La llegada del jeque y el fin de la crisis en grandes economías de Europa hace soñar a Málaga con el capital foráneo
Se les espera como el séptimo de caballería. Su músculo financiero es capaz de reflotar la economía y dejar atrás la pesadilla de la crisis. Los grandes inversores son lo más parecido a un milagro en un sistema en el que los milagros no existen, especialmente porque su llegada no obedece a ningún capricho, sino a circunstancias objetivas. Las provincias más preparadas son las que consiguen imantar a las fortunas. Ahora es el momento propicio, justo cuando buena parte del mercado empieza a asomar la cabeza por encima del abismo. ¿Está Málaga preparada para rivalizar en las grandes ligas?
El jeque y su billetera. El grupo alemán interesado en el antiguo cine Astoria. Oracle sobrevolando el cielo del PTA. Los indicios parecen favorables. La historia, en este caso, es un refuerzo para el optimismo. Málaga ha sabido cautivar a las fortunas más dispuestas a hacer economía. Desde los ingleses decimonónicos a los empresarios de Puerto Banús. Sus reclamos son múltiples e implican tanto a la situación geográfica como al mar y a la industria del turismo. Sin embargo, no todo el oleaje se mueve hacia el mismo punto. Los fracasos también han sido sonados. El parque Warner, la tentativa del Eurodisney. Las luces y las sombras continúan su porfía.
En el lado positivo los expertos coinciden en anotar las virtudes identitarias de la provincia. Javier González de Lara, presidente de la Confederación de Empresarios de Málaga (CEM), habla de una confluencia de factores que convierte al litoral y al interior en un territorio óptimo para recibir el impulso de la inversión, tanto nacional como foránea. La provincia ha avanzado en los últimos años en infraestructuras, especialmente en lo que respecta a las comunicaciones, que resultan esenciales a la hora de decantar el dedo de la fortuna.
Los especialistas, en este aspecto, no tienen dudas. Juan Antonio Muñoz, de Analistas Económicos de Andalucía, Juan Carlos Robles, decano del Colegio de Economistas de Málaga y el propio González de Lara reconocen las fortalezas de la provincia en el turismo, la industria del ocio, el PTA y la logística, en la que incluyen el transporte, los desarrollos ferroviarios de la parte más septentrional de Málaga y el puerto. Robles lo hace, además, de un modo crítico, entreviendo las dificultades en el mismo enunciado de progreso que presumen los elementos más sobresalientes de la provincia. «La industria turística supone una gran ventaja. Al fin y al cabo, es el único punto en el que las administraciones han sabido ponerse de acuerdo en todos estos años».
El mar, el sol, la fluencia imperturbable del turismo. Málaga despliega su baraja de cartas suculentas, pero no todos los inversores buscan las mismas figuras. Muñoz se refiere, por ejemplo, a las dificultades para seducir a la industria. La provincia echa en falta la implantación de proyectos capaces de arrastrar nuevas actividades y nuevas fortunas. Robles alude a la necesidad de diversificar la promoción y ponderar los reclamos locales en ámbitos específicos, no sólo en lo relacionado con el turismo.
La queja es sólo un preludio de lo que consideran la variable más delicada de la ecuación que hace que las grandes fortunas se decanten o no por la provincia. Se trata de la certidumbre, ya sea económica o jurídica. La competencia es cada vez más alta y cualquier atisbo de inseguridad resulta definitivo. El decano del Colegio de Economistas menciona en este sentido las vacilaciones en la aprobación de la reforma laboral, que genera dudas a los extranjeros en torno a las reglas básicas de funcionamiento en el país. Una incógnita que se atenúa si se coteja con el que es considerado por los expertos como el gran hándicap de la provincia, la lentitud en la aprobación de los planes urbanísticos.
González de Lara aclara los términos. El ordenamiento territorial, insiste, no es sólo un instrumento para que los promotores sepan dónde pueden construir, sino el esquema básico del futuro, sin el que resulta imposible arbitrar nuevos equipamientos y desarrollos. Incluido, en lo que tiene que ver con la inversión. «Sin que todo este esté claro no se puede hacer nada», reitera.
Málaga, tierra de oportunidades, pero también de derrotas en el último momento. Los casos de Disney, de Microsoft, esfumados justo cuando estaban a punto de la primera piedra. ¿Fatalismo? ¿Simple casualidad? Los tres expertos inciden en que la respuesta es difícil, pero su conjetura asume un recorrido similar, la falta de coordinación entre las distintas administraciones. «A veces llega el punto en el que incluso se solapan y se duplican los trámites. Todo esto es disuasorio», explica González de Lara.
Juan Antonio Muñoz subraya la complejidad del asunto y pone como ejemplo el caso de Disney, en el que probablemente influyó el abucheo que dio la bienvenida a Reagan durante su visita a Madrid. Robles, por su parte, enfatiza el peso económico de las guerras institucionales entre las administraciones gobernadas por distintos grupos políticos. Un lastre que se refleja, incluso, en los tiempos, a veces inasumibles para el capital. «Los plazos que manejan las instituciones no casan con los de los empresarios, que no quieren que los proyectos se eternicen y menos aún por la burocracia», recalca el líder de la CEM.
http://www.laopiniondemalaga.es/malaga/2011/06/19/hora-grandes-inversores-malaga/430971.html