Restan 12 meses para que el transporte realice su primer trayecto, aunque este será limitado · Casi un tercio de los trabajadores de la obra se afanan en lograr el objetivo.
Tictac, tictac. Un reloj inicia una particular y larga cuenta atrás. 365 días, 8.760 horas, 525.600 minutos... Esos son los números que marcan hoy el particular cronómetro del Metro de Málaga, la mayor infraestructura en la historia reciente de la ciudad que, de cumplirse con lo compromisos asumidos, deberá echar a andar el día 11 del mes 11 (noviembre) del año 2011. Tan singular ecuación numérica es obra del director del proyecto, Enrique Salvo, quien tuvo la valentía de fijar para dicho momento la entrada en servicio del suburbano. Un anuncio con el que dar realidad a una intervención que, según las primeras estimaciones, tendría que haber empezado a funcionar en febrero de 2009.
Pero que nadie piense, a un año vista, que podrá subirse en uno de los modernos trenes del ferrocarril urbano en la estación del Martín Carpena (ahora bautizada como Palacio de los Deportes) para dirigirse, por ejemplo, al Hospital Carlos Haya o al campus universitario de Teatinos. Para hacer realidad ese deseo, los vecinos de la capital deberán espera aún, previsiblemente, un par de años.
No, el hoy por hoy de la obra y del anuncio de la Junta de Andalucía es que el Metro funcione, sí, pero de manera significativamente reducida, puesto que el recorrido del mismo ese 11 de noviembre se limitará a la infraestructura que en ese momento esté culminada, que no será otra que la correspondiente a la línea 2, entre el Martín Carpena y Héroe Sostoa (sin llegar siquiera a la estación de Renfe) y el tramo en superficie que se ejecuta entre la Facultad de Derecho y Los Asperones, parcela donde se levantan las cocheras en las que dormirán y serán mantenidos los vagones.
Antes de que llegue ese momento queda tarea por delante. Son muchas las acciones que, como recuerda el director del proyecto, Enrique Salvo, hay que culminar. "La casa la tenemos casi terminada, pero quedan los detalles que hacen que la casa sea casa", dice a modo metafórico. Y esos detalles pasan por la terminación de la arquitectura, la colocación de las escaleras eléctricas y ascensores, la ejecución de las subestaciones que aportarán energía a los trenes y estaciones, la catenaria, los raíles... Y así un largo listado de tareas.
El valor simbólico de ese hito no tiene precio, como no lo tuvo el 7 de julio de 2006, cuando las autoridades políticas en pleno, acompañadas de una amplia representación de la sociedad civil de Málaga, alumbraron el inicio de los trabajos de construcción. Algo más de 52 meses después de lo que fue un comienzo tardío, el proyecto del suburbano se asume como realidad en la ciudad, como un pago necesario para el normal avance de la capital. Pero, al tiempo, se admite que las ventajas ciertas de tan significativo medio de transporte no serán verdaderamente perceptibles hasta que, al menos, sea posible conectar Carretera de Cádiz con Renfe y desde aquí trasladarse, por ejemplo, al Hospital Clínico Universitario.
Otra cuestión es la efectividad de la maniobra, que se producirá, todo hay que decirlo, algunos meses antes de las elecciones autonómicas de 2012. Porque ¿quién usará el Metro en esta etapa inicial? ¿Para qué ponerlo en marcha cuando los tramos finalizados no permiten conectar los principales centros de atracción, caso de hospitales, la propia estación de trenes y otros puntos clave? Son algunos interrogantes que pesan sobre el escenario dibujado por la Junta, a los que sumar, ¿cuánto costará tener en servicio la infraestructura?
"No hemos entrado aún en ese debate de si se va a fijar o no un precio inicial en la puesta en funcionamiento, como tampoco hay una decisión cerrada sobre la plantilla que trabajará en la explotación", expone Salvo, quien asegura que serán puntos a tratar a principios de 2011. "En tres o cuatro meses hay que tomar decisiones como las tarifas técnicas de los distintos estadios de la obra hasta el año 35 (tiempo de concesión)", precisa.
