San Mamés deja atrás una secuencia de problemas musculares y ofrece un punto de inflexión al equipo · Calificado como uno de "los fichajes de invierno con Baptista" desde el club, regresará como un referente
De la segunda parte del Málaga en San Mamés quedan dos moralejas claras: que las desconexiones puntuales siguen costando muchos puntos y que Joaquín vuelve a ser una pieza más. El equipo ha tropezado muchas veces ya en la piedra de la concentración, por lo que el aficionado no vislumbra muchas esperanzas de futuro al respecto. Sí las tiene en la vuelta del gaditano, más allá de que la Liga de Campeones se ve a sólo dos puntos (también con cada vez más acceso para otros). Joaquín es uno de "los dos fichajes de invierno", así se calificó en el club su reaparición junto a la de Baptista, ahora prevista para marzo. Está plenamente recuperado, queda refrescar cuanto antes su punto de chispa. Pellegrini tendrá en él un argumento más.
Después de dos recaídas, ahora su regreso se ha llevado con raciocinio. Tenía el alta para jugar contra el Mallorca, justo en el umbral de las dos semanas marcado por el doctor Cugat. Llegó a calentar en el segundo tiempo hasta que Toulalan trajo la luz y la remontada. Pellegrini llegó a estar dispuesto a arriesgarlo, pero no hubo que lamentar daños. Mejor. No trascendió en su momento, pero el error casi cuesta un daño irreparable. El último amago de recaída vino por meter al portuense más carga de trabajo antes de lo convenido. El jefe de los servicios médicos, Juan Carlos Pérez Frías, recomendó paciencia el día que volvió a hacer carrera continua; desde el cuerpo técnico se le vio tan bien que se le metió a hacer ejercicios de centro y remates a puerta. Ese fue el día que se retiró antes de tiempo por unas molestias. Luego llegó el posterior viaje a Barcelona y la calma sembrada por Cugat: sólo había algún problema de cicatrización.
Con este precedente, Pellegrini le dio una hora en el amistoso frente al Spartak de Moscú para testar sensaciones y activarlo. La respuesta fue afirmativa y tuvo continuidad en San Mamés, aunque actuando como suplente. Los equipos de Bielsa descargan mucha intensidad y se le prefería en la segunda mitad, con más fractura táctica y espacios para correr. Lo contundente del 3-0 y de sus formas oscureció el escenario. Aun así, Joaquín mostró que la lesión está olvidada y que siempre aporta desequilibrio en el juego ofensivo. Actuó por detrás del delantero, donde lo hizo en la época de su mayor rendimiento, donde Pellegrini le cree más imparable. Sólo aportó detalles, detalles llamados a ser desequilibrantes en próximos encuentros, cuando haya amasado más minutos en las piernas.
Sebastián Fernández fue el gran beneficiado por sus ausencias, ahora el círculo puede volver a cerrarse con otro enroque. El uruguayo nunca defrauda, lo da todo y tiene el reconocimiento de la grada y los analistas en la derrota, en la victoria y en el empate. A su favor, la intensidad que transmite a sus compañeros y la fuerte presión que inicia en la zaga del rival, algo que se ha detectado con énfasis en sus últimos encuentros. En contra: la supuesta falta de gol. Supuesta porque se da la circunstancia de que sus cuatro tantos los consiguió en partidos en que no estuvo Joaquín (Santander, Real Sociedad, Sevilla y Mallorca). Decisión poco política, el problema que más le gusta tener a un entrenador.
Pero el avance de Joaquín no es sólo al once, es también al liderazgo en el campo, a la pretendida continuidad a domicilio. Recuerda el portuense siempre que San Mamés es el estadio donde más le gusta jugar a domicilio. Ahora puede ser también su kilómetro cero.
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