El delantero malaguista vuelve a golpear con confianza tras dejar atrás unos dolores muy molestos en el empeine
Baha vuelve a golpear con las dos piernas. Los dos últimos goles del francomarroquí muestran su plena confianza en la derecha después de nueve meses, una virtud de la que careció en un momento culminante, durante casi toda la segunda vuelta de la pasada temporada. Esta rémora lo ha mantenido preocupado hasta hace apenas tres semanas.
En la intrahistoria del último ascenso del Málaga conviene reflejar la clara inferioridad del equipo durante casi toda la segunda vuelta en la faceta realizadora. Fue en esa etapa cuando su ventaja se diluyó paulatinamente, en gran medida por su evidente pérdida de potencial ofensivo. Juan Ramón Muñiz se encontró con Salva casi permanentemente lesionado, con Hidalgo aquejado de unas molestias en una rodilla -las mismas que ahora padece Miguel Ángel- y con Baha arrastrando un fuerte dolor en el empeine del pie derecho. Junto a ellos, Peragón no estaba en su mejor momento e Iván Rosado había perdido parte del olfato goleador de antaño.
Las dos primeras circunstancias fueron sobradamente conocidas, pero la tercera no tanto. Los responsables del Málaga no quisieron dar pistas a los rivales. Se habló de que Baha acusaba molestias, pero no hasta qué punto mermaban su rendimiento. Aun así, el francomarroquí las soportó como pudo. Pero el equipo se resintió.
Los dos últimos goles de Baha suponen el mejor reflejo de la confianza recuperada. Llegaron en sendos golpeos con potencia, como con rabia. Además, en remates cruzados, al otro palo (el derecho). La celebración del tanto marcado el domingo en El Sardinero frente al Racing -que se puede apreciar en la imagen que ilustra esta información- fue sumamente llamativa.
«Nos ha costado mucho quitar ese dolor en el empeine y en el tendón de Aquiles», confiesa el máximo goleador malaguista (siete tantos) ahora que vuelve a recuperar la sonrisa. Sólo él y los miembros del cuerpo médico conocen la dimensión de las molestias que sufría.
Precaución
Durante meses estos dolores obligaban a Baha a tener mucha precaución. En las carreras, en los contactos, en los remates y hasta en los saltos en los contrarios. Cualquier pisotón o un plantillazo lo habrían dejado fuera de circulación cuando más se jugaba el Málaga.
Baha confiaba en olvidarlo todo al comienzo de esta temporada, pero el dolor no remitió. «He llegado a jugar con miedo», admite el internacional. En su recuperación definitiva ha jugado un papel decisivo el cuerpo médico. La labor del readaptador, Rafa Mondragón, y los masajes de Marcelino Torrontegui, Fernando Lacomba y Luis Barbado han sido determinantes. El jugador dice adiós a nueve meses de sufrimiento.
www.diariosur.com
Baha vuelve a golpear con las dos piernas. Los dos últimos goles del francomarroquí muestran su plena confianza en la derecha después de nueve meses, una virtud de la que careció en un momento culminante, durante casi toda la segunda vuelta de la pasada temporada. Esta rémora lo ha mantenido preocupado hasta hace apenas tres semanas.
En la intrahistoria del último ascenso del Málaga conviene reflejar la clara inferioridad del equipo durante casi toda la segunda vuelta en la faceta realizadora. Fue en esa etapa cuando su ventaja se diluyó paulatinamente, en gran medida por su evidente pérdida de potencial ofensivo. Juan Ramón Muñiz se encontró con Salva casi permanentemente lesionado, con Hidalgo aquejado de unas molestias en una rodilla -las mismas que ahora padece Miguel Ángel- y con Baha arrastrando un fuerte dolor en el empeine del pie derecho. Junto a ellos, Peragón no estaba en su mejor momento e Iván Rosado había perdido parte del olfato goleador de antaño.
Las dos primeras circunstancias fueron sobradamente conocidas, pero la tercera no tanto. Los responsables del Málaga no quisieron dar pistas a los rivales. Se habló de que Baha acusaba molestias, pero no hasta qué punto mermaban su rendimiento. Aun así, el francomarroquí las soportó como pudo. Pero el equipo se resintió.
Los dos últimos goles de Baha suponen el mejor reflejo de la confianza recuperada. Llegaron en sendos golpeos con potencia, como con rabia. Además, en remates cruzados, al otro palo (el derecho). La celebración del tanto marcado el domingo en El Sardinero frente al Racing -que se puede apreciar en la imagen que ilustra esta información- fue sumamente llamativa.
«Nos ha costado mucho quitar ese dolor en el empeine y en el tendón de Aquiles», confiesa el máximo goleador malaguista (siete tantos) ahora que vuelve a recuperar la sonrisa. Sólo él y los miembros del cuerpo médico conocen la dimensión de las molestias que sufría.
Precaución
Durante meses estos dolores obligaban a Baha a tener mucha precaución. En las carreras, en los contactos, en los remates y hasta en los saltos en los contrarios. Cualquier pisotón o un plantillazo lo habrían dejado fuera de circulación cuando más se jugaba el Málaga.
Baha confiaba en olvidarlo todo al comienzo de esta temporada, pero el dolor no remitió. «He llegado a jugar con miedo», admite el internacional. En su recuperación definitiva ha jugado un papel decisivo el cuerpo médico. La labor del readaptador, Rafa Mondragón, y los masajes de Marcelino Torrontegui, Fernando Lacomba y Luis Barbado han sido determinantes. El jugador dice adiós a nueve meses de sufrimiento.
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