Los técnicos ven mejor una solución de la casa, pero Fernando Sanz tendrá la última palabra La demora en la respuesta del actual entrenador alimenta las dudas sobre su continuidad
La pregunta flota en el ambiente en La Rosaleda: «¿Y si se va Tapia?» En el seno del Málaga muchos -la mayoría, para ser más concretos- ven a día de hoy al entrenador fuera del club. La demora en su contestación a la oferta de renovación alimenta las dudas y provoca un sinfín de comentarios pese a que ni el protagonista ni el presidente, Fernando Sanz, quieren darle hilo a la cometa. De momento este último ni se ha planteado un posible relevo, aunque entre los técnicos de la entidad apuestan por el ascenso de Ricardo Rodríguez, actual director deportivo, acompañado de Julio César Dely Valdés.
«No voy a distraerme con este tema ni voy a entrar en comentarios. Todo está en manos de mis agentes», reitera Tapia. La oferta del Málaga está encima de la mesa: una subida en torno a 100.000 euros y un año de contrato más la opción de otro si en el parón navideño el equipo se encuentra fuera de la zona de descenso. El técnico despeja como aquel futbolista argentino llamado Regenhardt en los 80. Sin contemplaciones. «Es que sé que en el momento en que yo deje entrever algo se malinterpretará y entonces el único perjudicado será el equipo, y esto es lo que menos nos interesa en estos momentos», expone.
Mutismo absoluto
Tapia guarda un mutismo absoluto. Ni siquiera su entorno más cercano sabe a estas alturas a qué carta quedarse. «Vamos a disfrutar ahora, porque no sabemos qué podremos hacer en el futuro», suelta con esa socarronería que muestra en privado con los suyos. Eso sí, es curioso, porque él sí les ha expresado su opinión a los representantes (la empresa Bahía Internacional), pero parece tener más peso lo que piensen los máximos responsables de esta sociedad. Ellos conocen el mercado y también las posibles opciones tanto en España como en el extranjero, de ahí que sean los que lleven la voz cantante.
Aun así, la falta de respuesta de Tapia y de sus agentes provoca los lógicos recelos en el club. Nadie se pronuncia en público, pero casi todos se muestran pesimistas en privado. Fernando Sanz incide en que el técnico debe ser consciente de que el club apostó por él después de su salida por la puerta falsa y también argumenta que él mejor que nadie conoce la política deportiva y la situación económica del Málaga. Es su respuesta a la intranquilidad expresada por el fuengiroleño en la reunión que ambos mantuvieron respecto a un posible desmantelamiento del equipo. Ya lo vivió en sus carnes en el verano de 2005 y tiene el temor de que haya que hacer un equipo totalmente nuevo con lo que ello conlleva.
Otras cuestiones
«Nuestro entrenador es Antonio Tapia», recalcan también en el club. Todos esperan con optimismo que la respuesta sea favorable o que en todo caso una posible negociación entre las partes llegue a buen puerto, pero la designación del entrenador no se antoja ahora mismo una cuestión prioritaria. Encima de la mesa figuran otras más importantes como la renovación de varios jugadores, las gestiones con los clubes de procedencia de los diferentes cedidos y, lógicamente, los primeros contactos con posibles objetivos para la campaña próxima.
Pese a que la cuestión del hipotético sustituto de Tapia todavía no toca -principalmente porque se confía en su continuidad-, sí se ha planteado internamente. Fernando Sanz ya ha sido informado de ello por parte de los técnicos de la casa, pero todavía no ha adoptado una decisión definitiva. Sólo en el momento en que parezca clara la marcha del fuengiroleño comenzará a planteárselo. Mientras tanto, sabe que es una opción que está ahí.
