Un derbi para soñar
Juanito no pasa la última prueba y precipita el regreso de Sandro Silva Contra el discurrir de los últimos años, el Málaga-Sevilla de hoy se presenta más igualado de fuerzas
El tiempo en el fútbol causa más estragos que el ritmo biológico. Hace menos de cinco meses el Málaga palidecía en la tabla. Decimoséptimo, en la orilla del descenso y después de tres jornadas sin ganar. No volvería a hacerlo en el resto de la temporada, pero milagrosamente salvó sus huesos en la categoría. En aquel último derbi contra el Sevilla un gol de Caicedo ilusionó en vano al aficionado. En la primera parte, el cuadro blanquiazul asfixió a su rival, pero se vació en el intento. Quedó expuesto a la remontada, certificada con los goles de los canteranos Cala (debutante) y Lolo, ex malaguista.
Fue una nueva decepción en uno de los partidos que más pesan en el ánimo del aficionado, pero un desenlace previsible, porque el Sevilla se ha acostumbrado en los últimos años a ganar títulos y competir en la Champions, y el Málaga parecía con un proyecto agotado, condenado antes o después a regresar a Segunda. Sin que haya llovido mucho desde entonces, resulta sorprendente hasta qué punto se han igualado las fuerzas. El cuadro hispalense se ha tenido que conformar con jugar la Liga Europa, y hasta en el segundo torneo continental sufre. Al mismo tiempo, su rival ha batido récord en su inversión y aspira a convertirse en un conjunto de la zona media, sin agobios. Su potencial ofensivo inquieta a cualquiera con seis goles en dos jornadas.
Parece evidente que las fuerzas hoy estarán igualadas. Más si cabe después de conocerse que la derrota del Sevilla del jueves contra el París Saint-Germain (0-1) no solo avivó el descontento en el entorno, sino que también causó las bajas de Jesús Navas, Luis Fabiano y Konko. Nada menos que los tres jugadores más desequilibrantes en ataque del equipo: el primero, por su capacidad de desborde; el segundo, por ser el delantero llamado a marcar diferencias, y el lateral, bigoleador ante el Levante, por su excelente estado de forma y la confianza alcanzada en ataque.
Con todo, se equivocaría el Málaga al creerse favorito o al incurrir en un ejercicio de autocomplacencia. Sigue siendo un equipo en construcción, sin los cimientos necesarios en defensa, y la proeza en Zaragoza, con cinco goles en 35 minutos, será difícil de repetir. Aunque la intención del cuerpo técnico es que el equipo pueda ser paciente en la construcción de las jugadas y tenga recursos para llevar la iniciativa de los partidos, lo cierto es que hasta hora se ha destacado por sus rápidas transiciones y su peligro ante los grandes espacios. A falta de que lleguen rivales de la zona baja que jueguen pertrechados atrás, el Sevilla vuelve a ser uno de esos visitantes que pueden combinar bien con su temible contragolpe.
Vuelve a estar el Málaga diezmado por las ausencias: las de larga duración de Duda, Manolo, Hélder Rosário y Malagueño, el problema menor de Sebastián Fernández y el percance de última hora de Juanito, que como avanzó este periódico no pudo completar el entrenamiento del viernes y ayer no superó la última prueba. Quizás no estaba en sus planes iniciales ante una serie de tres partidos en nueve días, pero Jesualdo Ferreira recuperó a Sandro Silva, que no se ha ejercitado con normalidad hasta el tramo final de la semana tras una sobrecarga de aductores que también le impidió viajar a Zaragoza. Con la presencia del brasileño como sostén en el centro del campo y la previsible de Rondón (en lugar de Edinho) se completarían las novedades respecto al último partido. Apoño e Iván vuelven a la convocatoria, de diecinueve hombres, por lo que esta tarde habrá un nuevo descarte.
El Málaga dispone de variantes en su dibujo, el 4-3-3 y el 4-1-4-1 que usó en Zaragoza. La diferencia puede estar en que Eliseu juegue por fuera o lo haga por dentro. La polivalencia de Juanmi y Quincy se lo permiten, pero el Sevilla, tocado en el orgullo, exige un respeto, que no es incompatible con la ambición que preconiza Ferreira.
Fue una nueva decepción en uno de los partidos que más pesan en el ánimo del aficionado, pero un desenlace previsible, porque el Sevilla se ha acostumbrado en los últimos años a ganar títulos y competir en la Champions, y el Málaga parecía con un proyecto agotado, condenado antes o después a regresar a Segunda. Sin que haya llovido mucho desde entonces, resulta sorprendente hasta qué punto se han igualado las fuerzas. El cuadro hispalense se ha tenido que conformar con jugar la Liga Europa, y hasta en el segundo torneo continental sufre. Al mismo tiempo, su rival ha batido récord en su inversión y aspira a convertirse en un conjunto de la zona media, sin agobios. Su potencial ofensivo inquieta a cualquiera con seis goles en dos jornadas.
Parece evidente que las fuerzas hoy estarán igualadas. Más si cabe después de conocerse que la derrota del Sevilla del jueves contra el París Saint-Germain (0-1) no solo avivó el descontento en el entorno, sino que también causó las bajas de Jesús Navas, Luis Fabiano y Konko. Nada menos que los tres jugadores más desequilibrantes en ataque del equipo: el primero, por su capacidad de desborde; el segundo, por ser el delantero llamado a marcar diferencias, y el lateral, bigoleador ante el Levante, por su excelente estado de forma y la confianza alcanzada en ataque.
Con todo, se equivocaría el Málaga al creerse favorito o al incurrir en un ejercicio de autocomplacencia. Sigue siendo un equipo en construcción, sin los cimientos necesarios en defensa, y la proeza en Zaragoza, con cinco goles en 35 minutos, será difícil de repetir. Aunque la intención del cuerpo técnico es que el equipo pueda ser paciente en la construcción de las jugadas y tenga recursos para llevar la iniciativa de los partidos, lo cierto es que hasta hora se ha destacado por sus rápidas transiciones y su peligro ante los grandes espacios. A falta de que lleguen rivales de la zona baja que jueguen pertrechados atrás, el Sevilla vuelve a ser uno de esos visitantes que pueden combinar bien con su temible contragolpe.
Vuelve a estar el Málaga diezmado por las ausencias: las de larga duración de Duda, Manolo, Hélder Rosário y Malagueño, el problema menor de Sebastián Fernández y el percance de última hora de Juanito, que como avanzó este periódico no pudo completar el entrenamiento del viernes y ayer no superó la última prueba. Quizás no estaba en sus planes iniciales ante una serie de tres partidos en nueve días, pero Jesualdo Ferreira recuperó a Sandro Silva, que no se ha ejercitado con normalidad hasta el tramo final de la semana tras una sobrecarga de aductores que también le impidió viajar a Zaragoza. Con la presencia del brasileño como sostén en el centro del campo y la previsible de Rondón (en lugar de Edinho) se completarían las novedades respecto al último partido. Apoño e Iván vuelven a la convocatoria, de diecinueve hombres, por lo que esta tarde habrá un nuevo descarte.
El Málaga dispone de variantes en su dibujo, el 4-3-3 y el 4-1-4-1 que usó en Zaragoza. La diferencia puede estar en que Eliseu juegue por fuera o lo haga por dentro. La polivalencia de Juanmi y Quincy se lo permiten, pero el Sevilla, tocado en el orgullo, exige un respeto, que no es incompatible con la ambición que preconiza Ferreira.