Los jóvenes Recio y Portillo convencen en sus debuts como titulares en partido oficial. La confianza en ellos responde al afán por una mayor capacidad para el juego asociativo en el nuevo centro del campo del Málaga
Los 'Fergie babes' (Gary y Phil Neville, Beckham, Butt y Scholes) ofrecieron al Manchester United su última etapa dorada, y la nueva hornada malaguista bien que podría bautizarse como la de los 'Pellegrini babes'. Es como si el técnico chileno no hubiese encontrado en la plantilla una línea de volantes óptima para implantar su estilo combinativo en el ataque. De ahí que la solución haya sido dar en pocos días la alternativa a Recio y a Portillo, porque aunque este ya había debutado y llevaba casi un año entrenándose con el primer equipo, ante el Levante por fin fue titular en un partido oficial. Ambos se unen a Juanmi y a Edu Ramos, en una generación que pide paso.
Los dos últimos en asomarse responden a patrones comunes en el plano táctico. El 'toco y me muevo', el juego de combinaciones en corto, movilidad y fútbol de asociación que ha sido el estandarte de los conjuntos de Pellegrini. Ahora bien, fuera del terreno de juego, son especialmente distintos: Portillo, tímido y reservado; Recio, locuaz y lanzado. De alguna manera, dos 'fichajes' inesperados del técnico chileno en su afán por encontrar jugadores que puedan poner en práctica su idea del juego.
La paciencia hecha virtud
Portillo sigue pareciendo un niño que compite con mayores. Casi se ruboriza cuando se le recuerda lo que sobre él han dicho o escrito los medios de comunicación después de su actuación. «Algo he visto, pero estoy tranquilo. Intenté darlo todo, pero creo que Pellegrini ha demostrado que hay buenos futbolistas en la cantera». Al futbolista malagueño no se le ha caído el mundo encima después de tener que esperar casi un año para ser al fin titular en un partido oficial. La pasada campaña hizo la pretemporada del equipo en Benahavís, y fue tras el último encuentro de la primera vuelta, jugado ante el Real Madrid, cuando se quedó entrenándose definitivamente con el equipo. Tampoco se vino abajo ni protestó cuando tuvo que jugar tres partidos ligueros con el filial en esta campaña. Hasta el domingo solo había jugado tres ratos en la categoría, pero su sino parece que ha cambiado.
Contra el Levante descongestionó su banda, dejó pasillo a Jesús Gámez, y buscó centros al área y ofrecer fluidez a la circulación del esférico. «Creo que hicimos un buen partido. En la primera parte el balón no quiso entrar, y también se vio que el Levante trabaja muy bien y sabe salir al contragolpe», comentó. Con su habitual modestia eludió anteponer su actuación a la aportación de Gámez: «Es un grandísimo jugador e hizo un auténtico partidazo».
Portillo no puede evitar que se le cambie la cara cuando se le recuerda la enorme ovación que se llevó de La Rosaleda cuando se ordenó su cambio. «Fue impresionante. Le doy las gracias a todo el mundo». En ningún caso el paleño le guarda rencor a Jesualdo Ferreira por no haber recibido más oportunidades en su etapa. Por el contrario, dice: «Pienso que tanto él como Pellegrini son dos grandes entrenadores. A este, aunque los resultados no le acompañaron, ojalá que le vaya bien».
De algún modo, Portillo comparte gustos con Recio. No es que sean del Barcelona, pero asumen que Xavi es su modelo de referencia. En el caso del segundo, también Iniesta. Queda claro que también concuerda con ese perfil de centrocampistas que Pellegrini reclama para el Málaga. «Me dijo que le gusta jugar con dos 'pivotes' más dos futbolistas por dentro que se muevan y que se asocien con el balón. Quiere que como mucho se juegue a uno o dos toques», reconoce Recio.
Si Portillo llegó al Málaga con quince años, para el equipo cadete Autonómico, Recio es blanquiazul desde los nueve. Salvo una corta experiencia en el San Estanislao, toda su formación con un mismo equipo. Ambos tienen en común también haberse retrasado en su demarcación con el paso de los años. «Antes jugaba más de medio centro (con Juan Diego, en El Palo), y en el Málaga me colocaron como medio punta. Ya con Rafa Gil en el filial, escorado en la banda». Por su parte, Recio logró catorce goles en el División de Honor jugando de medio punta, y en el Malagueño empezó a jugar de medio centro más defensivo, por detrás de otros dos volantes interiores.
