Patrick Jan Mtiliga (Copenhague, 29/01/1981) posa serio en las fotografías. Quizá sea su conocido amor por el rap lo que le hace proyectar ante la cámara lo que llaman pose o actitud, una impostura ligada a esta música urbana. Sus andares desgarbados también indican lo que siempre sale por sus cascos, pero en el trato no hay distancias insalvables. Se muestra afable y atento, no es difícil hacerle reír. Se expresa en un castellano más que digno. Tampoco esquiva preguntas. Reconoce su dolor por desaparecer del once y que le espera un futuro incierto. Pero no por ello oculta la sonrisa.
-Ante el Mallorca salió un buen partido en todos los sentidos.
-Sí, fue muy importante. Ganamos 3-0 bastante fácil. También fue un buen partido para mí, me sentí bien tras mucho tiempo sin jugar. Todo estuvo bien.
-Los puntos suponen un alivio para el equipo y la grada, porque la salvación aún no está atada.
-Sí, por eso fue un partido muy importante. También ahora hay más equipos juntos en la parte de abajo de la tabla. Para nosotros fue un triunfo muy valioso para la confianza. Ahora el resto de rivales tiene más presión.
-¿Alguna ha temido por bajar a Segunda División?
-Claro, a veces pienso: ¿Nos salvaremos, sí o no? Pero creo que tenemos suficiente calidad y que nos vamos a salvar.
-¿Qué valoración hace de su actuación particular?
-Estoy muy contento por cómo jugué. Tengo mucha confianza en mí mismo, sólo me falta ritmo, pero me siento bien. Yo quiero jugar siempre, pero es una decisión que debe tomar el míster.
-Desde que el Zaragoza visitó La Rosaleda el 30 de enero ha sido suplente en favor de Eliseu. ¿Qué le dijo Pellegrini?
-El míster me dijo que quería cambiar algo. Me comentó que estaba contento porque estaba haciéndolo bien en el apartado defensivo, pero que quería cambiar algo y que Eliseu es un jugador más ofensivo, porque es extremo. Y ya está [sonríe].
-¿Y cómo se lo tomó?
-¿Sabes? En invierno venía mucho en los periódicos que el club iba a comprar un lateral izquierdo. Yo me preguntaba que qué pasaría conmigo, pero después no vino el lateral y pensé que iba a jugar hasta final de temporada. Por eso me duele mucho, porque quiero jugar siempre y jugar bien, pero es decisión del míster.
-¿Se confío?
-Yo me veía bien, creo que he sido regular durante todo el año.
-¿Afecta que se hable de fichajes para su posición?
-Claro. Cuando se habla de un tema así pienso si estoy bien o no bien y si es porque quieren cambiar. Es normal, pero también son asuntos que pueden motivar. No pensaba que no jugaría después de no llegar un lateral, pero ha sido diferente.
-¿Cómo se sigue al equipo fuera de los terrenos de juego?
-Nunca me ha gustado estar en el banquillo, es normal, pero menos me gusta estar en Tribuna [risas]. Pero la situación es así. Este verano veré dónde estará mi futuro.
-En junio termina su contrato, que incluye la renovación automática por un año sin alcanza los 25 partidos de Liga. Lleva 18 a falta de seis jornadas. ¿El Málaga le ha dicho algo?
-El club no me ha dicho nada. Todavía no sé qué va a pasar. Sé que no llego a los partidos. Nadie ha hablado conmigo, pero también sé que la situación aún es dudosa porque no sabemos si nos vamos a salvar. Lo que sé es que quiero jugar.
-¿Le gustaría quedarse?
-Todavía no lo sé. Estoy trabajando aquí y muy duro en los entrenamientos. Al final de la temporada veremos qué pasa. Tampoco me ha llamado ningún otro club. Todavía trabajo para el Málaga y lo más importante es conseguir la permanencia en Primera División cuanto antes.
-Usted llegó procedente del NAC Breda durante el verano de 2009 de la mano de Muñiz. Desde entonces han pasado muchas cosas: salvación agónica, nuevo presidente, entrenadores, fichajes, el lío con Cristiano Ronaldo... ¿Cuál es su resumen?
-Sí, han pasado muchísimas cosas [sonríe]. Creo que he tenido dos años muy buenos y aún estoy contento porque la gente me apoya mucho. Málaga es muy buen sitio para jugar, también lo es fuera del fútbol. Mi familia está contenta. El año pasado pasaron muchas cosas. Como recuerdo ha sido una buena experiencia para mí, y todavía lo es.
-¿Cuáles son las diferencias que se ha encontrado en España?
-La diferencia más grande está en el clima. También en la cultura, es diferente de Holanda o Dinamarca. La gente aquí es más abierta. Me gusta mucho eso. La comida me encanta también [risas]. Me gusta todo: la carne, el pescado... Cuando nos vamos de comida todo el equipo pruebo todo lo que hay en la mesa [risas].
-Hablando de comidas y reuniones, desde la llegada de Abdullah Ghubn se proyecta una imagen de unidad mayor. ¿Lo nota así?
-Cuando se está en una situación tan delicada como la del Málaga todo se te hace muy difícil. La única manera de salvarse en jugar como equipo, todos juntos.
-Quién le diría a usted que tras Muñiz vendría Jesualdo Ferreira y luego Manuel Pellegrini.
-El año pasado fue muy diferente. Había poco dinero, venía el equipo de un buen año en Primera.. Este año ha sido muy distinto porque ha venido un jeque, hay mucho más dinero en el club y un entrenador con gran nombre. Todo ha cambiado mucho.
-¿De los tres entrenadores que ha tenido aquí, con quién se queda?
-Son técnicos diferentes. Muñiz era un entrenador muy duro que quería que los jugadores dieran el máximo. El año pasado había pocos recursos y teníamos que salvarnos como fuera. Yo estaba muy contento con Muñiz. Jesualdo era un buen entrenador que quería jugar siempre muy ofensivo. Pellegrini también quiere jugar, tener el balón y dar muchos pases.
-La plantilla también ha sufrido modificaciones. De los cedidos y los canteranos se ha a jugadores más contrastados.
-Sí, pero todavía faltan los puntos [risas]. Ahora estamos en la primera fase, el primer paso para el futuro, pero lo más importante son los puntos para seguir ahí.
-¿Por qué cree que el Málaga ha estado tan abajo esta campaña?
- Si lo supiera, sería el entrenador [risas]. El año pasado fue increíble la mala suerte que tuvimos. Cuando nos salvamos ante el Madrid parecía que habíamos ganado la Champions League. Fue una gran sensación. En principio este año también ha habido mala suerte, pero hay otros factores. Han cambiado muchas cosas por arriba, hay otro cuerpo técnico, en invierno llegaron más jugadores. Por eso es diferente.
-¿Nota el calor de una afición que siempre ha valorado su entrega?
- Ése es mi juego. Ningún jugador puede jugar bien todos los entrenadores. Un entrenador que tuve hace años me dijo que si no podía jugar bien, había que trabajar. Y eso hago yo: trabajar, trabajar y trabajar hasta el final del partido.
-El domingo toca visitar al Racing. ¿Se ve titular? Anda algo renqueante.
-Todavía no lo sé. Ojalá sea titular, yo siempre quiero jugar, pero es una decisión que toma el míster.
-Se trata de un partido importantísimo para la permanencia.
-Todos los encuentros que nos quedan son muy importantes. Ante el Racing tenemos otra final. También ante el Hércules tenemos otra. Todas lo son. Hay que ir a ganar en todas.
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