El equipo valora la importancia de no ser ya el peor en diferencia de goles gracias a dejar su puerta a cero los dos últimos partidos
Aunque ha pasado inadvertido ante la falta de competición, la plantilla del Málaga se ha ejercitado durante toda la semana. Hoy y mañana toca descanso, y todos sus componentes afrontarán el fin de semana con la satisfacción de los retos superados los últimos quince días. Pero también con una tesis común: la salvación pasa obligatoriamente por mantener el óptimo nivel defensivo de las dos últimas semanas.
En la clasificación aparecen diversos datos, pero curiosamente para los entrenadores y los jugadores uno de los más valiosos no figura como tal: la diferencia entre los goles marcados y los encajados, el conocido como 'goal average' general. Este segundo factor de desempate (el primero es el balance de resultados entre los equipos implicados) suele ser el mejor indicativo de la solvencia de un equipo.
El cuadro blanquiazul se ha visto lastrado en este sentido por su preocupante fragilidad defensiva. Pese a que en las primeras jornadas veía puerta con facilidad, muy pronto se vio con saldo negativo en el 'goal average' general. Por ejemplo, -7 cuando se produjo la destitución de Jesualdo Ferreira y -10 tras las derrotas consecutivas en La Coruña y Palma de Mallorca.
Esa situación se acentuó tras caer en Alicante. Desde la decimotercera jornada el Málaga era el peor equipo de Primera en el balance de goles. Por esa razón, siempre que se producía un doble, triple o cuádruple empate figuraba el último. Conviene recordar que por norma general se recurre al 'goal average' particular para desempatar cuando ya se han disputado los encuentros entre sí, aunque teóricamente solo debería emplearse una vez concluida la Liga.
El caso es que el Málaga fue incapaz de recuperar terreno durante muchas semanas. Sin embargo, la mejoría experimentada en la segunda vuelta provocó que al fin en la jornada 25.ª, tras la victoria frente al Almería (3-1), le cediera ese dudoso honor precisamente a su rival aquella noche (-17 por -18). La felicidad fue efímera, porque el escandaloso 7-0 encajado en el Bernabéu le pasó factura. Otra vez vuelta a empezar.
Y así hasta el domingo. Las dos victorias consecutivas (0-2 y 2-0) y mantener la puerta a cero frente a la Real y el Espanyol le han permitido nuevamente ceder el testigo como peor en el balance goleador. Ahora, con -21, está por detrás del Hércules, con -22, y por delante del Almería (-18) o el Deportivo (-16). Ese es el punto de partida. Porque la permanencia pasa por mantener el óptimo nivel defensivo habiual en los últimos tiempos.