Posteado Jue 29 Mar 2012 - 9:39
El baloncesto, como la vida, es un constante cruce de caminos. Aquí y allá, no se sabe cuándo uno se encuentra a personas que creía olvidadas. O cómo desaparecen otras de trato cotidiano. En la rueda profesional no es extraño ese bucle casi infinito. El domingo, el Unicaja visita la pista del Real Madrid. En los banquillos, Luis Casimiro y Pablo Laso. Historias comunes. El nuevo entrenador cajista fue el último técnico que tuvo Laso en su larga carrera como jugador, en la que durante unos meses se empleó también en Málaga. Sucedió en Valladolid, en la temporada 2002/03. Durante esta semana, Casimiro ha referido que su única experiencia con un equipo sin haber comenzado la temporada anterior a su llegada a Málaga fue un Pucela, precisamente ésta de la que se habla. Relevó a Chechu Mulero, también con pasado en Málaga, que acumulaba un balance de 2-12, tras 12 derrotas consecutivas. Situación similar a la que atravesaba ahora el Unicaja. Casimiro firmó un parcial propio de 9-11 y consiguió sellar la salvación con antelación. Alcanzó el objetivo, como se le pide ahora. Y para ello recurrió a Pablo Laso.
"Estaba jugando en Lleida", rememoran ambos. "Pero con contrato temporal y no me daban garantía de acabar el año, en Valladolid sí", recuerda el entonces base, ahora técnico del Madrid. "Nos planteamos la posibilidad de fichar un base para intentar reconducir la situación. Era el final de su carrera, su última estación como jugador. Ayudó por su conocimiento del juego y muchísimo a nivel de vestuario, de dinámica y de grupo. Ya ahí se veía que iba a ser entrenador. El primer día que estuvo allí me fui a cenar con él y la conversación que tuvimos fue de baloncesto, pero a nivel de entrenador", rememora Casimiro. "Sí, es verdad. Fue un 1 de enero, no se me olvida. Allí llegué a Valladolid y en el hotel estuvimos cenando hasta tarde hablando del equipo. Era un reto complicado, en cinco meses había que salvar al equipo. Afortunadamente, salió bien", apostilla Laso.
"En esa plantilla estaba San Emeterio de cuarto alero, muy joven, era el Abrines de aquí ahora, Amal McCaskill y Anthony Bonner eran los americanos. También estaba Óscar Yebra en su máxima plenitud, como Román Montáñez. Los bases es lo que más movimos porque llegó Pablo pero también Iuzzollino y McCaskill", señala Casimiro. Con la llegada del italoamericano Iuzzolino, el protagonismo de Laso descendió. "Pero se convirtió en el ayudante perfecto, dando instrucciones en la banda a los compañeros, ayudando al entrenador y siendo un ayudante más del cuerpo técnico. Ya se veía que iba a ser entrenador. Estaba clarísimo", afirma el manchego: "Tuvimos una charla en una liga de verano en Inca y me acuerdo que estábamos en una mesa Alberto Angulo, Pablo Laso y yo y no sé cuantas servilletas se gastaron allí de pintar gráficos, sistemas y demás". "Sí, también la recuerdo, es verdad. Al final la gente que tiene pasión está todo el día dándole vueltas, es casi imposible no hablar de baloncesto con gente de baloncesto", admite el técnico madridista, que también pensaba ya en los banquillos. "En ese momento no sabía cómo seguir en el baloncesto, que eso sí lo tenía claro, pero tenía un gusanillo interno que me llevaba a probar a entrenar. Esa experiencia que vas teniendo te vale".
Laso piropea la trayectoria de Casimiro y cree que cumplirá el objetivo en Málaga. "Yo le deseo la mayor de las suertes, pero capacitación le sobra. Estamos hablando de un entrenador que ha pasado por muchos equipos, con perfiles diferentes, situaciones opuestas. Ganó un título con Manresa y salvó a Valladolid poco después. Allí, por ejemplo, supo adaptarse a las circunstancias de ese momento, llegaba a un equipo que él no ha hecho y supo adaptarse a las circunstancias para sacar el máximo. Cuando llegas a mitad lo haces porque hay problemas. Consiguió adaptarse y entender qué debíamos mejorar y hacer. Y conseguimos competir muy bien", reflexiona Laso.
"Ahora es muy fácil decirlo pero en mi círculo más cercano ya dije cuando le fichó el Madrid que lo iba a hacer muy bien porque sabía que a poco que aplicase sentido común, y él lo tiene, a un equipo como el Madrid le iba a funcionar y le iba a salir bien", asevera Casimiro, que no cree que haber entrenado a Laso le otorgue una ventaja a su pupilo: "Conoce mi estilo y mi idea de baloncesto, pero de eso hace ya 10 años y en este mundo, como no vayas evolucionando, te vas quedando. El entrenador debe estar en plena evolución y abierto a las nuevas tendencias, sobre todo a las nuevas respuestas que hay que dar a un baloncesto que cada vez es más atlético, donde se reducen los espacios, donde el campo se hace pequeño, donde la línea de tres va cada vez más atrás... Conoce un poco mis principios básicos, pero espero que no tanto. Le veo desde fuera y sé la idea que tiene, sobre todo ahora con el Real Madrid".
"Creo que el entrenador español es muy bueno, lo que pasa es que hay tendencias y modas. Han venido entrenadores extranjeros que nos han ayudado en un momento determinado pero el entrenador español es muy bueno. Siempre ha habido hornadas de entrenadores noveles que después se han asentado. Yo, por ejemplo, pasé de novel a ganar una Liga y ahora soy un experto tipo Manel o Aíto, aunque estos tienen muchos más partidos que yo", resume Casimiro sobre la creciente tendencia a que los banquillos grandes sean ocupados por los españoles.
Pablo Laso habla sobre el partido y la situación del Unicaja. "Claro que me ha sorprendido la racha negativa, estaba jugando muy bien. Quizá un mezcla de tener tantos lesionados, entradas y salidas, perder partidos controlados... Si te dicen que un equipo como el Unicaja pierde 15 de 16 claro que te sorprende, a todo el mundo del baloncesto. Es una buena plantilla, con buenos jugadores e hizo un gran inicio. Pero llega un momento que no sabes por qué pierdes, a mí me pasó", asegura el vitoriano que no se espera un Unicaja tan opuesto al que se ha enfrentado tres veces este año y ha derrotado: "Es un poco diferente, con DeVries por Fitch, más Abrines... Pero estoy seguro de que Luis intentará meter conceptos poco a poco. No es un entrenador de cambiar de la noche a la mañana, aprovechará lo bueno que había. Espero un buen Unicaja, con moral tras la última victoria".