«Físicamente es más potente que yo, tiene más fuerza y eso le permite otra concepción del juego», recalca el exfutbolista Recio, el recordado jugador de los 80, analiza la irrupción de su sobrino, flamante internacional sub-21

Otros se llevaban la gloria (Martín, Jose, Canillas, Rodríguez...), pero él era la bisagra de aquel esplendoroso Málaga de los 80. Con un físico liviano y un prodigioso sentido de la colocación, siempre era el aliado en la salida del balón. Veía el fútbol muy fácil. Toque y apoyo, toque y apoyo, toque y apoyo... Tal vez esa sea la virtud que une a aquel centrocampista que se hacía llamar Recio y lucía el '8', y este que ahora ha mandado a la cuneta a jugadores más curtidos enfundado en el '45'y que también emplea como nombre futbolístico el segundo apellido de su padre y de su tío más conocido.

Siempre con su moto y siempre de un lado para otro para resolver asuntos de la gestoría en la que se desenvuelve mejor incluso que en el campo, no es fácil sacar a la primera fila a Juan José García Recio. «Yo siempre fui un secundario», recalca. «Y ahora el protagonista es Jose (su sobrino), y no yo», añade.

Recio, ya poblado de canas, confiesa que ahora ve todos los partidos del Málaga. Antes se limitaba a los que emitían en abierto o por Canal Plus. «No me termina de atraer ver fútbol. Lo importante del fútbol es jugarlo, practicarlo», aclara. El conocimiento de la valía de su sobrino siempre le ha llegado a través de su hermano Antonio, padre del flamante internacional sub-21. «Lo he seguido todo por él, no necesitaba ir a verlo», explica. Pero ahora que tiene una visión más exacta sobre él insiste en que su sobrino tiene otras cualidades: «Yo era otro tipo de futbolista. No tenía la fortaleza física para llegar con claridad al área y volver. Aparte, las llegadas eran más por las bandas y Canillas o Martín lo hacían muy bien. A mí me tocó en contadísimas ocasiones».

No hace mucho Antonio Benítez, clave en la aparición de los dos Recio -al más joven siempre le busca defectos para que mejore-, sugería que el tío del actual jugador tenía un estilo tan similar al del Barcelona actual que no habría desentonado. Juan José resopla. «Eso es mucho decir, pero es verdad que yo, por mi concepción del fútbol, que todavía la tengo en la cabeza, sí tenía un estilo parecido. A mucha gente le sorprende ese fútbol, pero a mí no me deja con la boca abierta».

Y siguiendo con esa comparación con su sobrino, el Recio ya retirado lo ve más completo: «A Jose no le falta nada. Tiene capacidades suficientes para mejorar con mucho lo que yo hice. De hecho, él ha llegado mucho más joven a Primera. Se ve que está aportando lo que se le pide porque cuanto más se le va exigiendo él va respondiendo». Eso sí, es de la misma teoría que Benítez, que en su época siempre fijaba un listón de goles para los centrocampistas. «El domingo (ante el Espanyol) ya tuvo apariciones en ataque. Un centrocampista tiene que aportar en ataque y aparecer en el área contraria. No todos pueden tener esa posibilidad, pero los que tengan sí deben intentarlo. Aparte de la labor en la medular, también debe contribuir con ocasiones, goles, últimos pases... Al final de cada ejercicio debe contar con cinco o seis goles, porque ayudan bastante al equipo».

Mejoría defensiva

El componente de aquella recordada terna de los 80 (Canillas-Recio-Martín) no tiene reparos en valorar el estilo de su sobrino: «Físicamente es más potente que yo, tiene más fuerza y eso le permite hacer otro juego. En cuanto a la concepción, le da salida al balón, también a los compañeros, y asegura la continuidad en el juego». Informado como ha estado siempre por su hermano, también es consciente de que ha mejorado considerablemente merced al trabajo específico de los técnicos de la cantera en los últimos tiempos (Rafa Fernández y Rafa Gil) y de que el papel de Manuel Pellegrini ha sido clave: «Se hizo con él una preparación especial sobre los conceptos defensivos para que también intentara destruir todo lo posible como 'pivote' central. Él lo fue asimilando y ahora se sacan los frutos. Sin duda, Pellegrini ha tenido una influencia decisiva, porque no solo su llegada supuso la incorporación inmediata de Jose al primer equipo. Eso no quiere decir que antes no lo hubiera merecido. Pero Pellegrini, además de subirlo, apostó por él desde el primer minuto».

En este tipo de casos, cuando un jugador de la cantera irrumpe con tanta fuerza en el primer equipo, siempre existe el temor de que no tenga continuidad o de que se duerma en los laureles. El antiguo Recio bendice al nuevo Recio: «Yo creo que no ocurrirá, por su trayectoria, por lo que lo conocemos y porque está muy bien guiado por la familia. Confío en que todo esto lo sepa digerir, porque todas las sensaciones que vive ahora van en una misma dirección positiva. Creo que no caerá en esos endiosamientos que conducen a equivocarse y a tirar para atrás en vez hacia adelante». Esa es, sencillamente, también la esperanza del malaguismo.

Ojalá tenga cabeza, el chaval se ve bien amueblado (raro en nuestra cantera), y le vaya muy bien. Es un jugador que me gusta bastante. Recio sigue así, chaval.