El último minuto del 2008 tendrá sesenta y un segundos para corregir una pequeña anomalía entre los relojes atómicos y el tiempo astronómico, basado en la rotación de la Tierra.
EFE Los segundos intercalares se utilizan para mantener alineado el Tiempo Universal Coordinado (UTC) con las escalares astronómicas variables GMT y el Horario Universal (UTI).
Pero la Unión Internacional de Telecomunicaciones ha propuesto abolir esos segundos intercalares y añadir a cambio una hora cada seiscientos años aproximadamente, informa el semanario "New Scientist".
Ello tendría importantes repercusiones para el Reino Unido ya que la hora referida al meridiano de Greenwich (GMT) perdería su actual estatus internacional como la zona donde la hora local coincide con la hora universal por la que se regulan todos los relojes.
Esa zona de hora o tiempo universal se iría desplazando al Este hacia París durante cientos de años antes de volver otra vez a Greenwich, localidad próxima a Londres.
El cambio propuesto significaría también que por primera vez la hora oficial no estaría vinculada a la rotación astronómica de la Tierra.
En vez de que los segundos, los minutos y las horas se regulasen por el tiempo de rotación de la Tierra, se medirían exclusivamente de acuerdo con las oscilaciones de átomos de cesio.
"Ese cambio tendría profundas implicaciones culturales", señala Robert Massey, de la Royal Astronomical Society de Gran Bretaña.
También tendría implicaciones para los astrónomos, que tendrían que modificar el software operativo de sus telescopios.
El tiempo se calcula actualmente de diversos modos: hasta 1972 se hacía con referencia al GMT, es decir el tiempo solar medio en el Observatorio Real de Greenwich.
El Horario Universal (UTI) es una versión moderna del GMT, que se calcula dividiendo una rotación de la Tierra en 86.400 segundos.
Pero el planeta se está desacelerando gradualmente, por lo cual en 1972 se adoptó un nuevo estándar, basado en relojes atómicos de alta precisión.
El Tiempo Atómico Internacional (siglas en inglés: TAI, del que es responsable la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París, define actualmente un segundo como equivalente a 9.192,631.770 oscilaciones de un átomo de cesio-133.
En 1972 se añadieron diez segundos intercalares al UTC y desde entonces se han añadido otros veintitrés segundos, la última vez a finales del 2005.
Los científicos consideran, sin embargo, que todo eso crea mucha confusión y puede perturbar el funcionamiento de algunos programas informáticos.
Estados Unidos propuso sin éxito un cambio en el 2005 y este año la Unión Internacional de Telecomunicaciones ha vuelto a suscitar el tema.
Un grupo de trabajo creado al efecto publicó el pasado junio un informe según el cual la mayoría de los expertos está a favor de suprimir los segundos intercalares y propondrá el cambio.
El próximo año tendrá lugar seguramente una votación al respecto y si un 70 por ciento de los 191 miembros de ese organismo lo aprueba, se remitirá el asunto a la Conferencia Mundial de la Radio en el 2011, que será quien tome la decisión definitiva.
Gran Bretaña y China se oponen al cambio mientras que Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Rusia y Japón ese muestran a favor.
EFE Los segundos intercalares se utilizan para mantener alineado el Tiempo Universal Coordinado (UTC) con las escalares astronómicas variables GMT y el Horario Universal (UTI).
Pero la Unión Internacional de Telecomunicaciones ha propuesto abolir esos segundos intercalares y añadir a cambio una hora cada seiscientos años aproximadamente, informa el semanario "New Scientist".
Ello tendría importantes repercusiones para el Reino Unido ya que la hora referida al meridiano de Greenwich (GMT) perdería su actual estatus internacional como la zona donde la hora local coincide con la hora universal por la que se regulan todos los relojes.
Esa zona de hora o tiempo universal se iría desplazando al Este hacia París durante cientos de años antes de volver otra vez a Greenwich, localidad próxima a Londres.
El cambio propuesto significaría también que por primera vez la hora oficial no estaría vinculada a la rotación astronómica de la Tierra.
En vez de que los segundos, los minutos y las horas se regulasen por el tiempo de rotación de la Tierra, se medirían exclusivamente de acuerdo con las oscilaciones de átomos de cesio.
"Ese cambio tendría profundas implicaciones culturales", señala Robert Massey, de la Royal Astronomical Society de Gran Bretaña.
También tendría implicaciones para los astrónomos, que tendrían que modificar el software operativo de sus telescopios.
El tiempo se calcula actualmente de diversos modos: hasta 1972 se hacía con referencia al GMT, es decir el tiempo solar medio en el Observatorio Real de Greenwich.
El Horario Universal (UTI) es una versión moderna del GMT, que se calcula dividiendo una rotación de la Tierra en 86.400 segundos.
Pero el planeta se está desacelerando gradualmente, por lo cual en 1972 se adoptó un nuevo estándar, basado en relojes atómicos de alta precisión.
El Tiempo Atómico Internacional (siglas en inglés: TAI, del que es responsable la Oficina Internacional de Pesos y Medidas de París, define actualmente un segundo como equivalente a 9.192,631.770 oscilaciones de un átomo de cesio-133.
En 1972 se añadieron diez segundos intercalares al UTC y desde entonces se han añadido otros veintitrés segundos, la última vez a finales del 2005.
Los científicos consideran, sin embargo, que todo eso crea mucha confusión y puede perturbar el funcionamiento de algunos programas informáticos.
Estados Unidos propuso sin éxito un cambio en el 2005 y este año la Unión Internacional de Telecomunicaciones ha vuelto a suscitar el tema.
Un grupo de trabajo creado al efecto publicó el pasado junio un informe según el cual la mayoría de los expertos está a favor de suprimir los segundos intercalares y propondrá el cambio.
El próximo año tendrá lugar seguramente una votación al respecto y si un 70 por ciento de los 191 miembros de ese organismo lo aprueba, se remitirá el asunto a la Conferencia Mundial de la Radio en el 2011, que será quien tome la decisión definitiva.
Gran Bretaña y China se oponen al cambio mientras que Estados Unidos, Francia, Alemania, Italia, Rusia y Japón ese muestran a favor.