Apoño quiere ser el líder del 'nuevo Málaga'
SERGIO CORTÉS.-
Apoño ha cambiado. O eso parece. El futbolista malagueño ha sido durante las vacaciones un fijo en el estadio La Rosaleda y se ha 'machacado' día a día con el único objetivo de recuperar el nivel perdido la pasada temporada. El palmillero quiere ser el líder del 'nuevo Málaga'.
Apoño ha sido este verano uno de los 'fiebres', término empleado habitualmente por el anterior entrenador, Juan Ramón Muñiz, y su equipo de trabajo para calificar a los jugadores que suelen acercarse a La Rosaleda incluso los días de descanso para mantener el tono físico, los Juanito, Manolo, Fernando, Jesús Gámez... Apenas ha fallado.
La presencia de Apoño contrasta con la situación del año pasado. Entonces, llegó con problemas físicos al comienzo de la pretemporada. Al club llegaron comentarios de que el centrocampista había disputado varios encuentros de fútbol-sala con sus amigos durante el periodo vacacional. Y aunque él lo negó, al final de la temporada los responsables del equipo fueron explícitos con los jugadores: nada de deportes de contacto.
Apoño fue a remolque toda la temporada. Forzó al máximo cuando se acercaba el comienzo de la Liga y no hizo más que empeorarlo todo. Simplemente no estaba. Su capacidad para tocar de primeras o para acomodar el cuerpo antes de recibir el balón para buscar la mejor salida desaparecieron. En un equipo al que le faltaba un jugador de sus características -Benachour demostró muy pronto que le faltaba ritmo e intensidad para jugar en la medular con un solo acompañante-, su baja forma fue un calvario para Muñiz. Encima se sucedieron las lesiones. Cuando parecía que el malagueño comenzaba a estar de nuevo con el rodaje deseado, recaía de los problemas musculares. Ni siquiera en la recta final volvió a ser el mismo pese a sus enormes ganas por recuperar el terreno perdido.
Responsabilidad
El caso es que Apoño, al que muchos han tildado en su carrera de poco maduro y que se ha visto salpicado por diversas situaciones extradeportivas -algunas, es cierto, exageradas-, parece haber asumido que el trabajo durante las vacaciones y, sobre todo, la responsabilidad son aspectos fundamentales para luego rendir como él desea y no sufrir lesiones. Parece que los consejos recibidos no han caído en saco roto.
El objetivo del jugador malagueño es llegar al comienzo del trabajo, exactamente dentro de una semana, a un nivel muy alto para que el nuevo entrenador, Jesualdo Ferreira, compruebe su implicación en el proyecto. No cabe duda de que con Apoño al cien por cien de sus posibilidades el Málaga mejoraría considerablemente respecto a la pasada campaña en circulación del balón y también en profundidad merced a sus cambios de juego y a sus pases al hueco.
Además, Apoño también sabe que una recuperación de su juego va aparejada a una salida más clara en el mercado. Tanto el futbolista como su agente, Rafa Zurro, son conscientes de que hoy por hoy es difícil un traspaso a un conjunto español. Su temporada fue muy discreta. Los entrenadores interesados hace un año finalmente no lo vieron claro, Unai Emery (Valencia) y Ernesto Valverde (Villarreal). Así que este verano, si cabe, es aún más difícil.
SERGIO CORTÉS.-
Apoño ha cambiado. O eso parece. El futbolista malagueño ha sido durante las vacaciones un fijo en el estadio La Rosaleda y se ha 'machacado' día a día con el único objetivo de recuperar el nivel perdido la pasada temporada. El palmillero quiere ser el líder del 'nuevo Málaga'.
Apoño ha sido este verano uno de los 'fiebres', término empleado habitualmente por el anterior entrenador, Juan Ramón Muñiz, y su equipo de trabajo para calificar a los jugadores que suelen acercarse a La Rosaleda incluso los días de descanso para mantener el tono físico, los Juanito, Manolo, Fernando, Jesús Gámez... Apenas ha fallado.
La presencia de Apoño contrasta con la situación del año pasado. Entonces, llegó con problemas físicos al comienzo de la pretemporada. Al club llegaron comentarios de que el centrocampista había disputado varios encuentros de fútbol-sala con sus amigos durante el periodo vacacional. Y aunque él lo negó, al final de la temporada los responsables del equipo fueron explícitos con los jugadores: nada de deportes de contacto.
Apoño fue a remolque toda la temporada. Forzó al máximo cuando se acercaba el comienzo de la Liga y no hizo más que empeorarlo todo. Simplemente no estaba. Su capacidad para tocar de primeras o para acomodar el cuerpo antes de recibir el balón para buscar la mejor salida desaparecieron. En un equipo al que le faltaba un jugador de sus características -Benachour demostró muy pronto que le faltaba ritmo e intensidad para jugar en la medular con un solo acompañante-, su baja forma fue un calvario para Muñiz. Encima se sucedieron las lesiones. Cuando parecía que el malagueño comenzaba a estar de nuevo con el rodaje deseado, recaía de los problemas musculares. Ni siquiera en la recta final volvió a ser el mismo pese a sus enormes ganas por recuperar el terreno perdido.
Responsabilidad
El caso es que Apoño, al que muchos han tildado en su carrera de poco maduro y que se ha visto salpicado por diversas situaciones extradeportivas -algunas, es cierto, exageradas-, parece haber asumido que el trabajo durante las vacaciones y, sobre todo, la responsabilidad son aspectos fundamentales para luego rendir como él desea y no sufrir lesiones. Parece que los consejos recibidos no han caído en saco roto.
El objetivo del jugador malagueño es llegar al comienzo del trabajo, exactamente dentro de una semana, a un nivel muy alto para que el nuevo entrenador, Jesualdo Ferreira, compruebe su implicación en el proyecto. No cabe duda de que con Apoño al cien por cien de sus posibilidades el Málaga mejoraría considerablemente respecto a la pasada campaña en circulación del balón y también en profundidad merced a sus cambios de juego y a sus pases al hueco.
Además, Apoño también sabe que una recuperación de su juego va aparejada a una salida más clara en el mercado. Tanto el futbolista como su agente, Rafa Zurro, son conscientes de que hoy por hoy es difícil un traspaso a un conjunto español. Su temporada fue muy discreta. Los entrenadores interesados hace un año finalmente no lo vieron claro, Unai Emery (Valencia) y Ernesto Valverde (Villarreal). Así que este verano, si cabe, es aún más difícil.