A día de hoy la opción de Ricardo Rodríguez cobra mucha fuerza. No es un secreto que el director deportivo considera transitoria su presencia en un cargo ejecutivo y que su deseo es entrenar. Ello no impide que se sienta a gusto en una labor que implica responsabilidad y que permite analizar el mercado y conocer a futbolistas, representantes y dirigentes. Pero él se siente entrenador. Llegó de la mano de Juan Ramón Muñiz para hacerse cargo del filial después de que hubiera ascendido al Girona de Tercera a Segunda División B, pero la marcha de Fernando Gaspar al Benfica junto a José Antonio Camacho provocó que pasara a ser el segundo técnico del primer equipo.
Reto apetecible
Justo al producirse el ascenso a Primera (concretamente, al día siguiente) Rodríguez pensaba continuar su carrera como primer entrenador de un equipo fuera de Málaga, aunque vio con buenos ojos el ofrecimiento de Fernando Sanz para coordinar la planificación del club en una nueva etapa. Suponía asumir un reto muy apetecible que ha desempeñado con satisfacción.
Fuentes del club reconocen que incluso Tapia está al tanto de que Rodríguez sería su sucesor en caso de no llegar a un acuerdo con el Málaga. Es más, el propio técnico, consciente de que en el fútbol mandan los resultados, ya le expuso al director deportivo después de la derrota con el Almería que tal vez en una semana tenía que hacerse cargo del equipo. Luego aquella conversación quedó en anécdota.
El 'ascenso' de Rodríguez cuenta entre otros con el beneplácito de Sandro, una persona de absoluta confianza de Fernando Sanz. En realidad sólo sería un cambio en la cabeza visible del equipo, porque el grupo de trabajo se mantendría a la espera lógicamente de que Tapia, en caso de que se marchara, arrastrara a alguno de sus colaboradores.
También puede existir otra opción en el relevo en el banquillo: la designación de Julio César Dely Valdés. En este caso juega en contra el hecho de que el panameño todavía no tiene el título de entrenador, un requisito que puede demorarse hasta el mes de julio.
http://malagacf.sur.es/noticias/2009-03-26/ricardo-rodriguez-apuesta-club-20090326.html
no se veo una apuesta muy arriesgada
La pregunta flota en el ambiente en La Rosaleda: «¿Y si se va Tapia?» En el seno del Málaga muchos -la mayoría, para ser más concretos- ven a día de hoy al entrenador fuera del club. La demora en su contestación a la oferta de renovación alimenta las dudas y provoca un sinfín de comentarios pese a que ni el protagonista ni el presidente, Fernando Sanz, quieren darle hilo a la cometa. De momento este último ni se ha planteado un posible relevo, aunque entre los técnicos de la entidad apuestan por el ascenso de Ricardo Rodríguez, actual director deportivo, acompañado de Julio César Dely Valdés.
«No voy a distraerme con este tema ni voy a entrar en comentarios. Todo está en manos de mis agentes», reitera Tapia. La oferta del Málaga está encima de la mesa: una subida en torno a 100.000 euros y un año de contrato más la opción de otro si en el parón navideño el equipo se encuentra fuera de la zona de descenso. El técnico despeja como aquel futbolista argentino llamado Regenhardt en los 80. Sin contemplaciones. «Es que sé que en el momento en que yo deje entrever algo se malinterpretará y entonces el único perjudicado será el equipo, y esto es lo que menos nos interesa en estos momentos», expone.
Mutismo absoluto
Tapia guarda un mutismo absoluto. Ni siquiera su entorno más cercano sabe a estas alturas a qué carta quedarse. «Vamos a disfrutar ahora, porque no sabemos qué podremos hacer en el futuro», suelta con esa socarronería que muestra en privado con los suyos. Eso sí, es curioso, porque él sí les ha expresado su opinión a los representantes (la empresa Bahía Internacional), pero parece tener más peso lo que piensen los máximos responsables de esta sociedad. Ellos conocen el mercado y también las posibles opciones tanto en España como en el extranjero, de ahí que sean los que lleven la voz cantante.
