Dublín anuncia un fuerte plan de austeridad para adelantarse a las peticiones de la eurozona.- Los ministros de Finanzas han considerado "justificada" la ayuda para salvaguardar la estabilidad financiera de de la UE
Irlanda ha cedido finalmente a las presiones de sus socios europeos y ha pedido oficialmente el plan de rescate, según confirmó ayer el primer ministro del país, Brian Cowen. La decisión del Gobierno de Dublín llegó después de una tarde de reuniones del Gabinete y de varios contactos por teleconferencia de los países de la eurozona, que han aceptado activar la ayuda. Esta estaría en torno a los 100.000 millones de euros, aunque el monto y los detalles serán negociados en los próximos días con los Veintisiete y con el Fondo Monetario Internacional. La agencia Reuters cifra esa cantidad entre los 80.000 y los 90.000 millones.
Los ministros de Finanzas de la UE han considerado la ayuda "justificada" para salvaguardar la estabilidad financiera de la zona euro y del conjunto de la UE, según un comunicado de los socios europeos, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. La ayuda que recibirá Irlanda será aportada por el mecanismo de respuesta creado tras la crisis griega y como con préstamos bilaterales que podrán ser negociados por los Estados que lo deseen. Reino Unido aportará 11.000 millones, según adelantó la BBC.
Tanto el FMI como el BCE se felicitaron anoche por la decisión de Irlanda. El país deberá someterse a cambio a un fuerte plan de ajuste. Entre otras medidas, el primer ministro irlandés anunció una reestructuración del sector bancario. Cowe se dirigió a sus compatriotas, muy críticos con su gestión, y ha dicho: "No podemos subestimar el nivel de nuestros problemas económicos, pero debemos tener fe en nuestra habilidad para recuperarnos y prosperar una vez más".
Irlanda es un país cargado de deudas, casi sepultado por ellas. Públicas, pero sobre todo privadas: las familias, las empresas y los bancos están endeudados hasta las cejas tras una burbuja inmobiliaria que se fue hinchando durante más de 10 años de crédito fácil y barato. Ese boom permitió a los irlandeses tener mayor renta per cápita que los alemanes; el salario mínimo roza los 1.500 euros mensuales. Pero cuando las burbujas explotan dejan un reguero de víctimas y profundas cicatrices: tras una semana resistiéndose a aceptar la oferta europea de rescate, Irlanda ha capitulado y ha anunciado que necesita el salvavidas europeo y del FMI. Un fondo de contingencia, una línea de crédito de "decenas de miles de millones de euros", según su ministro de Finanzas, Brian Lenihan.
Después de Grecia, Irlanda será el segundo país de la eurozona en pedir ayuda en apenas medio año. No hay una crisis griega ni una crisis irlandesa: los mercados tienen en el disparadero a toda la periferia de Europa. Es el euro, en última instancia, el que vuelve a estar en la diana. Y el ataque llega siempre por el flanco más débil: el coste de la deuda irlandesa se ha disparado en los mercados y el agujero de los bancos del antaño Tigre Celta se ha convertido en un problema "demasiado grande para el país", ha reconocido Lenihan. "La petición de rescate debería ayudar a rebajar la tensión en los mercados", ha asegurado Julian Callow, economista jefe de Barclays, ante el miedo al contagio hacia Portugal y, en última instancia, a España. Ese es el gran temor de los socios de Irlanda en la eurozona, cuyos ministros de Finanzas han mantenido una reunión de urgencia para estudiar la crisis irlandesa. El contagio puede llegar por dos vías: a través de los bancos -las entidades alemanas y las británicas tienen riesgos acumulados de más de 250.000 millones en la banca irlandesa o en los mercados de deuda, que viven momentos de gran tensión desde hace semanas.
A cambio del rescate, el Ejecutivo ha aprobado también un severo plan de austeridad que obligará a Irlanda a ajustarse el cinturón. Dublín trata de anticiparse así a las condiciones que exigirán tanto la eurozona como el FMI para dar el visto bueno a las ayudas. Pero son las instituciones europeas y el Fondo quienes tienen la última palabra sobre los deberes de Irlanda a partir de ahora.
