"Se corre detrás de quien gana, no de quien pierde; con esta idea quiero construir mi equipo"
"Quiero que los jugadores anden al paso del club y lo empujen a ser grande porque así se han hecho los mejores del mundo", asegura Jesualdo Ferreira
José L. Malo / Málaga | Actualizado 17.09.2010 - 05:02
Segunda entrega del encuentro con Jesualdo Ferreira. En ella esboza sus planes con el Málaga. Fluye su yo más reflexivo, que permite conocer su metodología para hacer del club un equipo grande. A la palestra también salen algunos nombres propios de su plantel.
-¿Qué vertiente del entrenamiento le apasiona más?
-En mi carrera sólo he sido entrenador asistente cuatro años y 30 alguien que lideraba a un equipo. Creo que trabajar con niños es muy importante. Por ejemplo, el paso de las 24 horas en el fútbol para un entrenador y un jugador no es igual. Como la tarea y las responsabilidades cambian, las personas tienen que saber entenderlo. Como jugador yo no tuve la chance de poder llegar más lejos. Eso fue un proceso muy difícil que me dio la fuerza de luchar contra todo y llegar a lo que yo quería, ser un entrenador top. Cuando se trabaja con juniors se está entrenando a alguien que en el futuro quiere ser jugador, y eso te obliga a ti a pensar lo que tienes que hacer para ayudar a esa persona a serlo. Porque cuando tienes un equipo profesional con jugadores desde 17 años hasta 30 o 35, ¿cómo lo haces? Yo tengo la experiencia de trabajar con entrenamientos, la dirección, las cuestiones sociales, el entorno, los aspectos mentales, que son el punto estrella de la conducta deportiva... ¿Cómo vas a hacerlo si no sabes todo esto? Si no conoces la fisiología de un niño de 17 años, qué tiene que aprender, cómo adoctrinarlo; si tienes un tío de 30 años con una experiencia increíble que no se adapta al juego, ¿cómo lo haces para cambiar? ¿Messi o Cristiano no van a aprender nada más en su vida? Claro que pueden. Hay que darle soluciones para ser mejor y ése es un desafío del entrenador. ¿Los niños de entre 17 y 20 años que tiene el Málaga piensan lo mismo o tienen la misma idea de fútbol que Juanito o Fernando? Lo importante es saber qué tienes que hacer.
-Con Juanmi tiene un desafío muy bonito en ese sentido.
-Pero no sólo con él, también con Edu, que tiene una gran capacidad. Portillo también es un jugador diferente que tiene la idiosincrasia de pivote ofensivo del fútbol español. Igual tienes otros como Manu, con 21 años, Iván, con 22... Para mí no sólo es importante como entrenador el desafío de Juanmi o Edu; es el mismo que con Juanito o Fernando. No puedes hablar igual con uno u otro. Lo que pasa es que tenemos que ser un equipo. ¿Y eso cómo se hace? Es muy difícil.
-¿Por qué?
-Por ejemplo, un niño como Sebastián Fernández, que es uruguayo, no tiene nada que ver con Sandro, que es brasileño. Son dos sudamericanos sí, pero con dos culturas totalmente diferentes. Como entrenador también tienes que saber cuál es la cultura que existe en los países, el fútbol que se juega, cómo se entrena, para así saber cómo adaptarlos, qué hacer con ellos para que mejoren. Los sudamericanos en general son jugadores con problemas tácticos. No estoy diciendo que sean malos, sino que tienen problemas de adaptación. Es distinto a Europa. Seguro que te acuerdas de jugadores argentinos muy buenos que vinieron a España pero no de cómo eran antes de que llegaran. Porque sólo vemos la fotografía final. Un ejemplo: un jugador le hacen un desplazamiento en largo y controla el balón. En ese momento los 120.000 del estadio le miran durante dos segundos, pero nadie vio lo que hizo antes, sólo los entrenadores. Y sólo le van a valorar por eso. Esta es la visión que hay del fútbol, sobre todo de los aficionados. Hay jugadores que están muertos porque en la decisión final han fallado, pero detrás han pasado cosas. Lo que no se ve también es importante y esto es muy profunda cuando se entrena. Puedes tener un jugador muy potente y capaz, vale, pero luego tienes un once. ¿Cómo se acopla esto?
-¿Como le ocurre con Quincy?
