Ferreira dosifica a Apoño
El trabajo de prevención con el jugador hace que lleve casi un mes sin sufrir molestiasEl medio, sustituido en los cuatro últimos partidos, espera dar su mejor nivel si no tiene problemas antes de diciembre
Nadie discute que el jugador más importante del Málaga las tres últimas temporadas es Apoño. Sin él, el equipo carece de la fluidez y el criterio adecuados para competir en la élite sin pasar apuros. Jesualdo Ferreira lo tiene más que asumido y por eso desde el primer día una de las principales misiones del técnico y su equipo de trabajo ha sido recuperar físicamente al centrocampista de La Palmilla e intentar evitar las recaídas. El trabajo preventivo comienza a dar sus frutos, porque cumple casi un mes sin molestias.
Apoño fue exprimido la pasada temporada. La historia no es nueva. Desde el principio de Liga fue utilizado constantemente pese a estar a un 40 o un 50 por ciento y siempre al filo del alambre, con un riesgo mayúsculo de lesión. Esa fue una de las realidades de la pasada temporada que no trascendieron al aficionado. La falta de un jugador de sus características obligó a recurrir a él en un estado precario. Y aunque se dio el visto bueno a la contratación de Benachour, fue más que nada por la falta de un jugador de las características del palmillero en el mercado. Pero pronto el internacional tunecino se reveló como un futbolista con poco ritmo y escasa intensidad para actuar solo en la medular junto a un centrocampista de contención.
Secuelas
El verano pasado Apoño asumió su rol. Todo era nuevo: nuevos tiempos, nuevo contrato (en mayo ya estaba casi pactado) y nuevo entrenador, con el que además había que empezar de cero. Sin embargo, el tenaz trabajo en el estadio La Rosaleda durante el mes de vacaciones no surtió el efecto deseado. En cuanto comenzó el trabajo, aparecieron las secuelas. Algunos en el club no tardaron en acordarse de Salva, que estuvo más de un año con continuas 'goteras' (la segunda vuelta de la temporada del ascenso, y bien que lo acusó el equipo, y la primera de la que se disputó en la máxima categoría bajo la batuta de Antonio Tapia).
Ferreira y su cuerpo técnico prefirieron no precipitarse con Apoño. De antemano conviene incidir nuevamente en que por regla general al entrenador portugués no le gusta arriesgar lo más mínimo con aquellos jugadores que arrastran molestias. El mejor ejemplo se encuentra en la visita a Zaragoza: se quedaron en tierra dos piezas básicas en la medular, el propio Apoño y Sandro Silva.
Las molestias sufridas aquella semana por el centrocampista en La Palmilla no sirvieron más que para certificar la teoría de Ferreira. Aunque mermado, el entrenador y su grupo se dejaron llevar por las buenas sensaciones que decía sentir Apoño en la víspera del estreno liguero, frente al Valencia. Finalmente Disputó 23 minutos y no solo vio pasar en el 1-2 a Joaquín como un avión -expresión esta que utilizan con frecuencia los técnicos actuales-, sino que fue más un lastre que un revulsivo. Días después aparecieron algunas molestias y el luso optó por dejarlo en tierra y no llevarlo a Zaragoza.
Desde entonces, Apoño no ha recaído. En los cuatro últimos partidos Ferreira ha sabido dosificarlo no ya para que no forzara, sino además porque en su limitado estado físico el Málaga acusa en exceso cuando él empieza a perder intensidad. Contra el Sevilla fue relevado en el minuto 69 y protagonizó aspavientos dirigidos a uno de los miembros del cuerpo técnico, Nuno -el motivo fue que no había visto que el sustituido era él-, pero después en el banquillo mostró su malestar. Acostumbrado a ser indiscutible, no le gustó en absoluto ser el sacrificado.
Pero Apoño asumió días después, tras ser informado de las intenciones del técnico, que ese era el camino adecuado: no arriesgar. Y así en Getafe dejó el terreno de juego en el minuto 71; en casa contra el Villarreal, en el 59, y en Almería, en el 67. Siempre fue sustituido cuando su intensidad comenzaba a disminuir.
Ahora el jugador vuelve a recobrar la confianza. Y también los técnicos y sus propios compañeros. El principal deseo de Apoño es mantenerse un segundo mes sin molestias para recuperar su mejor nivel. En el Málaga mantendrán durante las próximas semanas la tesis de ir con pies de plomo, sin arriesgar un ápice, para que al comienzo de diciembre vuelva a ser el futbolista que se prodiga en los cambios de orientación, los envíos en largo de 30 metros, la férrea presión y las rápidas maniobras para dotar al equipo de la fluidez necesaria para explotar las numerosas virtudes de los atacantes. El equipo lo necesita y además es el único camino ara la recuperación total del centrocampista de La Palmilla.