Los 'pesos pesados', consultados en varias ocasiones por los dirigentes, siempre han reforzado la credibilidad del entrenador Los capitanes del Málaga, otros veteranos y los más jóvenes han expresado durante toda la temporada su confianza en el técnico
Schuster quiere seguir y los jugadores quieren que siga. Esa es la realidad a día de hoy. Que el grupo esté con el entrenador puede resultarles extraño a no pocos aficionados dado que en ocasiones el alemán ha realizado críticas en público sobre el nivel de la plantilla, pero pesan mucho más el día a día, la convivencia y, sobre todo, la exigencia sin exageraciones a sus futbolistas. Tampoco supone una novedad, porque los capitanes, otros veteranos y los más jóvenes así lo han expresado durante su temporada tanto en público como en privado. Al margen, claro, de que hasta ellos mismos han reconocido ciertas limitaciones en el nivel del plantel...
Desde que comenzó el trabajo en julio Schuster ha contado con el apoyo de su plantilla. El alemán fue siempre muy díscolo como jugador. Cada vez que veía que un entrenador (o un dirigente) no estaba a la altura de lo que él estimaba oportuno, optaba por una decisión drástica. Ya fuera en la selección o en el club de turno. De ahí que tenga mucha mano izquierda con los futbolistas, algo que, conviene no engañarse, nada tiene que ver con sus actitudes poco diplomáticas cuando se expresa en público. Es más, en momentos puntuales algunos pesos pesados del grupo han reprochado (en privado, claro) que quizá le faltara «más mala leche».
¿Por qué Schuster no ha ejercido de entrenador duro? No solo ha influido su teoría de que un técnico de este corte acaba cansando al jugador con tanta exigencia y provocando una ansiedad innecesaria. Desde el primer día el técnico asumió que la tarea que tenía por delante no iba a ser fácil (por el listón dejado por Manuel Pellegrini y por el drástico cambio en el proyecto) y entendió que excederse en la presión a los futbolistas solo acarrearía problemas. Tenía muy en cuenta la cantidad de jugadores jóvenes o bisoños de los que disponía en el grupo (Fabrice, Anderson, Chen, Pawlowski, Sergi Darder, Samu, Juanmi, Flávio, incluso Portillo), a los que había que mimar, saber llevar y dar cierto margen de confianza. En la segunda vuelta, incluso, llegó otro más, el delantero argentino Rescaldani.
'Leyenda urbana'
Como sucede en todos los equipos, los dirigentes sondean de vez en cuando a determinados jugadores de peso para ver cómo respira el vestuario. En el Málaga se ha vivido de todo en este aspecto, desde la sentencia hace nueve temporadas a Gregorio Manzano y a su preparador físico (el hoy renombrado Óscar Ortega, pieza clave en el Atlético de Madrid de Simeone) a la apuesta permanente por Juan Ramón Muñiz hace cuatro. En este aspecto las 'leyendas urbanas' sobre Schuster y su relación con la plantilla han hablado de distanciamiento, de mala relación. Nada que ver con la realidad. Igual que cuando se le etiqueta como asiduo jugador de golf cuando lo que practica muy a menudo es el pádel. El técnico cometió solo un grave error, al cuestionar a Camacho al comienzo de la temporada, pero él mismo lo ha asumido al convertir al medio de contención en un pilar dentro del once habitual.
Desde el primer minuto Schuster contó con la ventaja de que los jugadores encontraron una enorme cercanía en el preparador físico, Carlos Cascallana, y el responsable del trabajo de los porteros, Ángel Mejías, por la forma de ser ambos. Evidentemente, el técnico debe ser más distante, igual que el segundo (en este caso, Fabio Celestini), ya que este también participa del trabajo táctico y de las decisiones. Pero pronto sí se vio esa afinidad entre los cuatro recién llegados y el resto del grupo de trabajo (el cuerpo médico y los utileros), lo que implicó que el aterrizaje del alemán y sus ayudantes fuera muy plácido.
Dos momentos de dudas
Schuster ha contado en todo momento con el apoyo de los veteranos, entiéndase como tales los Weligton, Caballero, Jesús Gámez, Duda, Santa Cruz o Eliseu, así como los recién llegados Tissone y Angeleri, ya muy baqueteados. Más en privado que en público, algunos de ellos expresaron desde el principio que el equipo tenía algunas carencias. Por eso, en ningún momento los dirigentes entendieron que el técnico estuviera abandonado a su suerte. Hubo dudas mínimas entre los responsables del club en vísperas de la visita a Villarreal (el trabajo colectivo y el empate las disiparon de un plumazo) y, sobre todo, tras el empate en casa con el Valladolid.
El siguiente partido, en Pamplona, resultó muy elocuente. Los capitanes había sido llamados a capítulo y la respuesta de estos fue contundente: confianza absoluta en el alemán. Y no solo quedó en palabras, sino también en hechos. El equipo sufrió en los primeros minutos de la segunda parte la expulsión de Jesús Gámez y, pese a la inferioridad, no solo mantuvo su ventaja de un gol en un campo muy difícil y en un ambiente hostil, sino que materializó otro gol y obtuvo un triunfo muy valioso. Fue la prueba del algodón y con el sacrificio demostrado quedó patente el apoyo sin fisuras a Schuster.
Respecto a los más jóvenes, Juanmi, Sergi Darder o Samu ya han expresado públicamente su agradecimiento a Schuster por la confianza que ha depositado en ellos durante toda esta temporada. Los otros, casos de Fabrice, Chen y Anderson, se marcharon cedidos al Waregem belga, donde juegan menos incluso que en Málaga, mientras que Pawlowski hace tiempo que dejó de contar.
http://malagacf.diariosur.es/noticias/2014-04-12/plantilla-esta-schuster-20140412.html