Sólo su ostracismo en el Betis esta temporada hace dudar respecto a la gran apuesta de Sandro para la próxima campaña
No sólo fue compañero en el Levante, sino además el futbolista que lo mantuvo toda la temporada sin opción de jugar. Sandro es, cuatro años después, el gran valedor del fichaje del todavía bético Rivera. Únicamente el ostracismo del centrocampista madrileño durante esta temporada hace dudar sobre su incorporación.
Desde que el Málaga elaboró la relación de jugadores de Primera que concluyen contrato el 30 de junio -con casi un centenar de nombres- la dirección deportiva tenía un nombre subrayado en rojo: Rivera. Sandro lo conoce como pocos y sabe lo que le puede aportar al equipo. Incluso, se da la circunstancia de que ambos debutaron muy jóvenes con el primer equipo del Real Madrid.
La apuesta de Sandro es lógica. El tinerfeño se pasó en blanco un año casi entero a causa de Rivera. En la temporada 2004-2005, el Levante (que acabó descendiendo a Segunda con José Luis Oltra) contó con un futbolista fijo en el centro del campo, indiscutible, quizá el único sostén para un equipo con diversas carencias. Rivera jugó 37 de los 38 partidos de Liga. En todos fue titular y jugó casi todos los minutos. Únicamente fue sustituido en dos, uno en el minuto 84 (contra el Atlético) y otro en el 80 (contra el Mallorca). En cambio, el ahora adjunto a la dirección deportiva sólo disfrutó de tres oportunidades pese a ser convocado una docena de veces. Su única actuación en el once inicial fue precisamente el día que faltó el madrileño, contra el Albacete.
Abarca terreno
A Rivera siempre se le ha elogiado por sus virtudes técnicas y su llegada al área -aquella temporada en el Levante firmó cinco goles, dos de penalti- como si esto implicara una limitación en el aspecto físico. Al contrario. Los que han sido sus compañeros saben que abarca mucho terreno. Dicho de otro modo, es distinto a Sandro.
Sin embargo, la trayectoria del madrileño ha tenido un claro punto de inflexión esta temporada. Paco Chaparro apenas contó con él pese a que nada más llegar fue su salvavidas en el decisivo partido en Santander en la última jornada hace dos temporadas. Hasta entonces, también había disfrutado de la confianza de Víctor Fernández y Javier Irureta, pero perdió el sitio con el siempre peculiar Luis Fernández.
Chaparro confió en él en aquel partido decisivo en El Sardinero -saldado con triunfo por 0-2 con dos goles de Edu- y luego le dio continuidad cuando se hizo cargo del Betis tras el fiasco con Héctor Cùper. Hasta esta temporada. Apenas ha sido titular e incluso en numerosas ocasiones ni fue convocado. El club había reforzado la zona del campo en la que actúa Rivera con Mehmet Aurelio y Emana. Ni siquiera la presencia de este último más adelantado le dio más opciones. Es más, hace dos semanas el nuevo entrenador, José María Nogués, prefirió al canterano Cañas (sobrino del centrocampista del mismo nombre y en la actualidad miembro de la secretaría técnica).
Las escasas actuaciones esta temporada provocan un lógico dilema sobre la incorporación de Rivera. Y más aún al conocer las pretensiones económicas del jugador, inicialmente muy por encima de las previsiones del Málaga. No obstante, en este caso no se requieren informes externos. El mejor es interno y corresponde a Sandro. Nadie lo conoce como él. De ahí que sea una apuesta personal.
http://malagacf.sur.es/noticias/2009-05-13/debate-sobre-rivera-20090513.html
No sólo fue compañero en el Levante, sino además el futbolista que lo mantuvo toda la temporada sin opción de jugar. Sandro es, cuatro años después, el gran valedor del fichaje del todavía bético Rivera. Únicamente el ostracismo del centrocampista madrileño durante esta temporada hace dudar sobre su incorporación.
Desde que el Málaga elaboró la relación de jugadores de Primera que concluyen contrato el 30 de junio -con casi un centenar de nombres- la dirección deportiva tenía un nombre subrayado en rojo: Rivera. Sandro lo conoce como pocos y sabe lo que le puede aportar al equipo. Incluso, se da la circunstancia de que ambos debutaron muy jóvenes con el primer equipo del Real Madrid.
La apuesta de Sandro es lógica. El tinerfeño se pasó en blanco un año casi entero a causa de Rivera. En la temporada 2004-2005, el Levante (que acabó descendiendo a Segunda con José Luis Oltra) contó con un futbolista fijo en el centro del campo, indiscutible, quizá el único sostén para un equipo con diversas carencias. Rivera jugó 37 de los 38 partidos de Liga. En todos fue titular y jugó casi todos los minutos. Únicamente fue sustituido en dos, uno en el minuto 84 (contra el Atlético) y otro en el 80 (contra el Mallorca). En cambio, el ahora adjunto a la dirección deportiva sólo disfrutó de tres oportunidades pese a ser convocado una docena de veces. Su única actuación en el once inicial fue precisamente el día que faltó el madrileño, contra el Albacete.
Abarca terreno
A Rivera siempre se le ha elogiado por sus virtudes técnicas y su llegada al área -aquella temporada en el Levante firmó cinco goles, dos de penalti- como si esto implicara una limitación en el aspecto físico. Al contrario. Los que han sido sus compañeros saben que abarca mucho terreno. Dicho de otro modo, es distinto a Sandro.
Sin embargo, la trayectoria del madrileño ha tenido un claro punto de inflexión esta temporada. Paco Chaparro apenas contó con él pese a que nada más llegar fue su salvavidas en el decisivo partido en Santander en la última jornada hace dos temporadas. Hasta entonces, también había disfrutado de la confianza de Víctor Fernández y Javier Irureta, pero perdió el sitio con el siempre peculiar Luis Fernández.
Chaparro confió en él en aquel partido decisivo en El Sardinero -saldado con triunfo por 0-2 con dos goles de Edu- y luego le dio continuidad cuando se hizo cargo del Betis tras el fiasco con Héctor Cùper. Hasta esta temporada. Apenas ha sido titular e incluso en numerosas ocasiones ni fue convocado. El club había reforzado la zona del campo en la que actúa Rivera con Mehmet Aurelio y Emana. Ni siquiera la presencia de este último más adelantado le dio más opciones. Es más, hace dos semanas el nuevo entrenador, José María Nogués, prefirió al canterano Cañas (sobrino del centrocampista del mismo nombre y en la actualidad miembro de la secretaría técnica).
Las escasas actuaciones esta temporada provocan un lógico dilema sobre la incorporación de Rivera. Y más aún al conocer las pretensiones económicas del jugador, inicialmente muy por encima de las previsiones del Málaga. No obstante, en este caso no se requieren informes externos. El mejor es interno y corresponde a Sandro. Nadie lo conoce como él. De ahí que sea una apuesta personal.
http://malagacf.sur.es/noticias/2009-05-13/debate-sobre-rivera-20090513.html