Desde el punto de vista estrictamente técnico, la puesta en servicio de estos dos tramos posibilitará probar con suficiente tiempo el material móvil y el resto de instalaciones y equipos necesarios para cuando el suburbano sea puesto en carga en una extensión mayor de su recorrido y cuando el número de pasajeros sea realmente significativo. Como bien dijo Salvo a las pocas semanas de ser nombrado en el cargo, la idea pasa también por "crear un clima de amistad entre el ciudadano y el Metro".
Más allá de eso, incluso asume que en el caso del trazado de la Universidad podría aliviar los problemas de movilidad que se detectan en la zona, aunque para ello habrá que coordinar las tareas con la Empresa Malagueña de Transportes (EMT). En este sentido, apuntó la opción de que el tramo en superficie sirva a modo de lanzadera para dar servicio a la zona de ampliación del campus, sobre el que se proyectan las estaciones de El Cónsul, Rectorado y Colegios Mayores. Situación bien distinta es la que sufrirá Carretera de Cádiz, cuya apertura debe servir como "atractivo amable para que la gente se acerque; el malagueño tiene que familiarizarse con bajar al túnel".
"Ya estamos girando de la fase de construcción a la de explotación", señala, porque "ya se ha superado el ecuador en el que se empieza a ver que la infraestructura avanza adecuadamente y a partir de enero será cuando se empezarán a tomar decisiones relativas a la explotación como la plantilla, el billetaje, la tarjetas y la integración en el consorcio".
Cuando se le pregunta si se imagina el día en que el Metro empiece a funcionar, es claro: "Lo imagino todos los días". Como, según dice, lo hace cada uno de los alrededor de 1.800 operarios vinculados en este momento con la mayor obra en la historia reciente de la capital de la Costa del Sol. El Metro ya otea en el horizonte su presente más cercano.
Tictac, tictac. Un reloj inicia una particular y larga cuenta atrás. 365 días, 8.760 horas, 525.600 minutos... Esos son los números que marcan hoy el particular cronómetro del Metro de Málaga, la mayor infraestructura en la historia reciente de la ciudad que, de cumplirse con lo compromisos asumidos, deberá echar a andar el día 11 del mes 11 (noviembre) del año 2011. Tan singular ecuación numérica es obra del director del proyecto, Enrique Salvo, quien tuvo la valentía de fijar para dicho momento la entrada en servicio del suburbano. Un anuncio con el que dar realidad a una intervención que, según las primeras estimaciones, tendría que haber empezado a funcionar en febrero de 2009.
Pero que nadie piense, a un año vista, que podrá subirse en uno de los modernos trenes del ferrocarril urbano en la estación del Martín Carpena (ahora bautizada como Palacio de los Deportes) para dirigirse, por ejemplo, al Hospital Carlos Haya o al campus universitario de Teatinos. Para hacer realidad ese deseo, los vecinos de la capital deberán espera aún, previsiblemente, un par de años.
No, el hoy por hoy de la obra y del anuncio de la Junta de Andalucía es que el Metro funcione, sí, pero de manera significativamente reducida, puesto que el recorrido del mismo ese 11 de noviembre se limitará a la infraestructura que en ese momento esté culminada, que no será otra que la correspondiente a la línea 2, entre el Martín Carpena y Héroe Sostoa (sin llegar siquiera a la estación de Renfe) y el tramo en superficie que se ejecuta entre la Facultad de Derecho y Los Asperones, parcela donde se levantan las cocheras en las que dormirán y serán mantenidos los vagones.
