Justo cuando aflora la primavera y fuertes rayos de sol invitan al español a salir a la calle, las direcciones deportivas y secretarías técnicas de los clubes tienen a sus ocupantes encerrados en los despachos. Ahora es época fuerte en la planificación de las plantilla. Se avanzan contactos con tipos que acaban contrato, se abren fases iniciáticas con clubes para negociaciones. Hay quienes se ven condicionados por la clasificación final, pero los ordenadores y los informadores echan humo. En el Málaga así pasa. Mario Husillos y Adrián Espárraga, las dos cabezas visibles del club cuando se habla de futuribles, están manos a la obra. Hay un nombre de futbolista que encanta. Y no hace falta verlo por televisión ni visionar sus vídeos y estadísticas en los programas de gestión. Juega cada fin de semana de blanquiazul y es un objetivo tan prioritario como casi quimérico para el año que viene. En las últimas semanas no se para de dar vueltas al coco para encontrar la fórmula que les permita mantenerlo el año que viene en el vestuario.
Poco se puede subrayar sobre su rendimiento que no haya visto la afición en estos siete encuentros que ha disputado ya. Existe unaminidad en todo el malaguismo acerca de lo conveniente que sería poder seguir contando con él para el futuro. Husillos sabía por lo que había visto y consultado de él que vendría a dinamizar las posibilidades ofensivas del equipo, pero ni los más optimistas esperaban que cayera tan de pie en Martiricos. Gusta su capacidad de desborde, cómo amplifica el talento ofensivo, la potencia con que se emplea en cada encuentro y, especialmente, dos cuestiones que a priori no venían en el lote: la implicación con que se está mostrando en cada encuentro y su capacidad para hacerse notar en el vestuario.
Los dirigentes de La Rosaleda tenían claro que se tomaría la cesión con un talante reivindicativo, como hacen todos los que salen en préstamo por la falta de minutos en sus clubes. Sin embargo, su rendimiento está por encima de cualquier umbral optimista. Desde su primer día, ante el Sevilla, con apenas un entrenamiento, abrió más de una boca. Pidió el balón, mostró una gran capacidad en el cuerpo a cuerpo y se convirtió en uno de los canalizadores del juego ofensivo. Había quien pensaba que se contagió del ambiente de derbi con el Sevilla, pero el paso de las jornadas está consolidando sus buenas prestaciones y hasta mejorándolas.
Su registro se va ampliando. Cada vez más acerca sus arabescos a la zona de desequilibrio dentro o en las inmediaciones del área y está empezando a atreverse a disparar desde fuera del área. Aún le cuesta ser más resolutivo a la hora de salir en el regate hacia el perfil zurdo, pero su buena visión de juego le está valiendo para hacerse notar como asistente.
En casa o fuera, ante rival pequeño o grande, no le ha pesado tirar del carro en ningún momento. Así que cada partido está siendo para los dirigentes una confirmación de que apostar por él es hacerlo a caballo ganador. Pero sus buenas noches se convierten al mismo tiempo en encrucijadas. Hasta hace dos meses su nombre estaba olvidado en el concierto europeo; sus buenos partidos con el Málaga le han vuelto a poner en el escaparate, como cuando se encumbró en el fútbol holandés o lo compró su actual dueño, el Galatasaray. Ni que decir tiene que su notable actuación frente al Real Madrid supuso un tremendo escaparate para clubes con mejores posibilidades deportivas y económicas que los blanquiazules. De hecho, según pudo saber este periódico, ya hay equipos de la zona media alta de la Liga española que han fijado su atención en el holandés.
Así que cada día es una peligrosa cuenta atrás para el Málaga, que asume que a 30 de junio el Galatasaray tendrá en sus oficinas interesantes propuestas para comprar al centrocampista. Apenas dos semanas después de debutar con Schuster el director general, Vicente Casado, y el director deportivo, Mario Husillos, se personaron en Estambul para hablar con los dirigentes turcos acerca de la posibilidad de incorporarlo el año que viene. El contacto desde entonces ha sido relativamente frecuente tanto con el
Galata como con su representante para no perder la
pole position que se registra ahora mismo en la carrera por hacerse con sus servicios, siempre y cuando Roberto Mancini no lo reclame de vuelta el próximo curso.
Desde el club otomano no prometieron nada, y emplazaron a hablar de negociaciones al término de la temporada. No hay un punto de partida económico para acometer su fichaje, pero sí la certeza de que será alto por su revalorización y por el alto desembolso que hubo que hacer en su día para traerlo. Entre tanto, en el Málaga tejen fórmulas para intentar proponer una operación que no amenace el equilibrio de las cuentas y sea lo suficientemente seductora tanto para el club como para el futbolista. Se asume la dificultad de la operación, pero no se da por imposible. Se piensa en todo tipo de maniobras: una renovación de la cesión con opción a compra, pagos en otros conceptos, como partidos amistosos, o incluso la posibilidad de dar al Galatasaray alguna opción preferencial por futbolistas interesantes del actual plantel. Igualmente, con el jugador habrá acercamientos más adelante para hacerle ver cómo le ha cambiado la vida deportiva desde que está en el Málaga y los parabienes del club y la ciudad para que de nuevo esté feliz.
Leer más: Obsesión Amrabat http://www.malagahoy.es/article/malagacf/1731836/obsesion/amrabat.html#sSf39ibgUjyDTaYg
Mejora tu Posicionamiento Web con http://www.intentshare.com