Los 430 pasajeros vivieron dentro del barco el temporal que les impedía entrar en el puerto de Málaga
La puerta se abrió finalmente a las 3.40 horas de la tarde. Aparecían rostros agitados, cansados, enfadados y hasta lágrimas en los ojos. Con Manuel entre sus brazos, su hijo de tres años, llegaba Bibi Torres, de 45 años, a la terminal del puerto de Málaga, tras viajar a bordo del 'Melillero' (el barco de Trasmediterránea que une Melilla con Málaga). Desde las 8.00 de la mañana, es decir más de siete horas antes, el buque había intentado hacer su maniobra de acceso al puerto y desistía por el temporal de levante con olas de casi cuatro metros de altura, que impedían entrar por la bocana.
Con Bibi llegaban su hijo y 428 pasajeros más, algunos de ellos mareados por una travesía que se había alargado el doble de lo previsto, casi quince horas. En la puerta, emocionado, le esperaba el padre de la criatura. No podía ni articular palabra, así que asió al pequeño en sus brazos y enmudeció. Pero Bibi estaba indignada: «Ha sido horroroso, hemos estado muchas horas en ayunas mi bebé y yo porque no nos han dado nada de comer. Manuel, el pobrecito, se ha mareado. Ha sido una injusticia que ahora mismo voy a denunciar», manifestó visiblemente emocionada. «Sí, hasta nos caíamos de las literas», puntualizaron al lado dos jóvenes que se iban corriendo porque perdían el tren. Por su parte, los responsables de Trasmediterránea eludieron hacer declaraciones.
La incertidumbre se cernió sobre ellos a las 7,30 horas, momento en el que, como cuentan los pasajeros, los responsables de la compañía avisaban por megafonía que los viajeros, que iban en camarotes con literas, fuesen a devolver las llaves; para pasar a decir al poco tiempo que la llegada al puerto de Málaga de forma inmediata se hacía imposible por el temporal. En ese momento, el buque, según cuenta el pasaje, viró y se alejó del puerto. Y se mantuvo a más de una milla marítima de distancia, tal y como informaron fuentes del centro de control del puerto y de la policía. «El capitán no ha entrado todavía porque ve la maniobra peligrosa», indicaba un trabajador de Trasmediterránea a las dos de la tarde, ante la también incertidumbre de los pasajeros que tenían su billete para ir a Melilla a esa hora.
Mareo
Pero el sufrimiento estaba a bordo. «Una odisea, todo lo que cuente es poco», subrayó a su llegada a la terminal del puerto Patricia Tinoco, de 26 años, acompañada de Patricia Albadalejo, de 25. «Lo peor de todo es que no nos han informado en casi siete horas y, encima, no nos han dado de comer», indicaba su compañera. Sonia Cutillas afirmó que la compañía sí dispensó comida a los que la pedían, pero, al parecer, «el fallo es que no han hecho el ofrecimiento por megafonía». «Sólo he conseguido que me den una biodramina para el mareo tras vomitar dos veces», expuso Ana Belén García.
Finalmente, la larga singladura, el doble que una normal (más de catorce horas) llegaba a su fin a las las 15.15 horas. El viento de levante rolaba a sur y aflojaba el temporal. «Trasmediterránea les informa que el barco JJ 15 está atracando en el puerto. En unos minutos estará amarrado». A la media hora hacían aparición los pasajeros. Y más a allá de las cinco de la tarde, el 'ferry' ponía de nuevo rumbo a Melilla.
Habra q pensarse subirse en un barco o ir de crcero, el otro dia una ola de 8 metros causó 2 muertos y varios heridos en un crucero, otro crucero q atracó en Malaga varios pasajeros sufrieron quemaduras por el incendio de una caldera y ahora esto