Antes de que llegue ese momento queda tarea por delante. Son muchas las acciones que, como recuerda el director del proyecto, Enrique Salvo, hay que culminar. "La casa la tenemos casi terminada, pero quedan los detalles que hacen que la casa sea casa", dice a modo metafórico. Y esos detalles pasan por la terminación de la arquitectura, la colocación de las escaleras eléctricas y ascensores, la ejecución de las subestaciones que aportarán energía a los trenes y estaciones, la catenaria, los raíles... Y así un largo listado de tareas.
El valor simbólico de ese hito no tiene precio, como no lo tuvo el 7 de julio de 2006, cuando las autoridades políticas en pleno, acompañadas de una amplia representación de la sociedad civil de Málaga, alumbraron el inicio de los trabajos de construcción. Algo más de 52 meses después de lo que fue un comienzo tardío, el proyecto del suburbano se asume como realidad en la ciudad, como un pago necesario para el normal avance de la capital. Pero, al tiempo, se admite que las ventajas ciertas de tan significativo medio de transporte no serán verdaderamente perceptibles hasta que, al menos, sea posible conectar Carretera de Cádiz con Renfe y desde aquí trasladarse, por ejemplo, al Hospital Clínico Universitario.
Otra cuestión es la efectividad de la maniobra, que se producirá, todo hay que decirlo, algunos meses antes de las elecciones autonómicas de 2012. Porque ¿quién usará el Metro en esta etapa inicial? ¿Para qué ponerlo en marcha cuando los tramos finalizados no permiten conectar los principales centros de atracción, caso de hospitales, la propia estación de trenes y otros puntos clave? Son algunos interrogantes que pesan sobre el escenario dibujado por la Junta, a los que sumar, ¿cuánto costará tener en servicio la infraestructura?
"No hemos entrado aún en ese debate de si se va a fijar o no un precio inicial en la puesta en funcionamiento, como tampoco hay una decisión cerrada sobre la plantilla que trabajará en la explotación", expone Salvo, quien asegura que serán puntos a tratar a principios de 2011. "En tres o cuatro meses hay que tomar decisiones como las tarifas técnicas de los distintos estadios de la obra hasta el año 35 (tiempo de concesión)", precisa.
Desde el punto de vista estrictamente técnico, la puesta en servicio de estos dos tramos posibilitará probar con suficiente tiempo el material móvil y el resto de instalaciones y equipos necesarios para cuando el suburbano sea puesto en carga en una extensión mayor de su recorrido y cuando el número de pasajeros sea realmente significativo. Como bien dijo Salvo a las pocas semanas de ser nombrado en el cargo, la idea pasa también por "crear un clima de amistad entre el ciudadano y el Metro".
Más allá de eso, incluso asume que en el caso del trazado de la Universidad podría aliviar los problemas de movilidad que se detectan en la zona, aunque para ello habrá que coordinar las tareas con la Empresa Malagueña de Transportes (EMT). En este sentido, apuntó la opción de que el tramo en superficie sirva a modo de lanzadera para dar servicio a la zona de ampliación del campus, sobre el que se proyectan las estaciones de El Cónsul, Rectorado y Colegios Mayores. Situación bien distinta es la que sufrirá Carretera de Cádiz, cuya apertura debe servir como "atractivo amable para que la gente se acerque; el malagueño tiene que familiarizarse con bajar al túnel".
"Ya estamos girando de la fase de construcción a la de explotación", señala, porque "ya se ha superado el ecuador en el que se empieza a ver que la infraestructura avanza adecuadamente y a partir de enero será cuando se empezarán a tomar decisiones relativas a la explotación como la plantilla, el billetaje, la tarjetas y la integración en el consorcio".
Cuando se le pregunta si se imagina el día en que el Metro empiece a funcionar, es claro: "Lo imagino todos los días". Como, según dice, lo hace cada uno de los alrededor de 1.800 operarios vinculados en este momento con la mayor obra en la historia reciente de la capital de la Costa del Sol. El Metro ya otea en el horizonte su presente más cercano.