Más impuestos
Tratándose de economía, ningún rescate sale gratis: junto con la petición de ayuda (en realidad, una línea de crédito a un tipo de interés que podría rondar el 5%, si se repiten las condiciones del caso griego), el Gobierno irlandés aprobó un paquete de recortes severo, de 6.000 millones el año próximo y un total de 15.000 millones -el 10% del PIB- en los próximos cuatro años. Apenas hay detalles aún, pero lo que es seguro es que los irlandeses pagarán más impuestos -tras unos años en los que el país hizo bandera de la baja fiscalidad- y sufrirán el tijeretazo en el gasto público, por ejemplo en los sueldos de los funcionarios, en el citado salario mínimo, en los subsidios, en las prestaciones sociales y en las inversiones. Ese plan de recortes debe recibir aún el visto bueno de los socios europeos, que podrían pedir incluso más austeridad al Gobierno de Brian Cowen, atendiendo a eso de que quien paga, manda. En el centro del debate está un impuesto de sociedades del 12,5%, el más bajo de la zona euro, que para el Gobierno irlandés es esencial para que el país salga de la crisis y para el resto de Europa supone un ejemplo flagrante de competencia fiscal desleal.
El nuevo plan de austeridad irlandés, además, aún tiene que pasar por un Parlamento en el que el partido del Gobierno está cada vez más debilitado. Las cicatrices que dejan los estallidos de grandes burbujas -y la irlandesa combinaba un boom inmobiliario con otro crediticio que ha dejado temblando a sus bancos- suelen ser muy dolorosas. Y en Irlanda van a tardar en cerrarse: en las próximas semanas hay varias elecciones parciales que podrían castigar la débil mayoría del Fianna Fail (el partido liberal, en el Gobierno desde tiempos inmemoriales) y pueden dificultar la aprobación del paquete.
Alemania juega un papel fundamental en la crisis irlandesa. Unas declaraciones de la canciller Angela Merkel sobre la necesidad de que los inversores privados paguen parte de la factura que dejará la banca irlandesa -el Ejecutivo irlandés aseguró el 100% de los depósitos y de los bonos al principio de la crisis- desató las tensiones en los mercados de deuda. El ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schaüble, aseguró anoche que "aún no se puede concretar el importe del rescate irlandés", a la espera que los equipos del FMI y de la UE determinen el tamaño del agujero en la banca celta, pero avanzó que Alemania "confía en que el eventual efecto contagio pueda ser detenido".
http://www.elpais.com/articulo/economia/Irlanda/acuerda/UE/rescate/aprueba/drastico/plan/ajuste/fiscal/elpepueco/20101121elpepueco_2/Tes
Irlanda ha cedido finalmente a las presiones de sus socios europeos y ha pedido oficialmente el plan de rescate, según confirmó ayer el primer ministro del país, Brian Cowen. La decisión del Gobierno de Dublín llegó después de una tarde de reuniones del Gabinete y de varios contactos por teleconferencia de los países de la eurozona, que han aceptado activar la ayuda. Esta estaría en torno a los 100.000 millones de euros, aunque el monto y los detalles serán negociados en los próximos días con los Veintisiete y con el Fondo Monetario Internacional. La agencia Reuters cifra esa cantidad entre los 80.000 y los 90.000 millones.
Los ministros de Finanzas de la UE han considerado la ayuda "justificada" para salvaguardar la estabilidad financiera de la zona euro y del conjunto de la UE, según un comunicado de los socios europeos, la Comisión Europea y el Banco Central Europeo. La ayuda que recibirá Irlanda será aportada por el mecanismo de respuesta creado tras la crisis griega y como con préstamos bilaterales que podrán ser negociados por los Estados que lo deseen. Reino Unido aportará 11.000 millones, según adelantó la BBC.
Tanto el FMI como el BCE se felicitaron anoche por la decisión de Irlanda. El país deberá someterse a cambio a un fuerte plan de ajuste. Entre otras medidas, el primer ministro irlandés anunció una reestructuración del sector bancario. Cowe se dirigió a sus compatriotas, muy críticos con su gestión, y ha dicho: "No podemos subestimar el nivel de nuestros problemas económicos, pero debemos tener fe en nuestra habilidad para recuperarnos y prosperar una vez más".
Irlanda es un país cargado de deudas, casi sepultado por ellas. Públicas, pero sobre todo privadas: las familias, las empresas y los bancos están endeudados hasta las cejas tras una burbuja inmobiliaria que se fue hinchando durante más de 10 años de crédito fácil y barato. Ese boom permitió a los irlandeses tener mayor renta per cápita que los alemanes; el salario mínimo roza los 1.500 euros mensuales. Pero cuando las burbujas explotan dejan un reguero de víctimas y profundas cicatrices: tras una semana resistiéndose a aceptar la oferta europea de rescate, Irlanda ha capitulado y ha anunciado que necesita el salvavidas europeo y del FMI. Un fondo de contingencia, una línea de crédito de "decenas de miles de millones de euros", según su ministro de Finanzas, Brian Lenihan.
