La primera piedra de La Rosaleda
JUAN CORTÉS.-
El 22 de junio de 1936, el semanario informativo 'Eco Popular', en su página dos, 'Nuestra página deportiva', señalaba: «El acto deportivo de más importancia celebrado ayer en nuestra ciudad fue la colocación de la primera piedra para la construcción del nuevo Stadium». Era el acontecimiento deportivo por todos esperados. Y añadía: «Ayer, a las siete de la tarde, tuvo lugar en Martiricos la colocación de la primera piedra para el nuevo Stadium. Con tal motivo se celebró una brillante verbena, en la que la alegría y la fraternidad fueron las notas más destacables».
La información se iniciaba así: «Por fin, Málaga celebró solemnemente un acontecimiento que es el prólogo definitivo de nuestra liberación futbolística: la colocación de la primera piedra para el nuevo Stadium». El 'por fin' tenía su justificación. Los aficionados llevaban, a la espera de ese acontecimiento, nada menos que año y medio. El 28 de diciembre de 1934, día de los Santos Inocentes, se aprobó el informe favorable que emitía la Comisión de Fomento del Ayuntamiento, en expediente de «cesión de terreno a favor del C. D. Malacitano para la construcción de un magnifico Stadium en Martiricos, a espaldas del lugar donde está enclavada la tradicional feria malagueña». La sesión de la corporación municipal fue presidida por el alcalde, Eugenio Entrambasaguas. El concejal señor Méndez señaló la inclusión en el dictamen de la concesión dos cláusulas. Una, que en el periodo de tres años debían empezar las obras, y la segunda, que en el plazo de cincuenta años «el Ayuntamiento tiene derecho a la reversión de los terrenos, que se concederán en precario y pagando un canon anual de escasísima importancia». El Ayuntamiento aprobó las cláusulas y se comprometió a llevar a cabo el arreglo del camino que conducía al citado campo de juego.
El 7 de mayo del 35, a los cinco meses de la concesión municipal, se creó la comisión encargada de la construcción del estadio, de cuya denominación, ni siquiera en el día de la coloración de la primera piedra, hace 74 años, se hablaba. La comisión se denominó 'Comité Pro Estadio' y su primer presidente fue José Atencia. No se había bautizado aún el que sería el nuevo escenario de las actuaciones de nuestro primer equipo. Porque el debate entre los malagueños para la elección final de La Rosaleda consumió mucha tinta en los principales diarios malagueños de entonces, 'La Unión Mercantil' y 'El Popular'.
Se acotó una parcela en Martiricos, donde estuvo expuesta la maqueta del nuevo campo, que cinco meses antes habían conocido los aficionados, por haberse publicado en la prensa, cuando fue presentado el proyecto por los arquitectos Enrique Atencia y Fernando Guerrero Strachan y el perito aparejador Eduardo de Cobos.
La Guerra Civil
El 'por fin', que por el tiempo transcurrido entre la cesión de los terrenos y la colocación de la primera piedra tenía justificación, quedó en nada, en comparación con el que transcurrió hasta el inicio de las obras. Y no fue por las actividades desplegadas por el Comité Pro Estadio, en el que con Atencia figuraban José González Barba, Pedro de Górgola y Urdampilleta -que era, además, el secretario del Ayuntamiento-, Antonio Monserrate, Antonio Torres, José Nieto, Tiburcio Millán y Avelino Cantarera, sino por la Guerra Civil. Entre la colocación de la primera piedra y el real comienzo de las obras transcurrieron cuatro años. El campo requirió unas inversiones que el Malacitano, en precario, no podía atender. Los miembros del Comité Pro Estadio, con créditos personales y con 'sablazos' a los aficionados amigos, aportaron los gastos de la explanación, primero, y de la construcción de las escasas instalaciones de que se disponían cuando oficiosa y precipitadamente fue inaugurado el 13 de abril del 41. Se habían cumplido cuatro años, nueve meses y veintidós días desde la colocación de la primera piedra. Luego, para que el campo, que no era del Malacitano, fuera de los aficionados, se creo el cupón pro Estadio.