Siete meses de diferencia
Recio es siete meses más joven que Portillo, pero son de diferentes años, y esa distancia les ha impedido coincidir demasiado en las diferentes categorías inferiores. En el caso de Recio su ascenso a la plantilla profesional ha sido más meteórico. Apenas es su segundo año en el Málaga y solo fue a entrenarse un día con Muñiz la pasada campaña. Desde entonces no regresó hasta la llegada de Rafa Gil, que lo citó por la ausencia de Juanito. El siguiente examen fue el partido de Tercera División contra el Maracena. «Ya nos avisaron de que estaría Pellegrini, pero nos dijeron que no nos pusiéramos nerviosos», admite ahora, y recuerda con aproximación las palabras del chileno cuando le confirmó que sería titular en la Copa del Rey: «Me dijo que jugara tranquilo, como yo sé, pidiendo el balón, ofreciéndome, y que tratase de que no hubiera pérdidas».
Recio tampoco olvida la broma que le gastó Pellegrini cuando se incorporó al entrenamiento y le vino a decir que quién era o qué hacia allí. Lo haya pretendido o no, su nombre futbolístico, en su condición de sobrino de un gran jugador del Málaga de la década de los ochenta, puede haberle ayudado a abrir puertas, aunque evidentemente no le ha dado el empujón definitivo, al que solo optan los mejores. Desde su debut las comparaciones son inevitables con su tío por parte de medios y aficionados. «Se hacen porque jugamos en la misma posición. Dicen que tenemos cualidades futbolísticas parecidas, porque jugamos de forma fácil el balón, pero puede que yo sea más alto que él».
Hoy día no es tanto su tío como su progenitor el que más influye en su carrera. «Mi tío me vio por la tele. No fue al campo, porque no le gusta ya ir. Me mandó un mensaje al móvil después del partido y me dijo que siga trabajando como hasta ahora -añade-. Y mi padre (hermano del ex malaguista), que es el más exigente, me dijo que me lo tomara con humildad».
Suplente ante el Levante, es consciente de que el regreso de Duda y Juanito puede suponer mucha competencia en el centro del campo. Asume su realidad, la de que puede volver al filial. «Trabajaré al máximo en cada entrenamiento, y es un orgullo venir a entrenarme aquí», afirma, y se muestra optimista con las opciones del equipo: «Se está mejorando. En cuatro o cinco días el Málaga no va a cambiar todo radicalmente. Creo que ahora hay más alegría en el trabajo, y que el equipo está más concienciado. Seguro que vamos a sacar esto adelante, porque hay calidad de sobra para no tener que sufrir».
http://malagacf.diariosur.es/noticias/2010-11-16/cantera-seduce-pellegrini-20101116.html
Los 'Fergie babes' (Gary y Phil Neville, Beckham, Butt y Scholes) ofrecieron al Manchester United su última etapa dorada, y la nueva hornada malaguista bien que podría bautizarse como la de los 'Pellegrini babes'. Es como si el técnico chileno no hubiese encontrado en la plantilla una línea de volantes óptima para implantar su estilo combinativo en el ataque. De ahí que la solución haya sido dar en pocos días la alternativa a Recio y a Portillo, porque aunque este ya había debutado y llevaba casi un año entrenándose con el primer equipo, ante el Levante por fin fue titular en un partido oficial. Ambos se unen a Juanmi y a Edu Ramos, en una generación que pide paso.
Los dos últimos en asomarse responden a patrones comunes en el plano táctico. El 'toco y me muevo', el juego de combinaciones en corto, movilidad y fútbol de asociación que ha sido el estandarte de los conjuntos de Pellegrini. Ahora bien, fuera del terreno de juego, son especialmente distintos: Portillo, tímido y reservado; Recio, locuaz y lanzado. De alguna manera, dos 'fichajes' inesperados del técnico chileno en su afán por encontrar jugadores que puedan poner en práctica su idea del juego.
La paciencia hecha virtud
Portillo sigue pareciendo un niño que compite con mayores. Casi se ruboriza cuando se le recuerda lo que sobre él han dicho o escrito los medios de comunicación después de su actuación. «Algo he visto, pero estoy tranquilo. Intenté darlo todo, pero creo que Pellegrini ha demostrado que hay buenos futbolistas en la cantera». Al futbolista malagueño no se le ha caído el mundo encima después de tener que esperar casi un año para ser al fin titular en un partido oficial. La pasada campaña hizo la pretemporada del equipo en Benahavís, y fue tras el último encuentro de la primera vuelta, jugado ante el Real Madrid, cuando se quedó entrenándose definitivamente con el equipo. Tampoco se vino abajo ni protestó cuando tuvo que jugar tres partidos ligueros con el filial en esta campaña. Hasta el domingo solo había jugado tres ratos en la categoría, pero su sino parece que ha cambiado.
