Gobernar para el pueblo pero sin el pueblo |
El Desmarque - Firma Invitada |
Por César Suárez
MÁLAGA TV Y RADIO MARCA
Esto era una vez un portugués, un qatarí y un español. No les voy a contar un chiste. Que no, que no. Imagínenselos protagonizando una película. Fijo que piensan: “Es una comedia”. Pues tampoco aciertan, porque está más cerca de la tragedia, del llanto, que de la propia risa.
Veréis. El film comienza en Málaga, cuando un español, Fernando Sanz, le vende el club de La Rosaleda a un jeque qatarí, Abdullah Al Thani, y éste confía en un portugués, Jesualdo Ferreira, para que convierta un equipo modesto en uno grande. Qué bien suena, ¿verdad? Qué idílico.
Pues nada de eso porque aquí comienzan los problemas. El nuevo entrenador del Málaga, que se ha pasado toda su vida en su país natal, llega con un currículum impresionante. Como muestra, tres Ligas con el Oporto en las cuatro últimas temporadas. Pinta bien la cosa. Pero he aquí que, con los poderes absolutos que el qatarí Al Thani le ha concedido, decide ejercer, no sólo de técnico sino también de manager. Estudia la situación y su primera decisión para hacer grande al Málaga, ¿cuál es?... Pues coartar, limitar y, en definitiva, vetar la labor de los periodistas, los mediadores entre los jugadores y vosotros, los aficionados.
“Gobernar para el pueblo pero sin el pueblo”. ¿Les suena? Pues eso mismo es lo que ha decidido el señor Ferreira. Su primer mensaje, en su mediática presentación, fue para vosotros: “Pido a la afición que esté a nuestro lado apoyándonos”. Muy bien. Pues ahora, con la limitación de que sólo hablarán dos jugadores ¡¡¡POR SEMANA!!!, se carga de un plumazo el contacto de la marea blanquiazul con sus ídolos. Os pide que apoyéis pero os dice que no escucharéis a los futbolistas. Y eso sin mencionar aún lo de los entrenamientos a puerta cerrada que están a puntito de llegar. O sea, que contacto visual con ellos, va a ser que tampoco. No sea que se vayan a romper de tanto mirarlos.
La idea de blindar a la plantilla no me parece mal como medida extrema para algunas situaciones muy muy, pero que muy extraordinarias. Y aun así, cualquier decisión contra la libertad de información huelga en la sociedad actual. Y más en la española, donde aún son muchos los que sufrieron el drama de la censura. Y más en el mundo del deporte. Y más en el fútbol. Y más aún en el Málaga. Vamos, que ni el Madrid ni el Barça se atreverían con estas medidas extremas coartadoras de libertad. ¿Pero en qué mundo vive, señor Ferreira?
Por muchos títulos que haya ganado, por mucha experiencia que haya acumulado, debe saber que si el fútbol es grande no es, precisamente, por hacer de él un búnker y encerrar allí a los jugadores. ¿Para protegerles de qué? ¿De la Inquisición periodística malagueña?
Aquí, en España, país vecino, en Málaga, ciudad mediterránea, vivimos con intensidad el fútbol, sentimos el contacto con los jugadores. Y saber qué piensan, cómo respiran o qué ojo les pica, es parte de nuestra cultura deportiva. Si lo entiende, perfecto. Aún está a tiempo de rectificar. Si no lo entiende, me parece, señor Ferreira, que se ha equivocado de cabo a rabo. Y las cosas que mal empiezan, mal acaban. ¿Se imagina (ojalá que no) que perdemos los cuatro primeros partidos? ¿De quién será la culpa entonces, de los periodistas? ¿A quién pedirá apoyo, a los aficionados a los que les ha quitado su caramelo preferido?
A todo esto, dice el jeque qatarí Al Thani, o mejor dicho, su mano derecha, el también qatarí Abdullah Ghubn, que ellos también son “estudiantes” de la cultura deportiva española. Pues más vale que el profesor español Fernando Sanz les enseñe rápidamente la lección para que no cometan errores que luego pueden ser irreparables.
Porque así, señor portugués, qatarí y español, no se hace un club grande. ¿Ven como esta película no tiene nada de comedia? Menos mal que el final aún está por escribirse.