Me vais a permitir que abra un nuevo post. No pude estar ayer por aquí y el día después sigo en la cabeza con un par de cosas sobre las que me gustaría reflexionar. Si veis conveniente fusionarlo con otro tema por mi parte no hay problema.
Para mí hay una diferencia clara entre los tres últimos partidos del Málaga y el resto, y son los cojones, ni más ni menos. El equipo lleva tres partidos seguidos saliendo a jugar sin cojones, y para mí esa es la clave de los 12 goles encajados y del bochorno continuo en defensa.
Seguro que os suena un tal Mikel Roteta. Este hombre siempre fue mi ídolo por una sola cosa: el tamaño y resistencia de sus cojones, quince veces superior al de las que por entonces eran las estrellas del equipo, y que le permitieron, siendo un tronco en cuanto a técnica como era, emerger desde la Segunda B cuando este club nacía y pasearlo con el brazalete de capitán por los campos de Europa, nada menos, cosa que probablemente no consiga casi ninguno de los 25 que forman ahora la plantilla. El pelirrojo vasco, él solo, tenía mil veces más cojones de los que estos tipos han puesto en estos tres últimos partidos, y por eso fue, es y será un ejemplo de lo que supone llevar esta camiseta y la responsabilidad que ello conlleva.
El porqué se produce esta situación... No tengo ni idea. Los jugadores necesitan motivación y ambición y por el motivo que sea no la están teniendo. Yo he visto en todas las temporadas partidos aislados del Málaga en los que salían a jugar sin ganas. Es comprensible. Pero tres seguidos y de la forma en que lo estoy viendo... En los treinta años que llevo pegado a este club jamás he visto nada igual. Sabéis que no me gusta ser crítico, que siempre espero a que la temporada se desarrolle más para dictaminar sentencias sobre los jugadores, que me gusta seguir confiando contra viento y marea... Pero será que los jugadores me han trasladado esa desgana de una manera tan brutal que a día de hoy no creo en este equipo. El año pasado iba contracorriente y me refugiaba en el trabajo de Muñiz. La plantilla y sus planteamientos eran muuuy limitados pero los jugadores conservaron siempre la casta necesaria para salir del atolladero. No vi tres partidos seguidos de tal apatía como he visto en Alicante, ante el Atlético y ayer, que por fortuna los he visto íntegros los tres. 270 minutos de auténtica vergüenza como no había pasado tal, como digo, en treinta años.
Y traer muchos jugadores nuevos en invierno es una apuesta arriesgadísima también; es una decisión legítima de tomar a la vista de lo que hay, pero tenemos que ser conscientes de que la falta de acoplamiento les puede pasar factura y de que hay que conseguir ganar 10 partidos de liga de 22 que quedan, o entrar en una espiral de suerte que, como el año pasado, nos lleve a salvarnos por la mínima.
En fin, gracias por leerme, realmente estoy muy triste por el Málaga y necesitaba expresarme así, más en frío, lejos de rajar con calentones del momento, cosa que nunca hago.
Para mí hay una diferencia clara entre los tres últimos partidos del Málaga y el resto, y son los cojones, ni más ni menos. El equipo lleva tres partidos seguidos saliendo a jugar sin cojones, y para mí esa es la clave de los 12 goles encajados y del bochorno continuo en defensa.
Seguro que os suena un tal Mikel Roteta. Este hombre siempre fue mi ídolo por una sola cosa: el tamaño y resistencia de sus cojones, quince veces superior al de las que por entonces eran las estrellas del equipo, y que le permitieron, siendo un tronco en cuanto a técnica como era, emerger desde la Segunda B cuando este club nacía y pasearlo con el brazalete de capitán por los campos de Europa, nada menos, cosa que probablemente no consiga casi ninguno de los 25 que forman ahora la plantilla. El pelirrojo vasco, él solo, tenía mil veces más cojones de los que estos tipos han puesto en estos tres últimos partidos, y por eso fue, es y será un ejemplo de lo que supone llevar esta camiseta y la responsabilidad que ello conlleva.
El porqué se produce esta situación... No tengo ni idea. Los jugadores necesitan motivación y ambición y por el motivo que sea no la están teniendo. Yo he visto en todas las temporadas partidos aislados del Málaga en los que salían a jugar sin ganas. Es comprensible. Pero tres seguidos y de la forma en que lo estoy viendo... En los treinta años que llevo pegado a este club jamás he visto nada igual. Sabéis que no me gusta ser crítico, que siempre espero a que la temporada se desarrolle más para dictaminar sentencias sobre los jugadores, que me gusta seguir confiando contra viento y marea... Pero será que los jugadores me han trasladado esa desgana de una manera tan brutal que a día de hoy no creo en este equipo. El año pasado iba contracorriente y me refugiaba en el trabajo de Muñiz. La plantilla y sus planteamientos eran muuuy limitados pero los jugadores conservaron siempre la casta necesaria para salir del atolladero. No vi tres partidos seguidos de tal apatía como he visto en Alicante, ante el Atlético y ayer, que por fortuna los he visto íntegros los tres. 270 minutos de auténtica vergüenza como no había pasado tal, como digo, en treinta años.
Y traer muchos jugadores nuevos en invierno es una apuesta arriesgadísima también; es una decisión legítima de tomar a la vista de lo que hay, pero tenemos que ser conscientes de que la falta de acoplamiento les puede pasar factura y de que hay que conseguir ganar 10 partidos de liga de 22 que quedan, o entrar en una espiral de suerte que, como el año pasado, nos lleve a salvarnos por la mínima.
En fin, gracias por leerme, realmente estoy muy triste por el Málaga y necesitaba expresarme así, más en frío, lejos de rajar con calentones del momento, cosa que nunca hago.