-Como Quincy, pero ¿qué me dices de Messi? Messi es un jugador individualista. El fútbol que hace son permanentes individualidades. Muchos no saben lo que van a hacer esos jugadores, ni siquiera ellos mismos. Son pura creatividad. La decisión es tan rápida y su capacidad es tan grande que esos genios hasta hacen cosas que ni ellos preveían hacer. Los compañeros no saben lo que él va a hacer y él tiene que jugar con los otros. Estas cuestiones las tienes que arreglar en grupo y el grupo tiene que aceptar las reglas para que el equipo funcione.
-Hablemos de su forma de juego. ¿Es un enamorado del 1-4-3-3?
-No estoy enamorado de ningún sistema. ¿Por qué a la gente le gusta tanto el 4-2-3-1? ¿Da equilibrio? No creo que sea eso. Hay equipos que ganan campeonatos sin jugar así. Cuando construyes un equipo hay un conjunto de principios que son decisivos y la base de todo es el equilibrio. Para equilibrar tienes que tener espacios y tu equipo debe poseer la capacidad de ocuparlos y aprovecharlos. El posicionamiento de los jugadores parte siempre de un sistema, que es una cosa rígida. ¿Cómo ha ganado la España de Aragonés? Tenía un pivote, Senna, y España entera encantada de jugar con uno. El Mundial lo han ganado con dos, y los jugadores eran prácticamente los mismos salvo Senna, que no estaba. ¿Qué cambió? Nada. La España de Aragonés tenía un equipo que ocupaba bien el espacio, que atacaba y defendía equilibradamente, que nunca perdía la compostura. Y nadie hablaba del sistema. En el Mundial al principio se habló del sistema, de los dos pivotes. Luego ganaron y la roja es la mejor. Es siempre igual, amigo. Has de tener jugadores equilibrados que conozcan muy bien las cuestiones tácticas en dos momentos decisivos: cuando tienes el balón y cuando no lo tienes.
-El partido en Zaragoza resume esas luces y sombras.
-No todo va a ser siempre 3-5. Es imposible. Los sistemas son algo para pretender que tu equipo sea equilibrado, que tenga los principios fundamentales del juego. ¿A mí me gusta atacar? Verdad. ¿A mí me gusta ganar? Verdad. ¿A mí me gusta el fútbol atractivo? Verdad. Pero para esto primero hay una idea clara: mi mentalidad, la que le inculco a los jugadores de que cada partido es para ganarlo, no para estar aburrido o para perder, sea cual sea mi equipo.
-¿Segundo?
-Si quiero atacar mucho, hay una cosa que tengo que hacer antes muy bien: defender. Si no defiendo, no voy a tener la pelota, porque la FIFA no da dos por partido. Y cuando la tengo, tengo que manejarla bien con la idea clara de que tras pocos segundos la voy a perder. El balón se irá fuera, el rival me la quitará o habrá gol y empezará una nueva jugada. Siempre hay momentos en que no tendrás el balón. La capacidad de cada equipo de entender eso da equilibrio. Por eso el sistema es apenas el punto de partida para hacer algo, no un punto de llegada ni la base de la discusión permanente. Lo central es que mi equipo sepa defender bien con el sistema que sea. Hay momentos del partido que defiendes en inferioridad o tres contra tres. ¿Y qué haces? ¿Dónde está el sistema? ¿Dónde están los pivotes? Esto no es una cuestión de sistema, sino del conocimiento de los principios básicos del juego de ataque y defensa, que deben ser muy fuertes. Los equipos grandes suelen tener jugadores con mucho oficio, que lo dominan todo sobre el campo. Si tienen que defender con ocho lo hacen bien; y si tienen que atacar con ocho también lo hacen bien.
-Esto se entrena a diario, pero, ¿cómo se mete la mentalidad en la cabeza del jugador?
-Esto es lo más difícil. Porque cuando tienes un grupo no tienes necesariamente personas con esa capacidad mental o ese carácter. No es cuestión de ser mejor o peor, sino que no todos lo tienen. En el Barça y en el Madrid es igual. El entrenador tiene un conjunto y entre todos tenemos que empujar para cada vez ser más serios, más ambiciosos, más atrevidos, y que ésa sea la única salida. Así tienes un equipo que puede ganar muchas veces. Así se construye un equipo grande.
-¿Le está hablando mucho a sus jugadores sobre eso?
