Sandro Silva, el fichaje al que más le está costando adaptarse, asume su actual rendimiento · "En Brasil tenía que robar y conducir la bola; aquí es robar y tocar"
Primera pregunta: "¿Qué tal va con el idioma?". "¿Cómo dice?", responde Sandro Silva. Dos segundos después reacciona: "Ah, ¡el español! Pues empezamos bien", y suelta una de las muchas carcajadas que transforman su rictus tímido. El arranque de la conversación se convierte en semblanza del personaje que se esconde dentro de Sandro Laurindo Da Silva: la barrera idiomática impide conocer una personalidad atractiva. Nació en Río, pero encarna una forma de vida muy alejada del arquetipo carnavalero y bohemio de sus paisanos. Ama el fútbol aunque poniéndole horarios, no quiere saber más una vez duchado. Trazos del fichaje con peor tren de aterrizaje de los que recalaron en verano. "Me está costando, pero tengo minutos. Con los partidos iré aprendiendo más. No se está viendo lo mejor de mí, aunque seguro que en unos meses aprenderé mucho y todo irá bien".
Destila una calma que choca frontalmente con el fútbol que aún no ha mostrado. Contaba con su particular proceso de adaptación. De hecho, tiene reconocidos el problema y la solución: "En Brasil robaba nueve balones en un partido y decían que había hecho un gran partido. Aquí robo seis o siete y es normal. En Brasil me ficharon para robar y conducir, aquí es robar y tocar, robar y tocar, robar y tocar, y me cuesta. Incluso hago trabajo específico en los entrenamientos".
Lo argumenta desde la experiencia: "No esquivo la responsabilidad y soy positivo y autocrítico". Por eso lo que se le achaca en la cancha no le sorprende: "Todos los brasileños tenemos un sueño, yo también. Y al venir tenía bien claro que sufriría problemas físicos, pues en Brasil siempre hay competición. Hubo una maratón de partidos y entrenamientos intensos. Pero siempre pienso en sentirme realizado en el campo. Muchos de los que emigran a Europa se piensan que se van a encontrar maravillas y yo sabía que habría cosas buenas y malas".
Sandro Silva está seguro de su despegue, sobre todo ahora que ha ordenado su vida personal. Los tres primeros meses en Málaga los pasó solo en su piso cerca del estadio donde se entrena. Ahora que su mujer y su hijo vuelven a rodearle tiene plenos sentidos en el balón. "Es que en Brasil hay mucha criminalidad y las calles no son seguras. Ahora estoy más tranquilo por mi hijo. Yo salí de casa sabiendo que no volvería y siento saudade, pero menos de la que creía que tendría", explica el medio, que cuando firmó por el Málaga decidió abrirse una cuenta de Twitter en la que dejaba claras sus ganas de ver a su hijo.
Aquí se siente aclimatado. Málaga le recuerda a Río. Frecuenta los centros comerciales y le encanta ir de compras con su mujer, aunque hay algo sagrado para él. "No me gusta comer en la calle. Es inevitable con la forma de cocinar de mi señora". No toma comida española y sí se convierte en un brasileño modélico por las cantidades copiosas que ingiere de arroz con feijao. Eliseu ha sido uno de sus mejores cicerones en la ciudad.
Su forma de hablar le hace casi ininteligible. "No hablo mucho, pero lo entiendo perfectamente", aclara el brasileño, que añora poder hablar en portugués con el entrenador. "Aunque la próxima entrevista la haremos en español", promete. También augura un mejor fútbol y da motivos: "Jugué cuando decían que sería suplente en el Botafogo. Cuando me fui de allí, la gente decía 'Sandro está loco, con lo bien que estaba en el Botafogo'. Me marché al Palmeiras, que estaba en decadencia, y ganamos siete partidos consecutivos y fuimos campeones. También arriesgué al venir sin saber si iría bien y ahora sé que puedo producir para el equipo. No pienso que firmé cuatro años aquí, sino en devolver la confianza al que me contrato y revalorizar al club".
http://www.malagahoy.es/article/deportes/839136/seguro/todo/ira/bien/unos/meses.html