Hoy se cumplen 365 días de la victoria ante el Tenerife que supuso el regreso del Málaga de Muñiz a Primera División
Hace 365 días Málaga amanecía con el hormigueo propio en el estómago del que sabe que está ante una gran oportunidad, la más importante de su vida para muchos. Hace 365 días Málaga se iba a dormir con la mayor felicidad de los últimos tiempos porque su equipo había vuelto a Primera División. Entre medias, un partido de fútbol. Solamente eso, nada más, pero con los sentimientos a flor de piel.
Era la última jornada de Liga y el Málaga había estado en puestos de ascenso desde el principio. 23 de los 27 posibles resultados ante el Tenerife le daban el mejor colofón posible a una temporada que empezó inmaculada y acabó con más sufrimiento del deseado. La victoria, con La Rosaleda que vestía sus mejores galas hasta en el palco, eliminaba de primera mano cualquier duda.
Desde que Pino Zamorano indicó el comienzo del choque el Málaga no dejó de ser equipo de Primera en ningún momento. Desde que el estruendo sustituyó al gran ambiente en cuanto salían los jugadores se veía a un hombre con la seguridad en su rostro de aquel que se sabe protagonista. Era Antonio Hidalgo, que llevaba 12 goles y que con los dos que sumó ante el conjunto insular acabó el disfraz del héroe del ascenso sobre el terreno de juego. El tanto postrero de Nino no inquietó la gran victoria.
"Aquello fue increíble. La temporada fue excepcional desde del primer día, pero se hizo un poco largo porque tuvimos que esperar hasta la última jornada y sufrimos un poco. Pero la victoria ante el Tenerife y la celebración posterior fue algo inolvidable", relataba a este diario el ahora jugador del Zaragoza, que ha acabado esta campaña cedido en Osasuna.
El presidente del Málaga, Fernando Sanz, empezó la fiesta poniéndose una camiseta con su nombre. Hay hábitos difíciles de cambiar. Se nota hasta en su balance sobre tal efeméride: "Sentí una satisfacción enorme por volver a la categoría que corresponde al Málaga y, sobre todo, haber conseguido poner al Málaga donde se merece y alejar los fantasmas del pasado de la desaparición".
Al gran artífice en los despachos y la pizarra de este éxito también se le ve la emoción cuando recuerda el 15 de junio de 2008: "El ascenso fue una tremenda liberación de felicidad. Jamás perdí la confianza en mis jugadores, completaron una gran temporada".
Así, por la puerta grande, se logró la decimotercera subida a la máxima categoría del fútbol español del equipo ascensor por excelencia. "Esperemos que sea el último", espetaba un gran número de protagonistas de la ciudad cuestionados por ello. De momento, el aspecto es bueno: octavo clasificado el año del retorno y con Juan Ramón Muñiz de nuevo a los mandos.
http://www.malagahoy.es/article/deportes/448434/ano/ascenso.html