-Sí. Es aburrido estar hablando todos los días para perder [risas]. Es una cosa de locos. Yo entiendo que no es fácil, porque para ganar necesitas capacidad. Hay que trabajar mucho. Tengo que hacer entender al jugador que para jugar a lo que yo quiero todos tienen que estar al cien por cien y trabajar mucho. En todo el partido. Quiero que al jugador la dificultad le dé más ambición y capacidad para jugar. El que se quede en el medio o dé el 60% conmigo lo tiene difícil. Hay momentos en que el futbolista cree que puede y entonces crece. Pasa con todos, todos crecen así. Es como los hijos. Un niño que gatea hoy, mañana anda y luego corre. Cuando gateaba mucho vio a otros andando hasta que un día de pronto está de pie y anda. ¿Qué lo explica? Ha gateado mucho hasta que un día, naturalmente, está andando. Con el jugador pasa igual.
-¿Cuestión de ambición?
-Si todo es fácil y nadie empuja al jugador, ¿tú crees que va a crecer, que va a andar detrás de algo? No es una cuestión de los jugadores; los seres humanos nos acostumbramos a lo fácil. Yo tengo la experiencia, amigo, de saber que es tan difícil conseguir el éxito como el fracaso. Cuando se ganan muchos partidos, muchos títulos, es muy difícil el después. Unos se quedan bien porque ya lo ganaron todo, pero otros quieren nuevos desafíos para ganar más. El fracaso es igual. Siempre que pierdes, ¿qué haces para salir de ahí? Pero es más simpático el éxito, porque quiere decir que has conseguido cosas. Si quieres algo, lo tienes que conquistar; no te puedes quedar esperando a que las cosas lleguen. Eso es lo que le transmito a todos mis jugadores en todos mis equipos.
-¿Ese es el gran reto que tiene en el Málaga para hacerlo grande?
-Esa mentalidad estará en la cabeza si el club, el entorno, todos, andan en la misma dirección. Lo que se quiere es que los jugadores anden al paso del club y le empujen a ser grande. ¿Quiénes han hecho los grandes clubes del mundo? Los jugadores, un conjunto. Son las personas las que lo hacen, la cultura que les empuja. Se juntaron grupos, se hicieron clubes que juegan al fútbol, crecieron las instalaciones y los jugadores fueron ganando y ganando. Porque hay una máxima amigo: sólo se corre detrás de quien gana, no de quien pierde. Esta es la idea que tengo, construir un equipo haciendo esto, empujar hacia jugar con satisfacción, alegría, motivación. Si todos hacemos esto, irá bien. Ningún entrenador gana solo. Si te dicen esto, no lo creas.
Malaga Hoy
"Quiero que los jugadores anden al paso del club y lo empujen a ser grande porque así se han hecho los mejores del mundo", asegura Jesualdo Ferreira
José L. Malo / Málaga | Actualizado 17.09.2010 - 05:02
Segunda entrega del encuentro con Jesualdo Ferreira. En ella esboza sus planes con el Málaga. Fluye su yo más reflexivo, que permite conocer su metodología para hacer del club un equipo grande. A la palestra también salen algunos nombres propios de su plantel.
-¿Qué vertiente del entrenamiento le apasiona más?
-En mi carrera sólo he sido entrenador asistente cuatro años y 30 alguien que lideraba a un equipo. Creo que trabajar con niños es muy importante. Por ejemplo, el paso de las 24 horas en el fútbol para un entrenador y un jugador no es igual. Como la tarea y las responsabilidades cambian, las personas tienen que saber entenderlo. Como jugador yo no tuve la chance de poder llegar más lejos. Eso fue un proceso muy difícil que me dio la fuerza de luchar contra todo y llegar a lo que yo quería, ser un entrenador top. Cuando se trabaja con juniors se está entrenando a alguien que en el futuro quiere ser jugador, y eso te obliga a ti a pensar lo que tienes que hacer para ayudar a esa persona a serlo. Porque cuando tienes un equipo profesional con jugadores desde 17 años hasta 30 o 35, ¿cómo lo haces? Yo tengo la experiencia de trabajar con entrenamientos, la dirección, las cuestiones sociales, el entorno, los aspectos mentales, que son el punto estrella de la conducta deportiva... ¿Cómo vas a hacerlo si no sabes todo esto? Si no conoces la fisiología de un niño de 17 años, qué tiene que aprender, cómo adoctrinarlo; si tienes un tío de 30 años con una experiencia increíble que no se adapta al juego, ¿cómo lo haces para cambiar? ¿Messi o Cristiano no van a aprender nada más en su vida? Claro que pueden. Hay que darle soluciones para ser mejor y ése es un desafío del entrenador. ¿Los niños de entre 17 y 20 años que tiene el Málaga piensan lo mismo o tienen la misma idea de fútbol que Juanito o Fernando? Lo importante es saber qué tienes que hacer.