Después de Grecia, Irlanda será el segundo país de la eurozona en pedir ayuda en apenas medio año. No hay una crisis griega ni una crisis irlandesa: los mercados tienen en el disparadero a toda la periferia de Europa. Es el euro, en última instancia, el que vuelve a estar en la diana. Y el ataque llega siempre por el flanco más débil: el coste de la deuda irlandesa se ha disparado en los mercados y el agujero de los bancos del antaño Tigre Celta se ha convertido en un problema "demasiado grande para el país", ha reconocido Lenihan. "La petición de rescate debería ayudar a rebajar la tensión en los mercados", ha asegurado Julian Callow, economista jefe de Barclays, ante el miedo al contagio hacia Portugal y, en última instancia, a España. Ese es el gran temor de los socios de Irlanda en la eurozona, cuyos ministros de Finanzas han mantenido una reunión de urgencia para estudiar la crisis irlandesa. El contagio puede llegar por dos vías: a través de los bancos -las entidades alemanas y las británicas tienen riesgos acumulados de más de 250.000 millones en la banca irlandesa o en los mercados de deuda, que viven momentos de gran tensión desde hace semanas.
A cambio del rescate, el Ejecutivo ha aprobado también un severo plan de austeridad que obligará a Irlanda a ajustarse el cinturón. Dublín trata de anticiparse así a las condiciones que exigirán tanto la eurozona como el FMI para dar el visto bueno a las ayudas. Pero son las instituciones europeas y el Fondo quienes tienen la última palabra sobre los deberes de Irlanda a partir de ahora.
Más impuestos
Tratándose de economía, ningún rescate sale gratis: junto con la petición de ayuda (en realidad, una línea de crédito a un tipo de interés que podría rondar el 5%, si se repiten las condiciones del caso griego), el Gobierno irlandés aprobó un paquete de recortes severo, de 6.000 millones el año próximo y un total de 15.000 millones -el 10% del PIB- en los próximos cuatro años. Apenas hay detalles aún, pero lo que es seguro es que los irlandeses pagarán más impuestos -tras unos años en los que el país hizo bandera de la baja fiscalidad- y sufrirán el tijeretazo en el gasto público, por ejemplo en los sueldos de los funcionarios, en el citado salario mínimo, en los subsidios, en las prestaciones sociales y en las inversiones. Ese plan de recortes debe recibir aún el visto bueno de los socios europeos, que podrían pedir incluso más austeridad al Gobierno de Brian Cowen, atendiendo a eso de que quien paga, manda. En el centro del debate está un impuesto de sociedades del 12,5%, el más bajo de la zona euro, que para el Gobierno irlandés es esencial para que el país salga de la crisis y para el resto de Europa supone un ejemplo flagrante de competencia fiscal desleal.
El nuevo plan de austeridad irlandés, además, aún tiene que pasar por un Parlamento en el que el partido del Gobierno está cada vez más debilitado. Las cicatrices que dejan los estallidos de grandes burbujas -y la irlandesa combinaba un boom inmobiliario con otro crediticio que ha dejado temblando a sus bancos- suelen ser muy dolorosas. Y en Irlanda van a tardar en cerrarse: en las próximas semanas hay varias elecciones parciales que podrían castigar la débil mayoría del Fianna Fail (el partido liberal, en el Gobierno desde tiempos inmemoriales) y pueden dificultar la aprobación del paquete.
Alemania juega un papel fundamental en la crisis irlandesa. Unas declaraciones de la canciller Angela Merkel sobre la necesidad de que los inversores privados paguen parte de la factura que dejará la banca irlandesa -el Ejecutivo irlandés aseguró el 100% de los depósitos y de los bonos al principio de la crisis- desató las tensiones en los mercados de deuda. El ministro de Finanzas germano, Wolfgang Schaüble, aseguró anoche que "aún no se puede concretar el importe del rescate irlandés", a la espera que los equipos del FMI y de la UE determinen el tamaño del agujero en la banca celta, pero avanzó que Alemania "confía en que el eventual efecto contagio pueda ser detenido".
http://www.elpais.com/articulo/economia/Irlanda/acuerda/UE/rescate/aprueba/drastico/plan/ajuste/fiscal/elpepueco/20101121elpepueco_2/Tes