Contra el Levante descongestionó su banda, dejó pasillo a Jesús Gámez, y buscó centros al área y ofrecer fluidez a la circulación del esférico. «Creo que hicimos un buen partido. En la primera parte el balón no quiso entrar, y también se vio que el Levante trabaja muy bien y sabe salir al contragolpe», comentó. Con su habitual modestia eludió anteponer su actuación a la aportación de Gámez: «Es un grandísimo jugador e hizo un auténtico partidazo».
Portillo no puede evitar que se le cambie la cara cuando se le recuerda la enorme ovación que se llevó de La Rosaleda cuando se ordenó su cambio. «Fue impresionante. Le doy las gracias a todo el mundo». En ningún caso el paleño le guarda rencor a Jesualdo Ferreira por no haber recibido más oportunidades en su etapa. Por el contrario, dice: «Pienso que tanto él como Pellegrini son dos grandes entrenadores. A este, aunque los resultados no le acompañaron, ojalá que le vaya bien».
De algún modo, Portillo comparte gustos con Recio. No es que sean del Barcelona, pero asumen que Xavi es su modelo de referencia. En el caso del segundo, también Iniesta. Queda claro que también concuerda con ese perfil de centrocampistas que Pellegrini reclama para el Málaga. «Me dijo que le gusta jugar con dos 'pivotes' más dos futbolistas por dentro que se muevan y que se asocien con el balón. Quiere que como mucho se juegue a uno o dos toques», reconoce Recio.
Si Portillo llegó al Málaga con quince años, para el equipo cadete Autonómico, Recio es blanquiazul desde los nueve. Salvo una corta experiencia en el San Estanislao, toda su formación con un mismo equipo. Ambos tienen en común también haberse retrasado en su demarcación con el paso de los años. «Antes jugaba más de medio centro (con Juan Diego, en El Palo), y en el Málaga me colocaron como medio punta. Ya con Rafa Gil en el filial, escorado en la banda». Por su parte, Recio logró catorce goles en el División de Honor jugando de medio punta, y en el Malagueño empezó a jugar de medio centro más defensivo, por detrás de otros dos volantes interiores.
Siete meses de diferencia
Recio es siete meses más joven que Portillo, pero son de diferentes años, y esa distancia les ha impedido coincidir demasiado en las diferentes categorías inferiores. En el caso de Recio su ascenso a la plantilla profesional ha sido más meteórico. Apenas es su segundo año en el Málaga y solo fue a entrenarse un día con Muñiz la pasada campaña. Desde entonces no regresó hasta la llegada de Rafa Gil, que lo citó por la ausencia de Juanito. El siguiente examen fue el partido de Tercera División contra el Maracena. «Ya nos avisaron de que estaría Pellegrini, pero nos dijeron que no nos pusiéramos nerviosos», admite ahora, y recuerda con aproximación las palabras del chileno cuando le confirmó que sería titular en la Copa del Rey: «Me dijo que jugara tranquilo, como yo sé, pidiendo el balón, ofreciéndome, y que tratase de que no hubiera pérdidas».
Recio tampoco olvida la broma que le gastó Pellegrini cuando se incorporó al entrenamiento y le vino a decir que quién era o qué hacia allí. Lo haya pretendido o no, su nombre futbolístico, en su condición de sobrino de un gran jugador del Málaga de la década de los ochenta, puede haberle ayudado a abrir puertas, aunque evidentemente no le ha dado el empujón definitivo, al que solo optan los mejores. Desde su debut las comparaciones son inevitables con su tío por parte de medios y aficionados. «Se hacen porque jugamos en la misma posición. Dicen que tenemos cualidades futbolísticas parecidas, porque jugamos de forma fácil el balón, pero puede que yo sea más alto que él».
Hoy día no es tanto su tío como su progenitor el que más influye en su carrera. «Mi tío me vio por la tele. No fue al campo, porque no le gusta ya ir. Me mandó un mensaje al móvil después del partido y me dijo que siga trabajando como hasta ahora -añade-. Y mi padre (hermano del ex malaguista), que es el más exigente, me dijo que me lo tomara con humildad».
Suplente ante el Levante, es consciente de que el regreso de Duda y Juanito puede suponer mucha competencia en el centro del campo. Asume su realidad, la de que puede volver al filial. «Trabajaré al máximo en cada entrenamiento, y es un orgullo venir a entrenarme aquí», afirma, y se muestra optimista con las opciones del equipo: «Se está mejorando. En cuatro o cinco días el Málaga no va a cambiar todo radicalmente. Creo que ahora hay más alegría en el trabajo, y que el equipo está más concienciado. Seguro que vamos a sacar esto adelante, porque hay calidad de sobra para no tener que sufrir».
http://malagacf.diariosur.es/noticias/2010-11-16/cantera-seduce-pellegrini-20101116.html