Neonazis y antifascistas intercambian insultos frente a la tumba de Franco
Treinta y cinco años después de la muerte de Francisco Franco, frente a su tumba, en el Valle de los Caídos de Madrid, se congregaron ayer cerca de un centenar de personas: familias con niños, adolescentes y un grupo de neonazis con las cabezas rapadas y ganas de bronca. Habían acudido a rezar por el dictador -aunque no pudieron entrar en la basílica por estar en obras-, pero sobre todo a esperar a otro grupo -este más reducido- convocado por la Federación de Foros por la Memoria para reclamar la voladura de la gran cruz del mausoleo, la retirada de los restos de Franco y José Antonio Primo de Rivera, y la conversión del recinto en un museo de la memoria.
"¿Sabéis cuántos guarros vienen? Se van a enterar", decía uno. "Estos quieren ganar ahora la Guerra Civil. Vamos a tener que volver a sacar las escopetas a la calle", respondía otro.
La ley de memoria histórica (aprobada en 2007) impide este tipo de manifestaciones -estipula que "en ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo"-, pero los franquistas no se amilanaron.
La Guardia Civil, que movilizó a más de 30 antidisturbios, les ordenó varias veces que se fueran. Envueltos en grandes banderas preconstitucionales, varias personas les increparon: "¡Esto sí es una dictadura!" ¿Y el artículo 20 de la Constitución?".
La mayoría se negó a irse, así que la Guardia Civil decidió disponer a los antidisturbios a modo de barrera entre ambos grupos para impedir enfrentamientos, como algunos parecían desear. En un lado de la carretera de entrada al mausoleo se quedaron los franquistas, y en el otro los defensores de la memoria histórica. En una orilla se levantaba el puño y en la otra se extendía el brazo. En un lado se izaba la bandera republicana, y en el otro la franquista.
- "¡Rojos de mierda!"
- "¡Asesinos!"
- "¡Buitres carroñeros! ¡Ladrones de cadáveres!"
- "¡A por ellos! ¡Como en Paracuellos!"
José María Pedreño, presidente de la Federación de Foros por la Memoria, intentó contener a los grupos antifascistas con el megáfono: "No les provoquéis, es lo que quieren. Hemos venido a pedir justicia, verdad y reparación para las víctimas del franquismo". Hasta el cuarto intento no lo consiguió. Mientras, al otro lado, se cantaba el Cara al Sol y se soltaban vivas a Franco.
Pedreño aseguró que la cruz del Valle de los Caídos "es lo mismo que la esvástica en Alemania", que todos los grandes monumentos construidos como símbolo de los regímenes fascistas del siglo XX -la cancillería del Reich en Berlín o la gran cruz gamada del estadio de Nuremberg- han sido destruidos, y que el mausoleo de Franco se ha convertido "en un centro de peregrinación del fascismo internacional".
La federación denunció "el miedo" del Gobierno a intervenir en el Valle de los Caídos, y reclamó que la gran cruz sea "volada como culminación de un gran acto público de desagravio a las víctimas del franquismo". También exigió que se investigue sobre las miles de personas allí sepultadas "como prueba de un crimen de masas", y que "las empresas y grandes fortunas que se lucraron con su construcción y el empleo masivo de trabajadores forzados sean obligadas a pagar indemnizaciones a los supervivientes y sus familiares". La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica envió esta semana una carta al Gobierno en la que preguntaba: "¿Hasta cuándo el Estado va a seguir obligando a las víctimas del franquismo a financiar con sus impuestos la tumba del dictador responsable del asesinato de decenas de miles de civiles y la persecución de millones de españoles?".
El Ejecutivo se ha atascado en el proyecto para cambiar de significado el Valle de los Caídos -que hoy se rige por los mismos principios y decretos que Franco dejó atados y bien atados-, ante la dificultad de exhumar los restos de los republicanos que fueron trasladados allí y enterrados junto a su verdugo sin el consentimiento de sus familias. Los forenses que envió a investigar esta posibilidad no son optimistas. Sí ha logrado sin embargo cuantificar el número de personas enterradas en el Valle de los Caídos: 33.847, de las que 21.317 están identificadas.
Treinta y cinco años después del primer 20-N, se siguen celebrando actos de recuerdo y homenaje a Franco. Cada año más, de hecho. Grupos falangistas publicaron varias esquelas estos días en medios conservadores; se concentraron en la calle Génova, junto a la casa donde nació Primo de Rivera; y prepararon la marcha de hoy hasta el Valle de los Caídos. También hubo ayer una manifestación antifascista y un concierto de grupos neonazis. Todo esto obligó a desplegar un importante dispositivo policial. Más de tres décadas después la muerte de Franco.
http://www.elpais.com/articulo/espana/Vamos/tener/volver/sacar/escopetas/calle/elpepunac/20101121elpepinac_8/Tes
Treinta y cinco años después de la muerte de Francisco Franco, frente a su tumba, en el Valle de los Caídos de Madrid, se congregaron ayer cerca de un centenar de personas: familias con niños, adolescentes y un grupo de neonazis con las cabezas rapadas y ganas de bronca. Habían acudido a rezar por el dictador -aunque no pudieron entrar en la basílica por estar en obras-, pero sobre todo a esperar a otro grupo -este más reducido- convocado por la Federación de Foros por la Memoria para reclamar la voladura de la gran cruz del mausoleo, la retirada de los restos de Franco y José Antonio Primo de Rivera, y la conversión del recinto en un museo de la memoria.