-Con Juanmi tiene un desafío muy bonito en ese sentido.
-Pero no sólo con él, también con Edu, que tiene una gran capacidad. Portillo también es un jugador diferente que tiene la idiosincrasia de pivote ofensivo del fútbol español. Igual tienes otros como Manu, con 21 años, Iván, con 22... Para mí no sólo es importante como entrenador el desafío de Juanmi o Edu; es el mismo que con Juanito o Fernando. No puedes hablar igual con uno u otro. Lo que pasa es que tenemos que ser un equipo. ¿Y eso cómo se hace? Es muy difícil.
-¿Por qué?
-Por ejemplo, un niño como Sebastián Fernández, que es uruguayo, no tiene nada que ver con Sandro, que es brasileño. Son dos sudamericanos sí, pero con dos culturas totalmente diferentes. Como entrenador también tienes que saber cuál es la cultura que existe en los países, el fútbol que se juega, cómo se entrena, para así saber cómo adaptarlos, qué hacer con ellos para que mejoren. Los sudamericanos en general son jugadores con problemas tácticos. No estoy diciendo que sean malos, sino que tienen problemas de adaptación. Es distinto a Europa. Seguro que te acuerdas de jugadores argentinos muy buenos que vinieron a España pero no de cómo eran antes de que llegaran. Porque sólo vemos la fotografía final. Un ejemplo: un jugador le hacen un desplazamiento en largo y controla el balón. En ese momento los 120.000 del estadio le miran durante dos segundos, pero nadie vio lo que hizo antes, sólo los entrenadores. Y sólo le van a valorar por eso. Esta es la visión que hay del fútbol, sobre todo de los aficionados. Hay jugadores que están muertos porque en la decisión final han fallado, pero detrás han pasado cosas. Lo que no se ve también es importante y esto es muy profunda cuando se entrena. Puedes tener un jugador muy potente y capaz, vale, pero luego tienes un once. ¿Cómo se acopla esto?
-¿Como le ocurre con Quincy?
-Como Quincy, pero ¿qué me dices de Messi? Messi es un jugador individualista. El fútbol que hace son permanentes individualidades. Muchos no saben lo que van a hacer esos jugadores, ni siquiera ellos mismos. Son pura creatividad. La decisión es tan rápida y su capacidad es tan grande que esos genios hasta hacen cosas que ni ellos preveían hacer. Los compañeros no saben lo que él va a hacer y él tiene que jugar con los otros. Estas cuestiones las tienes que arreglar en grupo y el grupo tiene que aceptar las reglas para que el equipo funcione.
-Hablemos de su forma de juego. ¿Es un enamorado del 1-4-3-3?
-No estoy enamorado de ningún sistema. ¿Por qué a la gente le gusta tanto el 4-2-3-1? ¿Da equilibrio? No creo que sea eso. Hay equipos que ganan campeonatos sin jugar así. Cuando construyes un equipo hay un conjunto de principios que son decisivos y la base de todo es el equilibrio. Para equilibrar tienes que tener espacios y tu equipo debe poseer la capacidad de ocuparlos y aprovecharlos. El posicionamiento de los jugadores parte siempre de un sistema, que es una cosa rígida. ¿Cómo ha ganado la España de Aragonés? Tenía un pivote, Senna, y España entera encantada de jugar con uno. El Mundial lo han ganado con dos, y los jugadores eran prácticamente los mismos salvo Senna, que no estaba. ¿Qué cambió? Nada. La España de Aragonés tenía un equipo que ocupaba bien el espacio, que atacaba y defendía equilibradamente, que nunca perdía la compostura. Y nadie hablaba del sistema. En el Mundial al principio se habló del sistema, de los dos pivotes. Luego ganaron y la roja es la mejor. Es siempre igual, amigo. Has de tener jugadores equilibrados que conozcan muy bien las cuestiones tácticas en dos momentos decisivos: cuando tienes el balón y cuando no lo tienes.
-El partido en Zaragoza resume esas luces y sombras.
-No todo va a ser siempre 3-5. Es imposible. Los sistemas son algo para pretender que tu equipo sea equilibrado, que tenga los principios fundamentales del juego. ¿A mí me gusta atacar? Verdad. ¿A mí me gusta ganar? Verdad. ¿A mí me gusta el fútbol atractivo? Verdad. Pero para esto primero hay una idea clara: mi mentalidad, la que le inculco a los jugadores de que cada partido es para ganarlo, no para estar aburrido o para perder, sea cual sea mi equipo.
