Los goles encajados en el estreno llegaron en errores graves, y el Valencia acumuló 29 llegadas al área y 19 centros El análisis pormenorizado del partido del Málaga refleja numerosos aspectos a mejorar
Los técnicos del Málaga comenzarán hoy a analizar el desarrollo del partido frente al Valencia. Pero probablemente todos ellos habrán llegado a una conclusión: el equipo tiene mucha faena. El análisis más pausado, a través de la televisión, refleja numerosas asignaturas pendientes. Estas son las principales que deberán subsanar Jesualdo Ferreira, su grupo de trabajo y los jugadores.
Distancias entre las líneas
El Málaga acusó en demasiadas fases del encuentro un desbarajuste táctico com consecuencia de la inadaptación de la mayoría de los jugadores al sistema. Más allá de que los extremos permanecieran muchas veces arriba y de que Fernando y Eliseu estuvieran un paso por delante de Sandro Silva, la distancia entre este último y la cobertura fue en muchas ocasiones de cinco, ocho y hasta diez metros. Inmejorable ventaja para la movilidad de los medios punta rivales.
Marcas en la estrategia
El equipo defiende los saques de esquina con un marcaje zonal y los puestos de los jugadores están definidos: en el primer palo, Eliseu; en el segundo, Manu, y en la frontal del área pequeña, alineados del primer al segundo palo, Jesús Gámez, Rondón, Weligton, Iván y Fernando. Y luego, por delante, Sandro Silva. Únicamente no varían la posición de este último y de Weligton, que están en el centro, según se lance el córner desde la izquierda o la derecha. El Valencia lo tenía estudiado. En el 0-1, Ricardo Costa y David Navarro forcejearon con Weligton y Rondón para hacer de pantallas. Los dos malaguistas fueron arrastrados y Aduriz encontró un pasillo para rematar desde atrás sin que Iván pudiera llegar a tiempo. En la segunda parte (minuto 68) volvió a intentarlo, esta vez con Mata. El burgalés intentó rematar de volea, pero tuvo que salir al quite Fernando.
Huir del envío en largo
El Málaga trató en todo momento de evitar el envío en largo, pero la presión del Valencia -en particular, de Mata a Sandro Silva- hizo todo más cuesta arriba. Los defensas debieron asumir más de la cuenta, como sucedía la pasada temporada en muchas ocasiones por las continuas ausencias de Apoño por lesión y la falta de un recambio de garantías. De hecho, la primera opción clara en ataque, en el minuto 23, se originó con un pelotazo de Iván hacia Sebastián Fernández, que irrumpió por el flanco izquierdo y centró tan fuerte que se perdió por la banda contraria.
Problemas en la presión
Otra de las dificultades del Málaga fue su presión inconexa en distintos tramos del encuentro, con mención especial para la segunda mitad. Ya en el minuto 11 la resistencia era mínima y la línea de centrocampistas se encontraba en la mitad de su campo, a la altura del banquillo visitante. De este modo, el Valencia comenzó a jugar a su antojo, sin dificultades para sacar el balón y, sobre todo, para que Banega se moviera por donde deseara. De hecho, el 1-2 parte de una situación de inferioridad en la banda con la presencia del argentino acompañando a Pablo Hernández y Joaquín, este último autor del gol. Por eso el Málaga apenas existió tras el descanso.
Los extremos, arriba
El sistema dispuesto por Ferreira (4-3-3) se transformó en muchas situaciones defensivas en un 4-1-4-1; esto es, con los extremos a la altura de los interiores (Eliseu y Fernando). Los laterales malaguistas sufrieron en demasía por la actitud escasamente defensiva de los jugadores más abiertos, en particular de Sebastián Fernández. La prueba más evidente es que Miguel subió cinco veces en la primera parte (con el uruguayo como teórico oponente) y ninguna tras el descanso (cuando le tocaba a Quincy). Tras el descanso se prodigaron los zurdos, precisamente a los que debía tapar el goleador malaguista (Mathieu lo hizo dos veces, y Jordi Alba, otras dos y la segunda originó el 1-3). A Quincy sólo se le marchó una vez un contrario, Mathieu, en la primera parte (minuto 32). El descontrol fue especialmente llamativo en los primeros trece minutos. En ese periodo se concentraron cuatro de las cinco subidas de Miguel. La tercera acabó en el córner que supuso el primer gol del Valencia. Sandro Silva llegó tarde a cerrar con Manu el 'dos contra uno' que a este le hicieron Joaquín y el lateral portugués.
Laterales sólo defensivos
El conjunto malaguista acusó también la escasa presencia de los laterales en ataque. El primer intento de subida llegó... ¡en el minuto 29! Ricardo Costa se cruzó en el camino de Manu. Fue el único amago del futbolista zurdo, abrumado por los problemas en defensa. En el otro flanco, la colaboración de Quincy en defensa no se plasmó en una visión clara del juego. Jesús Gámez nunca encontró el pasillo. El fuengiroleño sólo arrancó cuatro veces (minutos 30, 42, 68 y 87), y esta última incursión se cerró con un centro desde muy lejos.
Centros al área
Los problemas defensivos en los flancos también se tradujeron en continuos centros al área. Sin contar los propiciados por los saques de esquina o los de banda, los jugadores del Valencia 'colgaron' el balón en diecinueve ocasiones (doce en la primera parte y siete en la segunda). Y en este punto, como en otros, conviene incidir que el Valencia 'dejó' de jugar tras el 1-3 en el minuto 74.
Aluvión de llegadas
Igual sucede con las llegadas al área. La fragilidad del sistema defensivo, la distancia entre las líneas -y su aprovechamiento por parte de Vicente, Joaquín y Mata- y los desajustes derivaron en que el Valencia pisara el área en casi una treinta de ocasiones (dieciséis en la primera parte y trece en la segunda). De ahí la continua sensación de peligro en un partido que pudo quedar resuelto antes incluso de que el Málaga empatara al filo del descanso de no haber aparecido la figura de Arnau.
http://malagacf.diariosur.es/noticias/2010-08-30/mucha-faena-pendiente-20100830.html