Málaga mantiene 41 puntos negros pese a las mejoras de las carreteras
Los planes de conservación y los nuevos ejes no logran evitar que la A-7 acumule la mitad de los tramos conflictivos
El grave siniestro ocurrido el lunes en la rotonda del área de servicios de La Cañada, en la que confluyen la A-7 y la carretera A-355, que une Marbella con Ojén, ha devuelto a la actualidad el concepto de tramo de concentración de accidentes (TCA), puntos de la red viaria que acumulan tres o más siniestros durante un año, y que el Ministerio de Fomento gestiona, en colaboración con la DGT, con la finalidad de reducir su impacto. Sin embargo, las mejoras en la conservación y la puesta en servicio de nuevos ejes (como los enlaces de Alameda-Barriguilla de la ronda oeste y la primera fase de la hiperronda) no han permitido una rebaja sustancial del número de puntos negros, de los que en la actualidad existen un total de 41 en la red viaria de la provincia.
Del análisis de las estadísticas se extrae una primera conclusión: más de la mitad de los tramos peligrosos se encuentran en la A-7 occidental, seguida por las rondas de circunvalación de la capital. Entre ambos ejes suman 22 puntos negros, de los que la mayoría son viejos conocidos de los conductores, tales como el túnel de San José, la travesía de Guadalmar, el Palacio de Ferias y Congresos, el falso túnel de Carlos Haya y la salida del Limonar. Ello contrasta con la situación en la A-7 oriental, donde no se registra ninguno.
En este punto, las fuentes consultadas justifican la mayor siniestralidad con el alto número de incorporaciones y salidas de la autovía hacia las urbanizaciones de la costa, sobre todo en el entorno de Marbella. Por ello, el accidente tipo es el alcance entre coches con heridos leves.
Vinculada a la anterior, la MA-21 (Málaga-Torremolinos) tiene dos tramos conflictivos, con una diferencia de apenas 700 metros, lo que se debe a la existencia de polos de gran atracción en muy pocos kilómetros, tales como el aeropuerto y el polígono Guadalhorce. En la MA-24 perdura el de La Araña y en la N-340, en la travesía de Benajarafe.
Donde sí ha mejorado la situación es en la autovía A-45, donde en la actualidad solo perduran dos: en los kilómetros 118 (Alto de Las Pedrizas) y 138 (pantano del Agujero). En cambio, no aparecen en esta relación los temidos túneles de Casabermeja, que han sido foco de atención y mejoras por parte de la Demarcación de Carreteras en los últimos años.
El resto de ejes conflictivos se reparten entre una decena de vías secundarias. En la autovía del Guadalhorce (A-357) se ubica en las inmediaciones de Campanillas; y en la A-397 (San Pedro-Ronda) cerca de Benahavís. También aparecen en esta lista la A-387 (Mijas-Fuengirola); la A-343 (Pizarra-Antequera); la A-356 (travesía de Vélez a Torre del Mar); la A-7059 (Álora-Pizarra); la A-404 (Coín); la A-7207 (Algarrobo); la A-7052 (travesía de Cártama a Churriana) y la A-7054 (Pizarra).
Pero incluso una estadística sobre siniestralidad tiene su faceta positiva. Hay que destacar la escasa incidencia de los tramos de concentración de accidentes sobre el balance final de víctimas. Si en 2010 hubo un total de cincuenta fallecidos en siniestros en las carreteras de la provincia, solo siete tuvieron lugar en los puntos negros. En concreto, fueron cuatro en los de la A-7 y uno en la MA-21, la A-356R y la A-7054.
Otro aspecto positivo es el ligero descenso del total de puntos negros en la red viaria, que ha pasado de los 43 de 2009 a los 41 actuales. Las autoridades han tomado nota de ellos. La Guardia Civil ha intensificado la vigilancia, mientras que la Demarcación de Carreteras ha hecho hincapié en los últimos años en la mejora del asfaltado, en la creación de nuevos accesos y en la ampliación de los existentes; pero en muchos casos son problemas estructurales, que no tienen fácil solución