Al salir del Madrid, en la campaña 2002/03, la primera llamada que recibí fue de Del Bosque. Un gesto difícil de olvidar.
Al final de la campaña 2002/2003 dejé de ser entrenador del Real Madrid. Tenía una temporada más de contrato, y en unas reuniones con Jorge Valdano y Lolo Sainz, por aquel tiempo responsable de la sección de baloncesto, se cuestionaban las condiciones y conveniencia de que siguiera o no al frente del equipo. No tuve apoyo, y salí del club. La primera llamada que recibí fue de Del Bosque, técnico del equipo de fútbol del Real Madrid por entonces. Un gesto difícil de olvidar.
Tuve la suerte de coincidir con Vicente del Bosque en el Real Madrid. Era la temporada 2002-03. Época donde se hablaba en el equipo de fútbol de los ´Zidanes y Pavones´, a la que más tarde se añadió la llamada ´clase media´, y que al final desembocó en los ´galácticos´ en exclusividad, término que tanto daño le hizo a la simpatía que emanaba el club. Se quiso hacer ver que el Madrid levitaba en un estado permanente, y eso produce rechazo.
Y claro, Del Bosque no formaba parte de esa particular y narcisista forma de distinguirse. Su aspecto físico de bonachón, de tranquilidad, afable, chocaba con la pretensión que tenía el club de ir por delante de la modernidad. Todo lo que no rozara a la galaxia se quedaba en el camino.
Cuando terminó aquella temporada mis resultados con el equipo de baloncesto fueron malos. Tenía una temporada más de contrato, y en unas reuniones con Jorge Valdano y Lolo Sainz, por aquel tiempo responsable de la sección de baloncesto, se cuestionaban las condiciones y conveniencia de que siguiera o no al frente del equipo. No tuve apoyo, y salí del club. La primera llamada que recibí fue de Del Bosque, un gesto difícil de olvidar.
Me consolaba, pues no entendía la decisión que se había tomado, y mostraba su deseo sincero de que todo me fuera bien. Sería un jueves cuando me lo comunicaron. Ese domingo siguiente, en el último partido del campeonato, el equipo de fútbol se jugaba la Liga. Ganaron y se proclamaron campeones. Esa misma noche de celebración se produjo una especie de motín en el restaurante donde cenaban. Fernando Hierro como capitán y por hablar en nombre de sus compañeros, y Del Bosque como entrenador y por callar, fueron puestos en el centro de la diana de la indignación del presidente.
Resultado, al día siguiente en rueda de prensa el presidente decidió que Fernando Hierro saliera del equipo, y Del Bosque también, alegándose que se había quedado desfasado y anticuado. Algo increíble. En plena celebración del título de Liga la destitución del entrenador. Debía ser que aquello de la galaxia tenía sus rarezas.
Llamé a Del Bosque al día siguiente. No daba crédito: "A mí me destituyeron por perder sin tiempo a levantarme, y a ti te cesan por ganar en plena euforia", ¿alguien lo entiende? En esta casa no están contentos ni ganando, me dije.
Valga esta vivencia que tuve con Del Bosque en el R. Madrid, para transmitirle mi reconocimiento y mis respetos. Aquel desfasado y anticuado entrenador es hoy campeón del mundo, admirado por todos, por ofrecernos un liderazgo sereno, efectivo y afectivo.
Nuestro Rey le ha otorgado el marquesado por su "gran dedicación" al deporte español y su "contribución al fomento de los valores deportivos" que merecen ser reconocidas de manera especial. Desde luego no estuvieron muy finos buscando una modernidad que posteriormente no encontraron. Y ya ven, esa modernidad la tenían al lado.
http://www.laopiniondemalaga.es/todo-deporte/2011/02/07/marques-bosque/400058.html