La situación deportiva va a conducir al Málaga al mercado invernal, lo que antes de que se iniciara la temporada no parecía una opción muy probable. El equipo se ha quedado a cuatro puntos del decimoséptimo en la tabla clasificatoria y la falta de resultados comienza a preocupar en el seno de la entidad. Asumida la unidad en el vestuario con el entrenador y descartada de momento la solución de un cambio en el cuerpo técnico, el club empieza a estudiar en serio la llegada de dos incorporaciones, que reforzarían las demarcaciones más necesitadas de una mejora, la de delantero centro y la banda derecha del centro del campo.
Después de trece jornadas disputadas del campeonato preocupa la falta de velocidad como cualidad poco destacada en la plantilla, así como el mal que aqueja a la mayoría de conjuntos de la zona media o baja de la tabla clasificatoria, la carencia de un delantero centro que pueda marcar diferencias o que garantice más gol. En este sentido, la racha de doce jornadas sin ganar (catorce partidos oficiales si se incluye la Copa del Rey) no se puede reducir a una mera cuestión de infortunio en el desarrollo de los partidos.
La necesidad de refuerzos en la plantilla choca con la delicada situación económica de la entidad, que no puede permitirse desembolsos en concepto de traspaso, a lo que se suma que tampoco podría optar a cesiones de futbolistas que tuvieran una ficha elevada. No es el único inconveniente cara a buscar adquisiciones en el mercado de invierno, que tanto escepticismo suele despertar en los clubes. Los jugadores candidatos que sean de otros equipos de la categoría han de haber jugado menos de cinco partidos oficiales, lo que reduce aún más el abanico de opciones (quizás el jugador del Deportivo Bodipo o el del Valencia Miku entre los atacantes). Si se busca en otros frentes, el de Segunda División siempre depara ciertas dudas, al tratarse de una categoría inferior, y el foráneo, por la posible falta de adaptación del candidato, justo cuando no hay mucha competición por delante. En este aspecto, los problemas con algunos de los numerosos fichajes extranjeros de este verano son el mejor ejemplo.
Veinticuatro efectivos
La plantilla del Málaga cuenta ahora con veinticuatro efectivos, lo que también es un problema y limita el margen de maniobra. En un principio iban a ser sólo veintitrés, porque al guardameta Roberto Santamaría se le iba a diligenciar una ficha amateur, pero al final no fue así. Otro de los aspectos que hay que considerar es la posible inscripción de Jordi Pablo, lesionado de gravedad en una rodilla durante la pretemporada, cada vez menos probable ante esta nueva tesitura. Incluso, el propio entrenador, Juan Ramón Muñiz, ya se ha llegado a pronunciar en público al respecto: «Cara a refuerzo invernal yo lo veo arriesgado. Viene de una lesión grave y le quedan meses de recuperación, y ver cómo se reincorpora. Lo ideal sería ir dándole minutos a lo largo de esta temporada, pero a ver si el equipo está en disposición. También pueden aparecer molestias».
Todo esto implica que se podría conceder una baja en la actual plantilla para hacer hueco a las dos incorporaciones (punta y extremo derecho). Hay un problema añadido para buscar la llegada de un delantero, que el nigeriano Obinna se ha de marchar en el mes de enero a disputar la Copa África con su selección, con lo que se puede perder nada menos que cinco jornadas de Liga y lo que se juegue de la Copa del Rey. Al final este problema no se producirá con Baha, ya que Marruecos no se ha clasificado para esta edición del torneo.