El técnico asturiano siempre ha conseguido sus objetivos con el Málaga, aunque a veces con excesivo sufrimiento
Juan Ramón López Muñiz ha cumplido su tercera temporada al frente del Málaga CF. Y, curiosamente, en cada una de ellas ha obrado un 'milagro' como técnico albiceleste. En Martiricos se conoce al asturiano como un entrenador que practica un fútbol gris y resultadista, pero que finalmente consigue sus objetivos.
No son pocos los aficionados malaguistas descontentos con el juego de su equipo este año. Igual que el año del ascenso, por ejemplo. Sin embargo, todas las historias entre el asturiano y la afición han terminado con un final feliz. Ya son tres años y tres celebraciones.
Si echamos la vista atrás recordaremos el día en que Muñiz apareció por primera vez en el Málaga. Venía del Marbella, al que tenía como líder en Segunda B, para sustituir a Marcos Alonso, que tenía al equipo a un sólo paso del descenso en Segunda División.
Así, al 'trantrán', el asturiano terminó por salvar al equipo en el tramo final de la campaña. Una remontada sobre el Vecindario (3-2) puso tierra de por medio con la zona de descenso y cimentar una permanencia que llegaría tres jornadas después de forma matemática. Fue el primero de los 'milagros'. Tal vez el menos complicado, ya que el Málaga tenía plantilla para permanecer en la categoría de plata con comodidad.
Pero, al año siguiente, el objetivo sería bien distinto. Ascender. Incluso Fernando Sanz lo dijo. "Como no subamos, me voy". Muñiz se encargó de la parcela deportiva. Exploró el mercado portugués -barato pero no exento de calidad- y trajo a un ramillete de futbolistas con el objetivo de volver a la elite.
Siete victorias en siete partidos. Un récord en la historia de Segunda que permitieron a los todavía blanquiazules creer en que el ascenso podía ser una realidad. Pero la gasolina se acabó en los últimos duelos de la temporada. Era un tramo difícil, y dos derrotas consecutivas en casa (1-3 frente al Nástic y 4-6 ante el Hércules) trajeron los miedos a Málaga.
Por suerte, la nave recompuso el ritmo a tiempo y la vuelta a Primera se hizo realidad. Un 2-1 frente al Tenerife en la última jornada obró el segundo 'milagro'. Muñiz se despedía de Málaga para poner rumbo a Santander. Cogió un equipo hundido, más cerca de Segunda B que de la elite, y lo devolvió al lugar de donde nunca debió haber salido.
Tras su paso por el norte, el asturiano volvía a Málaga con un objetivo claro: lograr la permanencia en Primera. Después de un arranque espectacular -goleada al Atlético incluida- el equipo empezó a bajar posiciones. Fue colista durante casi dos meses y estuvo hasta 14 jornadas seguidas sin ganar.
Luego de una breve mejoría, los albicelestes se volvieron a meter en problemas, hasta el punto de, una vez más, llegar a la última jornada metidos en el 'ajo'. Era el caso más peliagudo de cuantos se habían conocido hasta ahora. Cuatro equipos empatados a puntos -con un cuádruple empate que perjudicaba al Málaga- y el Xerez al acecho por si había fallos. El rival, el Madrid, que venía a por la Liga.
Y, cuando más complicado parecía, Muñiz hizo el 'tres de tres'. El Málaga sacó un punto frente al todopoderoso equipo de Florentino. Los rivales no hicieron sus deberes. El técnico cumplía su -hasta ahora- último milagro.
La Rosaleda, probablemente, seguirá recordando a Muñiz como un técnico resultadista y con un juego gris. Pero lo que es innegable es que todos los culebrones que se viven con él en el banquillo de Martiricos acaban de la misma forma: con final feliz.
http://www.laopiniondemalaga.es/malagacf/2010/05/17/tercer-milagro-muniz/340785.html