Fernando Sanz suele moverse por lealtades. Siempre fue así en su etapa de jugador -aunque cometiera errores imperdonables al aceptar consejos y dirigentes de los entonces dirigentes- y también ha mantenido esa filosofía desde que cambió el terreno de juego por los despachos.
Decisiones ya adoptadas en su momento mostraron a las claras que Fernando Sanz no les falla a los suyos. Sobran los ejemplos. Nada más llegar apostó por un entrenador sin apenas trayectoria, Juan Ramón Muñiz, al que conocía de maravilla cuando el asturiano era el segundo de Juande Ramos y se encarga del trabajo defensivo del equipo. Su única imposición fue la negativa a que llegara con un preparador físico. «Aquí tenemos a uno de los mejores de España», subrayó. Hablaba de Enrique Ruiz.
A esos casos conviene añadir otros, como los regresos de Sandro, Dely Valdés y Luque, la presencia de Valcarce como delegado, o la incorporación de Contreras para la preparación de porteros de la cantera.
Obstáculo
En esa misma línea va encaminada la elección del entrenador. Sanz lo tiene claro y así se lo ha expuesto a sus más cercanos: «No podemos traer a alguien que no conozca bien la identidad del club. Debe ser uno que conozca la 'casa' y el entorno». Esa frase supone de antemano un serio obstáculo a nombres que lógicamente, como suele ocurrir a estas alturas de año, surgen inevitablemente. Entrenadores en paro o que tienen fecha de caducidad en sus equipos y cuyos agentes ponen su nombre encima de la mesa.
Hoy por hoy, el primer candidato no ha variado: Antonio Tapia. Ahora bien, Sanz no está dispuesto a esperar hasta el final de la temporada. No faltan en el club los que creen que los últimos acontecimientos -en particular, que el técnico desvelara la intención de su agente de reunirse con el presidente- han enturbiado la relación entre ambos. Dicho de otro modo, la confianza ya no es la misma.
En segundo plano queda la opción de que el actual director deportivo, Ricardo Rodríguez, ocupe el puesto acompañado de Julio César Dely Valdés. La posibilidad de que el panameño se haga cargo del equipo se antoja inviable por una simple cuestión de tiempo. El curso específico de entrenador para ex jugadores de Primera División se ha demorado en exceso ante la falta de inscritos. El 'ascenso' del asturiano va ligado a que es una hipótesis más barata, aunque no termina de convencer al presidente.
Inevitablemente surgen otros nombres. Uno de ellos es Juan Ramón Muñiz. Sanz y él fueron los motores en la creación de este Málaga durante un verano interminable y sin desembolsar un solo euro, y hablan muy a menudo. Su relación trasciende a lo personal. La confianza recíproca es absoluta. El asturiano no ha terminado de encajar en el proyecto del Racing, un club en el que la dirección deportiva corresponde a un representante (Eugenio Botas) y en el que la exigencia, acceder a una competición europea, está muy por encima del nivel real de su plantilla. Esta operación es muy complicada, porque tiene firmado un contrato por un año más que casi triplica lo ofrecido por el Málaga a Tapia para la renovación. Sólo sería viable si Muñiz pactara una rescisión de su contrato, una hipótesis que ni siquiera se ha planteado.
Malagueños
Al hablar de conocimiento del entorno y de la filosofía del club Sanz también abre la puerta a otros técnicos, aunque de momento no haya existido contacto alguno con ellos. Son los casos de dos malagueños. Uno, de nacimiento, 'Boquerón' Esteban, que está a punto de alcanzar el ascenso con el Xerez con muy pocos mimbres y que cuenta con una importante oferta del Betis. Otro, de adopción, Sergio Kresic, que reside en Marbella y que desde hace muchos años conoce a miembros de la familia Sanz, incluido el presidente malaguista. El hispanocroata, que tiene una buena relación con Tapia y que fue abonado del club el único año que no entrenó, ha seguido como aficionado en directo un par de encuentros del equipo desde que fue destituido sorprendentemente en el Numancia tras un gran papel y fue entrenador de Luque y Cuadrado.
Mayo no es sólo el mes de las flores. En el mundo del fútbol es el mes de las elucubraciones. Es fácil sacar nombres a la palestra respecto al inquilino del banquillo desde el próximo 1 de julio, pero Fernando Sanz tiene las ideas muy claras: el entrenador del próximo proyecto debe conocer bien la filosofía del club, la 'casa' y el entorno. La lista se reduce considerablemente.