-¿Segundo?
-Si quiero atacar mucho, hay una cosa que tengo que hacer antes muy bien: defender. Si no defiendo, no voy a tener la pelota, porque la FIFA no da dos por partido. Y cuando la tengo, tengo que manejarla bien con la idea clara de que tras pocos segundos la voy a perder. El balón se irá fuera, el rival me la quitará o habrá gol y empezará una nueva jugada. Siempre hay momentos en que no tendrás el balón. La capacidad de cada equipo de entender eso da equilibrio. Por eso el sistema es apenas el punto de partida para hacer algo, no un punto de llegada ni la base de la discusión permanente. Lo central es que mi equipo sepa defender bien con el sistema que sea. Hay momentos del partido que defiendes en inferioridad o tres contra tres. ¿Y qué haces? ¿Dónde está el sistema? ¿Dónde están los pivotes? Esto no es una cuestión de sistema, sino del conocimiento de los principios básicos del juego de ataque y defensa, que deben ser muy fuertes. Los equipos grandes suelen tener jugadores con mucho oficio, que lo dominan todo sobre el campo. Si tienen que defender con ocho lo hacen bien; y si tienen que atacar con ocho también lo hacen bien.
-Esto se entrena a diario, pero, ¿cómo se mete la mentalidad en la cabeza del jugador?
-Esto es lo más difícil. Porque cuando tienes un grupo no tienes necesariamente personas con esa capacidad mental o ese carácter. No es cuestión de ser mejor o peor, sino que no todos lo tienen. En el Barça y en el Madrid es igual. El entrenador tiene un conjunto y entre todos tenemos que empujar para cada vez ser más serios, más ambiciosos, más atrevidos, y que ésa sea la única salida. Así tienes un equipo que puede ganar muchas veces. Así se construye un equipo grande.
-¿Le está hablando mucho a sus jugadores sobre eso?
-Sí. Es aburrido estar hablando todos los días para perder [risas]. Es una cosa de locos. Yo entiendo que no es fácil, porque para ganar necesitas capacidad. Hay que trabajar mucho. Tengo que hacer entender al jugador que para jugar a lo que yo quiero todos tienen que estar al cien por cien y trabajar mucho. En todo el partido. Quiero que al jugador la dificultad le dé más ambición y capacidad para jugar. El que se quede en el medio o dé el 60% conmigo lo tiene difícil. Hay momentos en que el futbolista cree que puede y entonces crece. Pasa con todos, todos crecen así. Es como los hijos. Un niño que gatea hoy, mañana anda y luego corre. Cuando gateaba mucho vio a otros andando hasta que un día de pronto está de pie y anda. ¿Qué lo explica? Ha gateado mucho hasta que un día, naturalmente, está andando. Con el jugador pasa igual.
-¿Cuestión de ambición?
-Si todo es fácil y nadie empuja al jugador, ¿tú crees que va a crecer, que va a andar detrás de algo? No es una cuestión de los jugadores; los seres humanos nos acostumbramos a lo fácil. Yo tengo la experiencia, amigo, de saber que es tan difícil conseguir el éxito como el fracaso. Cuando se ganan muchos partidos, muchos títulos, es muy difícil el después. Unos se quedan bien porque ya lo ganaron todo, pero otros quieren nuevos desafíos para ganar más. El fracaso es igual. Siempre que pierdes, ¿qué haces para salir de ahí? Pero es más simpático el éxito, porque quiere decir que has conseguido cosas. Si quieres algo, lo tienes que conquistar; no te puedes quedar esperando a que las cosas lleguen. Eso es lo que le transmito a todos mis jugadores en todos mis equipos.
-¿Ese es el gran reto que tiene en el Málaga para hacerlo grande?
-Esa mentalidad estará en la cabeza si el club, el entorno, todos, andan en la misma dirección. Lo que se quiere es que los jugadores anden al paso del club y le empujen a ser grande. ¿Quiénes han hecho los grandes clubes del mundo? Los jugadores, un conjunto. Son las personas las que lo hacen, la cultura que les empuja. Se juntaron grupos, se hicieron clubes que juegan al fútbol, crecieron las instalaciones y los jugadores fueron ganando y ganando. Porque hay una máxima amigo: sólo se corre detrás de quien gana, no de quien pierde. Esta es la idea que tengo, construir un equipo haciendo esto, empujar hacia jugar con satisfacción, alegría, motivación. Si todos hacemos esto, irá bien. Ningún entrenador gana solo. Si te dicen esto, no lo creas.
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