Incluso de vencer a un avezado piloto de agua como Stoner en su escenario.
Aquel triunfo, el número 19 de su carrera en la máxima categoría, le deja a Lorenzo a una victoria de las 20 que logró en su exigua carrera Fast Freddie Spencer en los años 80, uno de los referentes en la época dorada de las 500cc. El estadounidense, que disputó su primer mundial completo en 1982 en categoría reina, en sus primeros años sumó, como oficial de Honda, dos títulos mundiales de 500 y uno en 250, en aquel fabuloso e irrepetible 1985. Ahí se terminó Spencer, con apenas 24 años, lastrado con problemas de brazos y quién sabe si también con cierta fatiga por su precocidad en un campeonato en el que, además se atrevió a hacer una temporada completa en dos categorías como 250 y 500, ganando ambas.
Lorenzo, a su edad, también sumaba tres títulos mundiales. Y éste ejercicio, con 25 años, puede incluso mejorar el palmarés del piloto más precoz en ganar en 500cc. Pero en algo ya lo supera: en los podios. Jorge ya acumula un total de 48 en MotoGP en 71 carreras disputadas. Spencer sumó entonces 31 podios en 62 salidas. Y todos al inicio, porque en su regreso a la competición con Yamaha ya no fue el mismo.
Al español, sin embargo, parece quedarle cuerda para rato. Y un futuro muy esperanzador, sobre todo con la salida de Stoner. De momento, algo tiene que ocurrir para que Jorge se baje del podio. En cuatro carreras es el único piloto de Yamaha que ha conseguido cruzar la línea de meta en cada gran premio y el único en subir al podio para la fábrica de Iwata en 2012. Con estos registros el mallorquín es capaz de promediar, a su edad, un porcentaje de podios asombroso en la categoría de MotoGP.
Con el de Le Mans ya es el cuarto piloto de la era moderna en el ránking que fija los porcentajes más elevados en cuanto a podios. Un ranking que domina de forma estentórea Wayne Rainey, que en toda su trayectoria consiguió 64 en un total de 83 carreras, lo que arroja un 77,1%. Después le siguen otros dos monstruos como Mick Doohan (95 de 137 carreras) y Valentino Rossi (140 de 202 salidas), con un 69,3%. Y, repentinamente, aparece Lorenzo con un exuberante 67,6%, cifra que puede ir incrementándose con su regularidad, ya que en el año de su título de campeón hizo 16 podios. Y el año pasado, en su peor campaña en MotoGP -en la de su debut en la categoría, en 2008, subió seis veces-, cerró el año con 10 . Y este año, de momento, van cuatro de cuatro.