Camacho le paró los pies a Aranda
Blogs - Entre tu y yo
Lunes, 24 de Mayo de 2010 01:04
Hay sentimientos para los que las palabras se quedan exiguas. Uno de ellos es ser de El Palo. La barriada malagueña de pescadores tiene algo que no se puede explicar. Lo sienten los que vieron la luz en Las Cuevas, en Pedregalejo o en Echeverría. Ser de El Palo es ‘demasiao pal body’, un plus para un malagueño. Eso es lo que debe pensar uno de los iconos del barrio, el jugador de fútbol Carlos Aranda. Resulta que El Palo, pese a sus penurias económicas y su virginidad en el fútbol profesional, ha jugado estos días las eliminatorias por el ascenso a Segunda División B. El primer rival fue el Amorebieta, que en la ida le endosó un contundente 3-0. La situación se tornó en casi imposible cuando los vascos, temiendo una encerrona en San Ignacio, elevaron una queja a la Federación Española para que prohibiese que se jugara allí el partido de vuelta. Y la Federación, dirigida por un vasco, aceptó pese a que en la arena paleña se había disputado toda la Liga Regular.
Cuando el pesimismo inundó al presidente Juan Godoy y a su directiva, llegó un ofrecimiento muy especial: Carlos Aranda quería jugar con ellos la fase de ascenso y así se lo hizo saber personalmente. Y lo que parecía una broma ilusoria fue tomando visos de realidad. El osasunista se buscó un seguro y el club hizo las gestiones oportunas. Todo estaba en regla para consumarse… hasta que se enteró Camacho, entrenador de Osasuna, que se negó rotundamente a que uno de sus jugadores se expusiera a una lesión o cualquier percance inesperado. Así que Aranda y El Palo se quedaron con las ganas. ¿Se hubieran imaginado una delantera Aranda-Basti? Hubiera sido ‘demasiao pal body’, pero Camacho le paró los pies a Aranda. Una lástima, El Palo se lo merecía.
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Lunes, 24 de Mayo de 2010 01:04
Hay sentimientos para los que las palabras se quedan exiguas. Uno de ellos es ser de El Palo. La barriada malagueña de pescadores tiene algo que no se puede explicar. Lo sienten los que vieron la luz en Las Cuevas, en Pedregalejo o en Echeverría. Ser de El Palo es ‘demasiao pal body’, un plus para un malagueño. Eso es lo que debe pensar uno de los iconos del barrio, el jugador de fútbol Carlos Aranda. Resulta que El Palo, pese a sus penurias económicas y su virginidad en el fútbol profesional, ha jugado estos días las eliminatorias por el ascenso a Segunda División B. El primer rival fue el Amorebieta, que en la ida le endosó un contundente 3-0. La situación se tornó en casi imposible cuando los vascos, temiendo una encerrona en San Ignacio, elevaron una queja a la Federación Española para que prohibiese que se jugara allí el partido de vuelta. Y la Federación, dirigida por un vasco, aceptó pese a que en la arena paleña se había disputado toda la Liga Regular.
Cuando el pesimismo inundó al presidente Juan Godoy y a su directiva, llegó un ofrecimiento muy especial: Carlos Aranda quería jugar con ellos la fase de ascenso y así se lo hizo saber personalmente. Y lo que parecía una broma ilusoria fue tomando visos de realidad. El osasunista se buscó un seguro y el club hizo las gestiones oportunas. Todo estaba en regla para consumarse… hasta que se enteró Camacho, entrenador de Osasuna, que se negó rotundamente a que uno de sus jugadores se expusiera a una lesión o cualquier percance inesperado. Así que Aranda y El Palo se quedaron con las ganas. ¿Se hubieran imaginado una delantera Aranda-Basti? Hubiera sido ‘demasiao pal body’, pero Camacho le paró los pies a Aranda. Una lástima, El Palo se lo merecía.