Con Muñiz o sin él habrá que ir al mercado |
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Martes, 24 de Noviembre de 2009 09:42 |
Por Antonio Gallardo La inmensa mayoría de los fichajes no valen y los pilares de los últimos años no están. A bote pronto y antes de ahondar en si es Muñiz o no el hombre que debe seguir en el banquillo, éste es el resumen que mejor define lo que hoy está condenando al Málaga. El compromiso existe y es máximo, la unidad del vestuario no es artificial y el respaldo a Muñiz, en la mayoría de casos de la plantilla, es absoluto. Es cierto que hay algún que otro detractor del asturiano dentro del vestuario. Pero es que no hay equipo en el mundo en el que el entrenador tenga a muete con él a sus 25 futbolistas. La columna vertebral del equipo, es decir, los Gámez, Weligton, Apoño, Duda, Luque y Baha, está al completo, por diferentes motivos, por debajo del nivel de hace un año. Quizás el más regular hasta ahora ha sido Gámez, pero tampoco es el Gámez de siempre. Es casi imposible no dejarse atrapar cuando la dinámica es tan desastrosa. Bajos momentos de forma en unos casos, distracciones mentales en otros y hasta insultantes e intolerables ejercicios de falta de profesionalidad tienen la culpa de ello. Y con el resto, ya lo hemos dicho más arriba, casi no se puede contar. Es bastante simple la lectura. Y hecha la misma, la conclusión es clara: hacen falta goles y velocidad. Fernando Sanz es enemigo de cualquier dispendio económico de más. Pero si no se rasca el bolsillo igual volvemos al subsuelo de Segunda, donde las penurias gobiernan de manera dictatorial. Lo dicho, gol y velocidad. Y este equipo tiene muy poco de eso. Así que hay que salir a buscarlo fuera. Con coste o sin él, hay que salir a buscarlo. Y sin errores, que después de cerca de una docena de fallos en fichajes, el cupo de 'cagadas' ya está completo para unos cuantos años. Obinna sí apunta maneras y se le ve capaz de aportar cosas. Sumar. Pero le está costando hacer gol. Los centrocampistas (¡26 goles el año pasado!) no están teniendo llegada, de modo que si no existe la convicción (que no existe) de que los delanteros de este equipo pueden marcar 25 goles entre todos como mínimo, hay que traer a quien proporcione esa certeza. La ecuación es bastante simple. O los que hay meten los goles, o viene alguien que los meta, o al hoyo. Igual ayuda también alguien para la banda derecha. Porque Jesús Gámez es muy bueno, pero no puede ser lateral e interior a la vez. No puede. Jordi Pablo está roto, a Valdo no se le espera, Fernando no cuaja y Muñiz no acaba de verlo del todo claro con Javi López. Y puestos a pedir, nadie haría ascos a un mediocentro. Porque tras Apoño y Juanito, el siguiente es Toribio... Y en cuanto al capítulo del banquillo, Muñiz anda algo desorientado. Tanto cambio de alineación y de sistema denota falta de claridad de ideas y una ausencia de fe en lo que hace muy preocupante. Sabe que la confianza en su trabajo ya no es absoluta desde el club. Y la poca contundencia de Fernando Sanz en sus apariciones públicas deja al asturiano en muy mal lugar. El presidente no quiere pillarse los dedos con una ratificación previa a una destitución. Pero el Málaga no anda como para estar pendiente de qué pensarán o dirán tal o cual. O se cree en Muñiz o no se cree. Muy simple. Esperar sólo a Sevilla es una imprudencia. Hay mucha diferencia de nivel entre los de Nervión y los de Martiricos. En el fútbol cabe todo, pero suena casi a milagro que el Málaga repita gesta en el Pizjuán. Si hay crédito, es obligatoria una defensa pública contundente y hay que darle a Muñiz, como mínimo, dos o tres semanas más, ocurra lo que ocurra en Sevilla. Si el club no está dispuesto a estirar tanto el margen, el gijonés ya no debería ser hoy entrenador del Málaga. |