La fecha de la colocación de la primera piedra del que más tarde sería Estadio La Rosaleda se celebró a lo grande con una verbena benéfica en la caseta que el Ayuntamiento tenía en la parcela de Martiricos para los festejos de agosto. Esa verbena proporcionó los primeros ingresos del Comité Pro Estadio, que no fue disuelto hasta el 25 de junio de 1947.
La información se iniciaba así: «Por fin, Málaga celebró solemnemente un acontecimiento que es el prólogo definitivo de nuestra liberación futbolística: la colocación de la primera piedra para el nuevo Stadium». El 'por fin' tenía su justificación. Los aficionados llevaban, a la espera de ese acontecimiento, nada menos que año y medio. El 28 de diciembre de 1934, día de los Santos Inocentes, se aprobó el informe favorable que emitía la Comisión de Fomento del Ayuntamiento, en expediente de «cesión de terreno a favor del C. D. Malacitano para la construcción de un magnifico Stadium en Martiricos, a espaldas del lugar donde está enclavada la tradicional feria malagueña». La sesión de la corporación municipal fue presidida por el alcalde, Eugenio Entrambasaguas. El concejal señor Méndez señaló la inclusión en el dictamen de la concesión dos cláusulas. Una, que en el periodo de tres años debían empezar las obras, y la segunda, que en el plazo de cincuenta años «el Ayuntamiento tiene derecho a la reversión de los terrenos, que se concederán en precario y pagando un canon anual de escasísima importancia». El Ayuntamiento aprobó las cláusulas y se comprometió a llevar a cabo el arreglo del camino que conducía al citado campo de juego.
El 7 de mayo del 35, a los cinco meses de la concesión municipal, se creó la comisión encargada de la construcción del estadio, de cuya denominación, ni siquiera en el día de la coloración de la primera piedra, hace 74 años, se hablaba. La comisión se denominó 'Comité Pro Estadio' y su primer presidente fue José Atencia. No se había bautizado aún el que sería el nuevo escenario de las actuaciones de nuestro primer equipo. Porque el debate entre los malagueños para la elección final de La Rosaleda consumió mucha tinta en los principales diarios malagueños de entonces, 'La Unión Mercantil' y 'El Popular'.
Se acotó una parcela en Martiricos, donde estuvo expuesta la maqueta del nuevo campo, que cinco meses antes habían conocido los aficionados, por haberse publicado en la prensa, cuando fue presentado el proyecto por los arquitectos Enrique Atencia y Fernando Guerrero Strachan y el perito aparejador Eduardo de Cobos.
La Guerra Civil
El 'por fin', que por el tiempo transcurrido entre la cesión de los terrenos y la colocación de la primera piedra tenía justificación, quedó en nada, en comparación con el que transcurrió hasta el inicio de las obras. Y no fue por las actividades desplegadas por el Comité Pro Estadio, en el que con Atencia figuraban José González Barba, Pedro de Górgola y Urdampilleta -que era, además, el secretario del Ayuntamiento-, Antonio Monserrate, Antonio Torres, José Nieto, Tiburcio Millán y Avelino Cantarera, sino por la Guerra Civil. Entre la colocación de la primera piedra y el real comienzo de las obras transcurrieron cuatro años. El campo requirió unas inversiones que el Malacitano, en precario, no podía atender. Los miembros del Comité Pro Estadio, con créditos personales y con 'sablazos' a los aficionados amigos, aportaron los gastos de la explanación, primero, y de la construcción de las escasas instalaciones de que se disponían cuando oficiosa y precipitadamente fue inaugurado el 13 de abril del 41. Se habían cumplido cuatro años, nueve meses y veintidós días desde la colocación de la primera piedra. Luego, para que el campo, que no era del Malacitano, fuera de los aficionados, se creo el cupón pro Estadio.
La fecha de la colocación de la primera piedra del que más tarde sería Estadio La Rosaleda se celebró a lo grande con una verbena benéfica en la caseta que el Ayuntamiento tenía en la parcela de Martiricos para los festejos de agosto. Esa verbena proporcionó los primeros ingresos del Comité Pro Estadio, que no fue disuelto hasta el 25 de junio de 1947.