Llegó al equipo en el año 1961 y pocos meses después conmocionó a La Rosaleda por una gravísima lesión
málaga. Fueron muchos los que ocuparon la capitanía del viejo Málaga a lo largo de su más de medio siglo de vida. Recordamos a históricos como Emilio Sánchez (1945), Teo (1950) o Bazán (1952). Pero desde 1964, y aunque él ya estuviera retirado del fútbol, cuando se hablaba del capitán del Málaga siempre se hacía referencia al canario Pepe Arias, cuyo fallecimiento ayer en nuestra ciudad a los 75 años tras una larga enfermedad ha llenado de pesar a los que lo admiraron como jugador en activo y a los que han tenido constancia de lo que representó para el equipo blanquiazul.
José Bautista Acosta Lorenzo nació en Santa Cruz de la Palma, en Tenerife, el 8 de septiembre de 1936, y suscribió contrato con el Málaga el 1 de agosto de 1961. Su baja se produjo doce años después. Aún cuando contaba con 37 años, por sus excepciones condiciones físicas, era un jugador apetecible. De ahí que tuviera que rechazar la tentativa del Marbella para recuperarlo y colgó las botas. Quizá le hubiera agradado hacer algo en el Málaga, pero no recibió la oferta que merecía. Pocas veces el Málaga ha acudido a los asesoramientos de sus exjugadores. La experiencia demostró que la colaboración de sus ‘ex’ resultó muy estimable en las escasas ocasiones en que se requirió.
En 1961 al Málaga le ofrecieron los servicios de un jugador del Tenerife: Pepe Arias. Un directivo amigo del exmalaguista Gonzalo Borredá indicó al presidente Parres la conveniencia de pedir un informe a Borredá, que conocía a Arias perfectamente por ser compañero suyo en la plantilla tinerfeña. El pronunciamiento del exjugador fue muy favorable y el Málaga gestionó su fichaje.
Entonces no abundaban los representantes, y Arias siempre se representó a sí mismo. Telefónicamente se convinieron los términos del contrato con el jugador y el Tenerife. El Málaga en aquella época había extremado sus restricciones económicas y, para mayor ahorro, utilizaba los bancos para el cierre de sus fichajes. Convenía el abono de determinada cantidad contra la entrega de los documentos firmados por el jugador: contrato, ficha provisional y definitiva. Así se hizo en el caso de Arias. Pero la sorpresa fue mayúscula cuando, ultimada la operación, el banco remitió al Málaga la documentación requerida firmada por un desconocido llamado José Bautista Acosta Lorenzo. Nadie sabía quién era. Ni siquiera Borredá pudo aclarar el entuerto. Para el antiguo jugador, Pepe Arias, simple y llanamente Pepe Arias, se temió que fuera un timo.
Pero no lo era. La incógnita fue despejada por el acta del único partido jugado el año anterior. En ella figuraba en la alineación del Tenerife como lateral izquierdo un desconocido José Bautista Acosta. Se hizo la tranquilidad y el Málaga celebró la integración en su plantilla de uno de los jugadores más carismáticos de la historia malaguista. Arias dejó en la historia del C. D. Málaga un total de 294 partidos y 10 goles, a pesar de su condición de defensa central.
Operación muy rentable
Fueron treinta y cinco mil pesetas las que pagó el C. D. Málaga por él. O sea, menos de tres mil pesetas por año, ya que permaneció una docena de ellos en el equipo. Pocas operaciones fueron tan rentables en la historia de nuestro titular futbolístico. Por más que fueran muchísimas, infinitas, las palabras que podríamos utilizar para describir la trayectoria de Pepe Arias en el titular blanquiazul, fueron los hechos lo auténticamente importante de este jugador.
El gran capitán malaguista recibirá hoy sepultura en Parcemasa. Después de cincuenta y un años en Málaga, y con su excepcional trayectoria, personal y deportiva, Pepe Arias deja un singular recuerdo entre los malagueños que, como a su hijo, lo tienen como tal.
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