No disfruta todavía el público de La Rosaleda con este nuevo Málaga. El primer triunfo se está haciendo de rogar tras los dos primeros partidos. El calendario avisaba de que esto podía suceder, pero tras ver al Sevilla de ayer se puede decir que el equipo blanquiazul ha perdido una oportunidad de ganarle al eterno rival andaluz, que no atraviesa por un buen momento, aunque ya se sabe que La Rosaleda suele hacer de hospital en el que se recuperan los equipos que llegan en mal estado.

Lo peor no es solo la derrota en sí, sino la forma en que se produjo. El equipo de Ferreira se adelantó en el marcador, pero, lejos de sacarle partido a su ventaja y llevarse de calle al peor Sevilla de los últimos años, se diluyó como un azucarillo en el café. Sobre todo en la segunda parte, en la que no tuvo una sola oportunidad de marcar. El equipo no existió en esta mitad. Ni la necesidad del gol del empate le hizo cambiar de revoluciones, tal era la depresión que les provocaron los dos goles sevillistas a las huestes del entrenador portugués.

A pesar de que desde el principio se rebeló como el mejor de su equipo y del partido, el Málaga no acertó a frenar a Perotti. Su habitual marcador, Jesús Gámez, no pasa por su mejor momento, y encima apenas recibió ayudas. El argentino, que encara y dribla como pocos en esta Liga, se lució. De sus botas no solo salió el centro del 1-1, cuando envió el balón al segundo palo tras regatear al lateral fuengiroleño, sino que en la segunda parte fue una auténtica pesadilla para la zaga local. Menos mal que el delantero centro del equipo visitante, Negredo, no aprovechó ninguno de los balones que le mandó el extremo, porque de lo contrario la goleada podía haber sido de aúpa.

Los jugadores de ambos equipos salieron al campo portando la bandera andaluza. Curiosamente, de los 22 que la llevaban solo cinco son de esta Comunidad autónoma (cuatro del Málaga y uno del Sevilla). Pero si la cantidad de andaluces que empezaron el partido fue escasa, inferior fue la cifra de los que lo terminaron. Solo Jesús Gámez quedó en el campo de los nacidos en esta bendita región.