La angustia ha vuelto. Una fantástica fase central de Liga la había
alejado considerablemente de Martiricos. Pero el Málaga se ha empeñado
en complicarse la vida y ha tirado por la borda unos jugosísimos puntos
de renta. La tensión se ha apoderado de las entrañas de La Rosaleda y el
equipo se juega más de media permanencia el domingo ante el Valladolid.
"Es nuestra final de Champions. Nuestro partido más importante",
explicaba Juanito ayer. Y no le falta razón al malagueño. El equipo de
Muñiz afronta su partido más importante desde el ascenso a Primera.
Fallar ante los pucelanos dejaría tambaleando la permanencia y el futuro
del club.
La autocrítica en el seno del club deberá ser más que considerable. Pero
en los despachos y en el vestuario, en estos momentos, sólo hay ojos
para el trascendental choque ante el renacido equipo de Clemente. Un
todo o nada que necesita de la mejor versión de la grada de La Rosaleda.
El SOS del presidente y de los futbolistas no se ha hecho esperar.
"Necesitamos La Rosaleda llena", clama Sanz. "La afición es fundamental
para nosotros. Si están como el día del Sevilla, nos pueden dar los tres
puntos", suplica Juanito.

Habrá regalos y actuaciones
El club ha pedido a su afición que acudan el domingo enfundados con
la camiseta blanquiazul para llenar de colorido la grada. Además, habrá
degustaciones, regalos y actuaciones. El Málaga quiere que el partido
sea una fiesta, pide el apoyo de su gente y prepara un sinfín de
iniciativas para una tarde redonda. Aunque será imprescindible la
rúbrica del equipo.

"Este equipo no está muerto"
Juanito ejerció ayer de portavoz de la plantilla blanquiazul y,
además de pedir un "empujoncito" a la afición y conceder una importancia
capital al partido del domingo, quiso reivindicar la capacidad de la
plantilla: "No estamos muertos como dicen algunos. Ante el Sevilla dimos
la cara. En Pamplona el equipo se sobrepuso y fue capaz de empatar dos
veces el partido".