MÁLAGA C.F.
Pellegrini confía en un rápido acoplamiento de las piezas de ataque
Está convencido de que el Málaga marcha por buen camino en un proceso que ya se vivió la pasada Liga
28 de septiembre de 2011
Joaquín parte desde la banda izquierda en diagonal hacia la portería perseguido por el zaragocista Juárez. :: SALVADOR SALAS
Isco y Buonanotte avanzan en su periodo de adaptación al sistema de juego
SERGIO CORTÉS | MÁLAGA..-
El Málaga es el conjunto menos goleado de Primera División y también acumula siete goles en cinco partidos. Vistos estos datos, el entorno debiera estar más que satisfecho, máxime tras la agonía de las dos últimas temporadas. Aun así, el aficionado no se conforma con ver al equipo blanquiazul sexto, en plaza europea. Tampoco los componentes de la plantilla. Ni el técnico. Acostumbrado a afrontar grandes retos, Manuel Pellegrini también está ilusionado con hacer grande al club y considera que la única asignatura pendiente en estos momentos es el acoplamiento de las piezas de ataque.
«Vamos a tratar de mantener el rendimiento y seguir mejorando semana tras semana». Como ya se ha reiterado, a Pellegrini hay que saber leerlo entre líneas. Esa reflexión corresponde al pasado viernes y sirve para reflejar a la perfección que él no ve al equipo en absoluto al ciento por ciento de rendimiento. De hecho, el chileno está convencido de que la progresión es la adecuada y que va en consonancia con las previsiones marcadas antes del comienzo de la pretemporada, condicionadas sin duda por la masiva incorporación de jugadores al grupo.
Conseguir un equipo ensamblado fue el objetivo del cuerpo técnico desde el primer día. Y el uso de esta expresión puede inducir a error, porque se asocia más bien a una eficacia defensiva. No obstante, en el caso de Pellegrini y su grupo de trabajo implica a la par solvencia en el dispositivo de contención y una perfecta armonía en la faceta creativa.
Los técnicos del primer equipo están relativamente tranquilos y, sobre todo, muy satisfechos. En el capítulo defensivo el Málaga lleva ganado mucho terreno, más aún en comparación con el calvario de la pasada temporada. Pellegrini y sus colaboradores no olvidan los enormes obstáculos vividos -también desde el punto de vista psicológico- para enderezar el rumbo y ofrecer una mínima consistencia. De ahí que la seguridad ofrecida por el equipo derive en un claro estado de optimismo.
En el otro capítulo ya es otro cantar. Los técnicos también muestran cierto grado de satisfacción. El cuerpo técnico considera que el proceso marcha por buen camino. Conviene recordar que la pasada temporada hubo que cambiar el 'chip' sobre la marcha después de la etapa con Jesualdo Ferreira y que los primeros frutos llegaron después de once encuentros, cuando el equipo empató en el Pizjuán frente al Sevilla. Después se produjo un pequeño receso, con la derrota ante Osasuna (días antes el equipo, cuajado de suplentes, fue humillado en el Bernabéu), pero ya se vislumbraba que los movimientos comenzaban a estar mecanizados.
A cuentagotas
Ahí reside la principal carencia del Málaga a estas alturas, siempre recordando que nada más que se han disputado cinco encuentros. El estilo que desea inculcar Pellegrini de toque y apoyo exige una enorme compenetración, especialmente entre las piezas de ataque, y de momento el equipo lo exhibe solo a cuentagotas. Y lo hace básicamente por la indiscutible calidad de esos elementos ofensivos. Pero no porque a estas alturas se cuente con el necesario y deseado acoplamiento.
El domingo, en Zaragoza, Pellegrini impartió desde su banquillo distintas correcciones durante la primera parte. De momento, la compenetración de las cinco piezas de ataque está por ver. Cazorla conoce a la perfección el librillo de Pellegrini, pero no termina de encontrar su sitio y en ocasiones se estorba con Duda. Igualmente, al asturiano y el portugués -este, con nuevo rol- se suman a Joaquín a la hora de no conocer a la perfección los movimientos de Baptista o Van Nistelrooy. Incluso, estos dos últimos aún deben entenderse mucho mejor. Todo es cuestión de tiempo. De ahí que reine la tranquilidad.