Racing y Málaga despiden 2008 en un partido marcado por la presencia de Muñiz y con la intención de tener el futuro despejado
El nombre de Juan Ramón Muñiz ya está con letras góticas en la historia del Málaga. «Aunque no se le ha valorado como merece», se apresura a recordar con frecuencia su brazo derecho durante un año y medio, Antonio Benítez. Hoy los caminos vuelven a cruzarse en un partido más importante para el asturiano y para el Racing que para el equipo blanquiazul. Será un cierre de año sin sentimentalismos.
Esta vez Muñiz no corregirá a Apoño. Tampoco Apoño mirará al banquillo. El hoy entrenador del Racing comprueba satisfecho desde la lejanía que el centrocampista de La Palmilla se ha hecho mayor, que hizo bien en echar un pulso para que continuara Calleja, que acertó cuando firmó a Weligton, Eliseu o Hélder, que no se equivocó al confiar ciegamente en Baha. Pero hoy le tocará buscarles las cosquillas a todos, tratar de explotar sus puntos débiles en beneficio propio.
Es curioso, porque Muñiz está en la otra punta de la península, pero probablemente conozca lo que se cuece en el club y el vestuario como pocos. Dejó tantos y tan buenos amigos que la conexión Málaga-Santander ofrece momentos de satisfacción o decepción recíprocas. De hecho, pese a estar cerca de su tierra -de él y de su mujer, Asturias-, el martes volverá a la que ya considera su tierra de adopción.
El partido en El Sardinero parece quedar en un segundo plano por esta peculiaridad, pero tiene su miga. El Racing, lastrado por una plantilla corta y la participación en la UEFA, necesita el triunfo para llegar a la veintena. El Málaga ya la ha superado y en el esprint de la primera vuelta, con cuatro partidos adelante, sabe que está sumido en la cuenta atrás. Antes debía sumar puntos, ahora empieza a restar. De veintiuno hacia abajo.
Tapia y los suyos otean las Navidades con la sensación de haber cubierto el primer trimestre con un notable alto, pero aún quieren más. Quieren tener una segunda vuelta más plácida, con menos exigente y por consiguiente con menos presión. El entrenador cuenta con dos bajas de peso, Calleja y Miguel Ángel (carismáticos en el vestuario y piezas importantes en el engranaje), y en su lugar aparecerán Nacho y Lolo. El rendimiento ofrecido la semana pasada puede facilitar la continuidad en la alineación de Hélder Rosário y Luque en perjuicio de Cuadrado y Adrián.
www.diariosur.com
El nombre de Juan Ramón Muñiz ya está con letras góticas en la historia del Málaga. «Aunque no se le ha valorado como merece», se apresura a recordar con frecuencia su brazo derecho durante un año y medio, Antonio Benítez. Hoy los caminos vuelven a cruzarse en un partido más importante para el asturiano y para el Racing que para el equipo blanquiazul. Será un cierre de año sin sentimentalismos.
Esta vez Muñiz no corregirá a Apoño. Tampoco Apoño mirará al banquillo. El hoy entrenador del Racing comprueba satisfecho desde la lejanía que el centrocampista de La Palmilla se ha hecho mayor, que hizo bien en echar un pulso para que continuara Calleja, que acertó cuando firmó a Weligton, Eliseu o Hélder, que no se equivocó al confiar ciegamente en Baha. Pero hoy le tocará buscarles las cosquillas a todos, tratar de explotar sus puntos débiles en beneficio propio.
Es curioso, porque Muñiz está en la otra punta de la península, pero probablemente conozca lo que se cuece en el club y el vestuario como pocos. Dejó tantos y tan buenos amigos que la conexión Málaga-Santander ofrece momentos de satisfacción o decepción recíprocas. De hecho, pese a estar cerca de su tierra -de él y de su mujer, Asturias-, el martes volverá a la que ya considera su tierra de adopción.
El partido en El Sardinero parece quedar en un segundo plano por esta peculiaridad, pero tiene su miga. El Racing, lastrado por una plantilla corta y la participación en la UEFA, necesita el triunfo para llegar a la veintena. El Málaga ya la ha superado y en el esprint de la primera vuelta, con cuatro partidos adelante, sabe que está sumido en la cuenta atrás. Antes debía sumar puntos, ahora empieza a restar. De veintiuno hacia abajo.
Tapia y los suyos otean las Navidades con la sensación de haber cubierto el primer trimestre con un notable alto, pero aún quieren más. Quieren tener una segunda vuelta más plácida, con menos exigente y por consiguiente con menos presión. El entrenador cuenta con dos bajas de peso, Calleja y Miguel Ángel (carismáticos en el vestuario y piezas importantes en el engranaje), y en su lugar aparecerán Nacho y Lolo. El rendimiento ofrecido la semana pasada puede facilitar la continuidad en la alineación de Hélder Rosário y Luque en perjuicio de Cuadrado y Adrián.
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