Aun así, la falta de respuesta de Tapia y de sus agentes provoca los lógicos recelos en el club. Nadie se pronuncia en público, pero casi todos se muestran pesimistas en privado. Fernando Sanz incide en que el técnico debe ser consciente de que el club apostó por él después de su salida por la puerta falsa y también argumenta que él mejor que nadie conoce la política deportiva y la situación económica del Málaga. Es su respuesta a la intranquilidad expresada por el fuengiroleño en la reunión que ambos mantuvieron respecto a un posible desmantelamiento del equipo. Ya lo vivió en sus carnes en el verano de 2005 y tiene el temor de que haya que hacer un equipo totalmente nuevo con lo que ello conlleva.
Otras cuestiones
«Nuestro entrenador es Antonio Tapia», recalcan también en el club. Todos esperan con optimismo que la respuesta sea favorable o que en todo caso una posible negociación entre las partes llegue a buen puerto, pero la designación del entrenador no se antoja ahora mismo una cuestión prioritaria. Encima de la mesa figuran otras más importantes como la renovación de varios jugadores, las gestiones con los clubes de procedencia de los diferentes cedidos y, lógicamente, los primeros contactos con posibles objetivos para la campaña próxima.
Pese a que la cuestión del hipotético sustituto de Tapia todavía no toca -principalmente porque se confía en su continuidad-, sí se ha planteado internamente. Fernando Sanz ya ha sido informado de ello por parte de los técnicos de la casa, pero todavía no ha adoptado una decisión definitiva. Sólo en el momento en que parezca clara la marcha del fuengiroleño comenzará a planteárselo. Mientras tanto, sabe que es una opción que está ahí.
A día de hoy la opción de Ricardo Rodríguez cobra mucha fuerza. No es un secreto que el director deportivo considera transitoria su presencia en un cargo ejecutivo y que su deseo es entrenar. Ello no impide que se sienta a gusto en una labor que implica responsabilidad y que permite analizar el mercado y conocer a futbolistas, representantes y dirigentes. Pero él se siente entrenador. Llegó de la mano de Juan Ramón Muñiz para hacerse cargo del filial después de que hubiera ascendido al Girona de Tercera a Segunda División B, pero la marcha de Fernando Gaspar al Benfica junto a José Antonio Camacho provocó que pasara a ser el segundo técnico del primer equipo.
Reto apetecible
Justo al producirse el ascenso a Primera (concretamente, al día siguiente) Rodríguez pensaba continuar su carrera como primer entrenador de un equipo fuera de Málaga, aunque vio con buenos ojos el ofrecimiento de Fernando Sanz para coordinar la planificación del club en una nueva etapa. Suponía asumir un reto muy apetecible que ha desempeñado con satisfacción.
Fuentes del club reconocen que incluso Tapia está al tanto de que Rodríguez sería su sucesor en caso de no llegar a un acuerdo con el Málaga. Es más, el propio técnico, consciente de que en el fútbol mandan los resultados, ya le expuso al director deportivo después de la derrota con el Almería que tal vez en una semana tenía que hacerse cargo del equipo. Luego aquella conversación quedó en anécdota.
El 'ascenso' de Rodríguez cuenta entre otros con el beneplácito de Sandro, una persona de absoluta confianza de Fernando Sanz. En realidad sólo sería un cambio en la cabeza visible del equipo, porque el grupo de trabajo se mantendría a la espera lógicamente de que Tapia, en caso de que se marchara, arrastrara a alguno de sus colaboradores.
También puede existir otra opción en el relevo en el banquillo: la designación de Julio César Dely Valdés. En este caso juega en contra el hecho de que el panameño todavía no tiene el título de entrenador, un requisito que puede demorarse hasta el mes de julio.
http://malagacf.sur.es/noticias/2009-03-26/ricardo-rodriguez-apuesta-club-20090326.html
no se veo una apuesta muy arriesgada