Todos se han visto perjudicados por el tijeretazo del Gobierno y de la Junta y ven como se les ataca desde todos los flancos

Piensan que la imagen que se tiene de ellos es una «cortina de humo» para desviar la atención de los problemas

¿Quién no ha pensado alguna vez en ser funcionario? En algún momento todos hemos sentido envidia de estos trabajadores con puesto fijo que cobran de las administraciones públicas. Más de uno ha querido serlo por vocación, pero también existen aquellos que pretenden ser profesores porque tienen dos meses de vacaciones en verano o administrativo porque piensa que entran a las 10.00 horas a trabajar e inmediatamente se ausentan de su puesto de trabajo para hacer la compra o tomar un café.

Sin embargo, ¿es eso verdad o es un tópico cruel al que sometemos a estos trabajadores? Parece las reglas del juego han cambiado y ahora los funcionarios se encuentran en el ojo del huracán. Con la llegada de la crisis se les fijó por la sociedad como enemigos públicos y, desde 2010, el Estado también los señala y los ha hecho presa de los recortes, una situación que se torna insostenible y que los lleva a salir a las calles a protestar y a reivindicar su importancia.

Primero, el Gobierno socialista redujo el sueldo de los funcionarios en una media del 5 por ciento. Luego, menos de un año después, se decidió que se les congelarían los salarios para contener el déficit. Dos medidas que se tomaron con resignación y aceptaron atendiendo a la situación coyuntural del país. Ahora se les ha vuelto a tocar el bolsillo y el Gobierno del PP subió en febrero el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF), un aumento de la carga fiscal que afecta en mayor medida cuando los impuestos son más elevados, y, como la guinda del pastel, se suprime la paga de Navidad a todos aquellos trabajadores públicos que cobren más de 962 euros brutos al mes.

Un cúmulo de medidas que los ha llevado al límite de su paciencia y por eso las convocatorias de sanitarios y educadores están a la orden del día. Todos hemos visto a profesores revindicando su oficio con camisetas verdes que apuestan por la educación pública y a sanitarios con batas blancas parados frente a su hospital esperando a que la Junta de Andalucía de marcha atrás y no efectúe recortes en sanidad equivalentes a 2.700 millones de euros. Pero, además, aunque no todos quieran hablar, la situación sí afecta a todos los trabajadores públicos y ven claras las razones: se les ataca porque es fácil y populista.

Recortes. Los funcionarios andaluces han perdido un 28 por ciento de poder adquisitivo en los últimos dos años, un camino que es «el más fácil» dice María José Guerrero, profesora del CEIP Gálvez Moll. «Recortan a los funcionarios porque es lo más fácil, nos tienen controlados porque estamos en sus nóminas y si nos quitan dinero lo reciben rápido». Para ella, la clave está en recortar de «arriba hacia abajo y no al revés», argumentando que los sueldos realmente altos y de los que se podría sacar más provecho son los de los políticos. Un pensamiento que comparte José Manuel Leiva, administrativo de la Tesorería General de la Seguridad Social que ha «visto cadenas de televisión autonómicas que parecen la BBC».

Asumen los recortes como algo natural porque forman parte del país y todos tenemos que poner nuestro granito de arena pero sostienen que sus sueldos son normales y que, en muchos casos, son mileuristas. «A mí, cuando me saqué las oposiciones y me tuve que ir a Cádiz no me pagaban dietas», recuerda Rosa España, trabajadora en la Ciudad de la Justicia de Málaga, que reconoce que por aquel entonces cobraba 900 euros y no entiende por qué un senador tiene «dietas, tarjeta de gastos, ordenador portátil y un teléfono».

También reconocen que les afecta al estado anímico. Pablo Sánchez es médico en las Urgencias del Hospital Clínico y cuenta que cuando volvieron a recortar sintió «desilusión» porque han dado todo para mantener el sistema en uso. Una situación muy peligrosa a juicio de José Manuel Leiva, cuando analiza el estado de los policías. «Esta gente es la que vela por nuestra seguridad y tienen que estar bien pagados», afirma.

Pero, lejos de mirar los problemas dentro de la casa de cada uno, los hay que son comunes. Piensan que, en un momento donde gran parte de la población está parada, los funcionarios son necesarios para mantener el consumo. «Si ganas 300 euros menos te planteas cosas como no ir a desayunar. En los alrededores de la Ciudad de la Justicia ya hay varios bares que han cerrado por esta razón», señala Rosa España. Además, con la supresión de la paga de Navidad «las navidades serán muy austeras», asegura José Manuel Leiva, que dejará de ingresar en torno a 3.000 euros porque su mujer también es funcionaria.

Al igual que piensan que los recortes son injustos, aseguran que la opinión pública los tiene demonizados y que los tratan mal por el simple hecho de ser funcionarios. «Parece que venimos a tomar café y se ha creado una cortina de humo para desviar la atención», cuenta Rosa España en referencia a que el Gobierno los está apuntando como culpables de la crisis y que es populista recortar en sus sueldos. « Yo me voy de vacaciones y nadie hace mi trabajo, cuando vuelvo tengo que hacer el doble», matiza.

José Manuel Leiva va más allá y defiende la responsabilidad de los funcionarios. «Yo manejo una base de datos de 17 millones de personas y soy el responsable de las personas que figuran en ella» y si falla, ellos son los damnificados. Además, recuerdan que se han ganado el derecho a su plaza después de aprobar unas oposiciones en las que, en la mayoría de los casos, han tenido que ser los mejores entre millares de españoles y demostrar su cualificación para desempeñar la labor que ejercen. María José Guerrero recuerda que tiene 25 personas a su cargo y que no puede relajarse.

Seguridad laboral. Por último, no quieren dejar de opinar sobre la última propuesta del Gobierno, un borrador de Decreto Ley que permitiría a las administraciones y empresas públicas realizar un Expediente de Regulación de Empelo (ERE) si sufren una bajada de un diez por ciento en sus presupuestos o subvenciones, permitiéndoles despedir a trabajadores públicos pero, en un principio, no a funcionarios.

«Si hace falta una reestructuración que se lo planteen y hagan un estudio serio, no abriendo las puertas a la manipulación de los presupuestos», concluye Pablo Sánchez. Pero la mayoría se muestra más tajante y piensan que si se han «ganado unas condiciones laborales a fuerza de trabajo y sudor», sin que les regalen nada, «deberían ser respetadas», afirma María José Guerrero, que aprobó las oposiciones de profesora tras diez años como interina.

Lo que sí han dejado claro es que lo peor está por venir y que la ciudadanía todavía no ha sufrido los efectos de la merma de trabajadores públicos. En los hospitales se empezará a palpar a partir de septiembre, cuando los interinos no sean renovados, y se prevé una saturación de las consultas y las urgencias. Mientras, la educación se prepara para afrontar un año en el que se prescindirá de casi 5.000 interinos, repercutiendo en el aumento del ratio de alumnos por clase y en la atención.


http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2012/08/12/funcionarios-hartos-recortes-topico/526126.html

Ya está bien

Ayer hizo 5 años que comenzó la crisis. Yo calculo que para volver al estado del bienestar que estábamos tendrán que pasar por lo menos 25 años.