"¿Sabéis cuántos guarros vienen? Se van a enterar", decía uno. "Estos quieren ganar ahora la Guerra Civil. Vamos a tener que volver a sacar las escopetas a la calle", respondía otro.
La ley de memoria histórica (aprobada en 2007) impide este tipo de manifestaciones -estipula que "en ningún lugar del recinto podrán llevarse a cabo actos de naturaleza política ni exaltadores de la Guerra Civil, de sus protagonistas, o del franquismo"-, pero los franquistas no se amilanaron.
La Guardia Civil, que movilizó a más de 30 antidisturbios, les ordenó varias veces que se fueran. Envueltos en grandes banderas preconstitucionales, varias personas les increparon: "¡Esto sí es una dictadura!" ¿Y el artículo 20 de la Constitución?".
La mayoría se negó a irse, así que la Guardia Civil decidió disponer a los antidisturbios a modo de barrera entre ambos grupos para impedir enfrentamientos, como algunos parecían desear. En un lado de la carretera de entrada al mausoleo se quedaron los franquistas, y en el otro los defensores de la memoria histórica. En una orilla se levantaba el puño y en la otra se extendía el brazo. En un lado se izaba la bandera republicana, y en el otro la franquista.
- "¡Rojos de mierda!"
- "¡Asesinos!"
- "¡Buitres carroñeros! ¡Ladrones de cadáveres!"
- "¡A por ellos! ¡Como en Paracuellos!"
José María Pedreño, presidente de la Federación de Foros por la Memoria, intentó contener a los grupos antifascistas con el megáfono: "No les provoquéis, es lo que quieren. Hemos venido a pedir justicia, verdad y reparación para las víctimas del franquismo". Hasta el cuarto intento no lo consiguió. Mientras, al otro lado, se cantaba el Cara al Sol y se soltaban vivas a Franco.
Pedreño aseguró que la cruz del Valle de los Caídos "es lo mismo que la esvástica en Alemania", que todos los grandes monumentos construidos como símbolo de los regímenes fascistas del siglo XX -la cancillería del Reich en Berlín o la gran cruz gamada del estadio de Nuremberg- han sido destruidos, y que el mausoleo de Franco se ha convertido "en un centro de peregrinación del fascismo internacional".
La federación denunció "el miedo" del Gobierno a intervenir en el Valle de los Caídos, y reclamó que la gran cruz sea "volada como culminación de un gran acto público de desagravio a las víctimas del franquismo". También exigió que se investigue sobre las miles de personas allí sepultadas "como prueba de un crimen de masas", y que "las empresas y grandes fortunas que se lucraron con su construcción y el empleo masivo de trabajadores forzados sean obligadas a pagar indemnizaciones a los supervivientes y sus familiares". La Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica envió esta semana una carta al Gobierno en la que preguntaba: "¿Hasta cuándo el Estado va a seguir obligando a las víctimas del franquismo a financiar con sus impuestos la tumba del dictador responsable del asesinato de decenas de miles de civiles y la persecución de millones de españoles?".
El Ejecutivo se ha atascado en el proyecto para cambiar de significado el Valle de los Caídos -que hoy se rige por los mismos principios y decretos que Franco dejó atados y bien atados-, ante la dificultad de exhumar los restos de los republicanos que fueron trasladados allí y enterrados junto a su verdugo sin el consentimiento de sus familias. Los forenses que envió a investigar esta posibilidad no son optimistas. Sí ha logrado sin embargo cuantificar el número de personas enterradas en el Valle de los Caídos: 33.847, de las que 21.317 están identificadas.
Treinta y cinco años después del primer 20-N, se siguen celebrando actos de recuerdo y homenaje a Franco. Cada año más, de hecho. Grupos falangistas publicaron varias esquelas estos días en medios conservadores; se concentraron en la calle Génova, junto a la casa donde nació Primo de Rivera; y prepararon la marcha de hoy hasta el Valle de los Caídos. También hubo ayer una manifestación antifascista y un concierto de grupos neonazis. Todo esto obligó a desplegar un importante dispositivo policial. Más de tres décadas después la muerte de Franco.
http://www.elpais.com/articulo/espana/Vamos/tener/volver/sacar/escopetas/calle/elpepunac/20101121elpepinac_8/Tes